Se despertó con un escandaloso sonido, sin abrir los ojos llevó sus manos a donde sabía muy bien estaba el molesto aparato y apretando un botón lo silenció, rápidamente volvió a dejar su brazo donde lo tenía antes de su interrupción para intentar continuar con su sueño y sus fosas nasales se inundaron de ése olor a cítricos que lo enloquecía, sonrió al pensar que se estaba volviendo un maníaco y abriendo lentamente los ojos la observó allí, dormida junto a él, recuerdos de la noche anterior llegaron a su memoria y disfrutó ese momento, pues tenerla así tan serena, rendida en sus sueños, provocaba en él tantas sensaciones, de algo estaba seguro y es que esa chica lo estaba idiotizando por completo.
Después de deleitarse lo suficiente con el espectáculo de mujer que yacía junto a él en su cama, decidió despertarla, era lunes y ya que eran casi las siete de la mañana, se habían desvelado con tantas películas.
― Nina, debemos irnos ― susurró cerca del oído de aquella chica que lo estaba enloqueciendo.
― No quiero, tengo mucho sueño ― respondió medio dormida.
― También me gustaría quedarme aquí para siempre pero ya amaneció y tengo clases.
― ¿Qué? ¿Qué hora es? ― preguntó mientras se paraba de un solo salto.
― Son casi las siete de la mañana ― respondió Matteo un poco divertido
― Es tardísimo, debiste levantarme antes.
― Bueno, primero debo lavar mis dientes y arreglarme... y tal ves tú deberías hacer lo mismo.
― Cinco minutos y me voy sola o contigo ― dijo mientras salía de esa habitación.
Definitivamente estaba decidida a irse si él no estaba listo ponto, así que inmediatamente se levantó y se dio una corta ducha se vistió como siempre pero esta vez sin la chaqueta, dejó su cabello alborotado, salió de su habitación y quedó sorprendido con lo que estaba frente a él.
Nina se había puesto una ropa nueva que había comprado el día anterior, traía un jean negro que se ajustaba perfectamente a su delgado cuerpo, tenía puesta una franelita verde sencilla y su cabello suelto perfectamente peinado, se había maquillado, nada exagerado pero sin embargo él lo notó; sus labios con ese brillo se veían aun más provocativos, se acercó a ella sin poder detenerse y muy cerca de su rostro serró los ojos respirando aquel perfume de su piel, que sin duda era delicioso, era un aroma fresco y cítrico, le encantaba.
Esa mujer no era en nada la misma que había visto aquella mañana sentada frente a la panadería.
Ella también quedó sorprendida cuando lo vio, ya no tenia la chaqueta negra de cuero que siempre traía y que lo hacia ver tan oscuro, este Matteo que tenía frente a ella era diferente, se veía fresco, relajado, sin preocupaciones, verlo así con su cabello aun húmedo y algo alborotado lo hacia ver diferente.
La miró detalladamente produciendo dentro de ella un tsunami de sensaciones que no sabía descifrar, pero algo sí era seguro, moría por volver a besarla.
Él se acerco demasiado a ella y pensó que la besaría pero lo que hizo la sorprendió aun más, serró los ojos muy cerca de ella, la estaba disfrutando de una manera única, no la besaba, no la tocaba, solo estaba allí, disfrutándola, de golpe abrió los ojos y se encontró con los de ella.
― Dime que también lo sientes, dime que también sientes esto por favor ― suplicó desesperado
― Siempre Matteo, siempre lo he sentido ― aceptó ya derrotada, no podía seguir luchando contra lo inevitable
― Me volverás loco, no sé lo que me pasa contigo, me idiotizas totalmente.
― Yo tampoco sé qué pasa, no me había sentido así nunca.
― Muero por besarte ahora mismo ― susurró él como pidiendo permiso.
― Entonces hazlo ― concedió sin dudarlo.
Él, suave y lentamente llevó sus grandes manos a sus delicadas y sonrojadas mejillas, las tomó con firmeza trayéndola hacia él y la besó, de una forma tierna, delicada, quería sentir cada milímetro de sus labios, de su boca, con cada rose sentía su corazón acelerado, esto no le había pasado con ninguna mujer, a nadie había besado así con tanta dulzura, se deleitó en sus labios, por un momento se olvidaron de lo apurado que estaban, ella se dejo llevar por él y se entregó completamente a su boca, llevó sus manos a su tonificado pecho y las dejó allí. Él en ningún momento la soltó, lentamente se separaron, pegó su frente a la de ella y bajó sus manos tomando las de ella entrelazando sus dedos, aun con sus corazones acelerados y sintiendo como si un volcán entrara en erupción dentro de ellos, decidieron salir del apartamento, sin decir una palabra.
El camino a la panadería fue silencioso, la música de alguna estación de radio era la que llenaba el silencio cómodo que había entre ellos, esta vez ella no miraba por la ventanilla, esta vez lo miraba a él, se veía diferente, de momentos el volteaba a verla, le gustaba esa nueva sensación que le provocaba el ser observado por ella, sin darse cuenta llegaron y antes de bajar del auto el decidió romper el silencio.
― Me gustas, me gustas mucho ― confesó luego de apagar el motor del auto ― no sé lo que siento, no sé lo que me pasa, no estoy listo para una relación formal, nunca la he tenido, pero me gustas.
― Matteo no te preocupes, el tiempo aclarará todas nuestras dudas.
― ¿Tú también tienes dudas? ― preguntó quería saber si ella se sentía igual
― Claro, esto también es nuevo para mí y tampoco estoy lista para una relación y... ― se calló ante la duda, no sabia si debía decirlo aun.
― ¿Y? ― insistió él, quería saberlo todo.
― Me gustas, también me gustas mucho ― le confesó decidida, ya no tenía caso seguir negándolo
Con un movimiento rápido se acercó a ella y la volvió a besar, un beso rápido, fugaz, al separarse los dos sonrieron y bajaron del auto, estaban inundados de miedos y seguros de que estaban viviendo algo totalmente nuevo para ellos.
Entraron a la panadería que ya estaba llena de clientes, saludaron a todos que los miraban sorprendidos, los chicos sonreían y Meli miraba de forma extraña a Matteo, como reclamándole algo, mirada que para Nina no pasó desapercibida, Nina tomó la pizarra y borró lo que ella misma había anotado antes y en su lugar escribió " no hay ser humano, por cobarde que sea, que no pueda convertirse en héroe por amor" una cita de un libro que quedó grabada en su mente y que era una descripción exacta de lo que sentía en ese momento.
Se sentía tan asustada, no quería estropear nada de lo que, asta ahora había logrado pero ¿Cómo no luchar por eso intenso que estaba sintiendo por Matteo? Y no paraba de pensar que tal vez la vida le estaba dando un motivo por el cual luchar, se sentía motivada,
dispuesta a luchar contra quien sea. Se convertiría en su propia heroína. Si esta era ésa oportunidad que tanto le había pedido a la vida en sus noches de soledad y pena, entonces no la dejaría escapar.Matteo la observaba mientras escribía perdida en sus pensamientos, esa manía de morderse el labio lo enloquecía y no pudo dejar de sonreír al ver lo que había escrito. Eso era él, un cobarde. Tenía
miedo de dañarla, sabía que no era bueno para ella pero como siempre tan egoísta no la quería dejar ir. La necesitaba, ella se había convertido en ese nuevo motivo, esa nueva razón que la vida le había dado para querer ser mejor ¿Cómo dejarla ir? Al sentirse aludido se acercó a ella y perdido en esos ojos verdosos le dijo.― Si, reconozco que soy un cobarde, pero pelearé Nina, no te dejaré ir. Me convertiré en tu héroe.
ESTÁS LEYENDO
EL DESTINO 💚MATTINA💚
FanfictionElla busca seguridad, compañía y estabilidad. Él necesita solucionar sus problemas y demostrarse a sí mismo y a su familia que es capaz de llevar bien el pequeño negocio y los estudios. Ninguno de los dos se estaba buscando, sin embargo la vida acer...