💙ESCAPE💙

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Se fue a la universidad y se sumergió en sus clases que hoy parecían estar más aburridas que de costumbre, tal vez porque unos ojos grandes y elocuentes estaban en su mente a cada momento sin dejarle descanso y eso, lejos de molestarle le hacía reír como un tonto todo el día. Fue un poco incomodo soportar a Gastón con sus bromas pesadas, pues era primera vez que veía a su mejor amigo enamorado y no paraba de decirle cosas que lo avergonzaban y a la vez le llenaban de alegría el alma, era una extraña mezcla de sentimientos que danzaban en su interior como si de una fiesta se tratase provocándole así mil sensaciones que jamás había experimentado pero que, sin duda alguna estaba dispuesto a vivir a plenitud.

La mañana de Nina se fue como agua entre los dedos, no paró de trabajar ni un momento, era una mañana calurosa y la mayoría de las personas entraban al local buscando alguna bebida fría para refrescarse y el lugar estaba realmente abarrotado. Salió a descansar más tarde de lo normal, cuando ya los clientes no eran muchos. Se retiró a la pequeña oficina con la intención de almorzar tranquilamente encontrándose con Meli que ya se retiraba a trabajar nuevamente pero al ver que Alejandro y Manu se defendían bien con los pocos clientes que habían decidió quedarse a conversar con la castaña a la que no conocía muy bien pero que ya comenzaba a querer como una hija.

─ Y... ¿Cómo van las cosas con Matteo? ─ preguntó Meli iniciando la conversación, su misión era sacarle por fin a Nina algo de información.

─ Pues bien ─ respondió sin querer ahondar en el tema.

─ Más que bien, diría yo ─ dijo irónicamente Meli, al ver que Nina no tenía la más mínima intención de soltar ningún detalle.

─ ¿Qué quieres decir?

─Que todo es demasiado evidente. Matteo no es malo─ comenzó a explicar ─ solo es un muchacho que le ha tocado una vida difícil Nina, lo conozco desde que era un niño y me atrevo a decir que a veces es demasiado ingenuo, confía demasiado en las personas, confía demasiado en ti y no te conocemos bien todavía.

─ Ya saben lo que necesitan saber.

─ No estoy segura de eso.

─ Pues entonces no les queda otra que confiar en mí.

─ Sé que tus intenciones son buenas pero...

─ ¿Pero?

─ ¿Cuáles son tus verdaderas intenciones con Matteo? ─ inquirió sin aguantar ni disfrazar más la intención de su interrogatorio.

─ ¿qué? ─ contestó algo nerviosa ─ ¿Cuáles intenciones? Matteo no es un niño y yo tampoco.

Meli ya se estaba desesperando, no sabía que palabras debía usar para hacer que Nina le de algo de información.

─ Dime la vedad Nina ¿Qué quieres de nosotros? ¿Qué quieres de Matteo?

─ ¿Que qué quiero? Meli creo que me estas juzgando mal.

─ No, no te estoy juzgando mal. Estoy sacando conclusiones con la poca información que me das ¿Quieres dinero? ¿Qué quieres?

─ Yo no tengo por qué soportar esto ─ respondió dolida ─ me dijiste que te podía ver como una madre, pero ya veo que no. Una madre no le hace falta escuchar explicaciones, con una mirada le bastaría para entenderlo todo. Ya veo por qué no tienes hijos, el papel de madre te queda grande ─ y sin agregar más palabras a su dolido discurso salió
de la pequeña oficina con lágrimas en sus ojos.

Dolía, dolía que la juzgaran de esa manera ¿De verdad pensaba que lo que quería era dinero? Si fue precisamente por tenerlo que estaba viviendo aquella pesadilla, el dinero era lo que menos quería de Matteo, lo quería a él, nada más.

Caminó y caminó por las calles de aquella ciudad desconocida para ella, pasó por lugares que se le hacían familiares pues hacían tan solo unos días esos mismos lugares eran su hogar. La noche no tardó en llegar y con ella el frío de la ciudad crepuscular Argentina se instaló en sus huesos, decidió sentarse un momento a descansar intentando también ubicarse un poco, fue en ese momento que extrañó a aquel hombre de cabello alborotado, ése que lograba
hacerla temblar y que le hacia sentir fuego en sus entrañas con solo mirarla.

― Buenas noches― saludó Matteo muy sonriente al entrar a la panadería, moría por verla, la buscó con la mirada y no la vio, notó los rostros de los chicos y supo que algo andaba mal, camino a grandes pasos hasta la oficina y al entrar estaba Meli preocupada.

― ¿Qué paso? ― preguntó al verla.

― Se fue ― dijo llena de tristeza ― Nina se fue.

― ¿Cómo que se fue? ¿A dónde? ¿Por qué? ― cuestionó Matteo confundido, desesperado.

― Yo... estábamos hablando, le dije algunas cosas, quería presionarla, quería que me contara su pasado ─ trató de buscar una excusa a su mal comportamiento, sabía que la había presionado de forma incorrecta, se sentía tan culpable─ Matteo hace frio y no ha comido, búscala por favor ─ le rogó ─ todo esto es mi culpa.

EL DESTINO 💚MATTINA💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora