Capitulo XXV (Me abandonó)

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- ¿Tony?...

Aquello tenía que ser un sueño, se sentía tan irreal, tan ilógico. La cabeza comenzaba a darle vueltas.

Trató de agarrarse al cajón de la cómoda que aún tenía abierto, pero cayó de rodillas tratando de buscar el aire que se había escapado de sus pulmones.

¿Aquel era Tony? ¿Su Tony?

Trató de llamar a Sam, pero las palabras no salían ya de su boca. Con el esfuerzo solo consiguió vomitar sobre el frio suelo de la habitación. Todo a su alrededor se volvió borroso, su cuerpo entero estaba comenzando a sudar y a temblar.
Se arrastró como pudo hasta su mesilla de noche, donde su teléfono móvil se cargaba desde la noche anterior y sin saber cómo hizo una llamada a Sam.
Tenía la sensación de no poder respirar, de que su corazón no palpitaba y sentía un fuerte dolor, cómo si le hubiera caído una losa, que le oprimía el pecho y la espalda.

Hacía años que no le pasaba nada parecido y las otras veces, no recordaba que aquel malestar hubiera sido tan fuerte ni de lejos, por lo que el miedo se apoderó de ella, colapsó y se quedó tendida e inerte sobre el suelo.

Sam entró al cuarto de Tasha al ver que esta no le respondía al teléfono. En un principio pensó que sólo le había llamado para pedirle alguna tontería, pero al abrir la puerta y encontrarla ahí tirada en el suelo, entró en pánico porque conocía los problemas de salud de su hermana.
Tasha siempre padeció del corazón. La madre adoptiva de ambos, la señora Wilson, siempre recordaba a todos sus hermanos que no debían asustarla, ni fatigarla demasiado.
Desde que la adoptaron había recibido medicación para ello y así, aunque jamás obtuvo una diagnóstico claro, había llevado una vida medianamente normal hasta ahora.

Sin pensarlo llamó a emergencias y pronto estuvieron en el hospital.

Pasaron horas sin noticias de lo que estaba pasando, horas que a Sam se le hicieron eternas. No quería llamar a su familia con una noticia así y rezaba porque todo acabara bien. También agradecía porque su seguro cubriera todo aquello, se decía que eso era secundario. Pero igualmente no podía evitar que se le pasara por la cabeza.

Aquel hospital donde habían ido, se suponía que era de los mejores de todo Nueva York.

Al fin un doctor se acercó a él con noticias. Tasha se encontraba estable, pero el diagnóstico no era el mejor. Había sufrido un pre- infarto, provocado por alguna impresión fuerte unida al problema cardíaco que ya padecía.

Debía pasar unos días en el hospital, le recomendaron reposo, modificación de la medicación y no alterarse por nada. Sam no dejaba de preguntarse qué impresión podía haberse llevado su hermana si se encontraba sola en su habitación. Repasó mentalmente aquella mañana: el comportamiento extraño de Tasha, la dona que había encontrado tirada en el suelo del salón, la fórmula que encontró pintada en el baño cuando llegó de correr y fue a ducharse. En aquel momento no la entendió y pensó que era algún apunte extraño de su hermana, y que ya le regañaría más tarde por eso. Ahora todo le parecía sospechoso, hasta había repasado el teléfono de la chica por si había alguna llamada sospechosa, pero nada.

Permaneció en silencio junto a la cama de Tasha, esperando a que esta despertara o a que le dieran los resultados de todas las pruebas que le habían hecho.

Era ya de noche cuando se percató de que la castaña se removía en la pequeña cama de hospital. Se acercó a ella y le sujetó la mano mientras observaba como abría poco a poco los ojos.

- Me has asustado un poco ¿Sabes? ¿Cómo estás? -Preguntó Sam con una voz muy suave y una cálida sonrisa.

- Amo a mi hermano. Contestó Tasha con una clara congoja.

EN OTRA VIDA (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora