💜 FRIO 💜

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Frío fue lo que sintió al ver como se alejaba de ella, sabía que algo no estaba bien, que Matteo le ocultaba cosas importantes, confiaba en que algún día se abriría con ella y le contaría todo lo que ella quería saber y lo estaba haciendo; le había hablado de sus padres, de sus miedos e inseguridades, sin duda le conocía mucho mejor pero
había ese algo, eso que siempre lo hacía irse a altas horas de la noche, pensó en seguirlo pero ¿A dónde? Lo mejor sería esperar aunque sabía muy bien que le iba a se imposible dormir.

Se fue a su habitación, se dio una ducha, se acostó y como lo esperaba no pudo dormir, sentía el corazón latir tan fuerte y descontrolado que se asustó, era como un presentimiento, sabía que
el no quería que lo esperara pero no podía quedarse allí, no con ese susto instalado en su alma. Salió de su habitación y se fue a la de él, se acostó en su cama aspirando su olor y sin darse cuenta se quedó dormida.

Matteo llegó a su cita con el Don, al entrar al pequeño salón vio que junto al Don se encontraba Simón y que hablaban algo entre ellos.

― ¿Que hay Don? ― preguntó Matteo a manera de saludo.

Simón y el Don voltearon al escucharlo, el joven castaño lo observaba con una expresión extraña en su rostro, no lo conocía muy bien pero sin duda se mostraba incomodo, el Don se levantó de su silla y caminó hacia él, ya estaba sobre los sesenta años y usaba un bastón para apoyar su pierna derecha que quedó prácticamente inservible
después de un terrible accidente hace varios años.

― Tengo una última misión para ti, Matteo ― dijo el Don a espaldas de él.

― Así dijiste la última vez, me dijiste que estaría fuera de todo esto.

― Si, sé lo que dije muchacho, pero no tengo a quien encomendarle
esta misión, es demasiado jugosa― le informó ― confió solo en ti para esto y en Simón, que será tu sucesor una vez halla terminado todo esto.

― ¿Qué misión es? ― quiso saber.

― Primero debes decirme si estas dispuesto a hacer lo que sea para
dejarnos, esta es una misión fácil aunque dudo que lo sea para ti
¿Estas dispuesto, Matteo Balsano?

Dudó por un momento, había algo en la forma de hablar del Don, algo en sus palabras que era diferente esta vez pero aun así no podia negarse, debía arriesgarse una vez más, lo haría por ella y solo por ella.

― Si, estoy dispuesto ― respondió, después de pensar por un momento.

― Bien entonces siéntate muchacho, tenemos mucho de qué hablar.

Ya eran las 4 de la madrugada, Nina despertó con el mismo latir
apresurado de su corazón, él no había llegado. Se levantó de la cama
sudando, bajó hasta la cocina por un vaso de agua y allí estaba él, se veía realmente mal, tenía el rostro todo golpeado y manchado de sangre, aún estaba alterado y con la mirada perdida, Nina hizo un esfuerzo enorme por ignorarlo, pero no pudo así que buscó el
botiquín de primeros auxilios y los puso sobre la mesa logrando que la notara allí.

― Lo siento ― se disculpó Matteo al verla ― no debí tratarte así, sé que solo te preocupas por mi y estoy agradecido por eso, es solo que la vida a veces es cruel, inesperadamente te da te da algo hermoso y de la misma manera te lo quita.

Nina no respondió nada, sacó una pequeña gaza con algo de alcohol
y comenzó a limpiar sus heridas, él se quedó tranquilo mientras se dejaba curar, la notaba tranquila y decidió no seguir hablando por miedo a dañar la atmosfera agradable que, a pesar de lo ocurrido, comenzaba a formarse entre ellos. No dejaba de pensar en lo que
había pasado ¿Cómo pudo aceptar aquel trato con el Don? No sería
capaz de dañarla, de entregarla a ese hombre que sabía era el causante de todas sus tristezas, no sabía qué hacer, se había prometido cuidarla, no quería verla sufrir y menos ser él quien la
llevara a eso pero ¿Qué debía hacer? El peso de la culpa ya comenzaba a hacer mella en su interior y se sentía morir con cada segundo que pasaba y al verla allí cuidándolo sólo lograba intensificar aún más el dolor que sentía en su corazón porque sabía el daño que le haría, que en menos de una semana su vida ya no sería la misma y todo gracias a él.

― Una vez mis padres me regalaron una pequeña perrita, una golden retriver, era apenas una cachorrita ― comenzó a contarle Nina, no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, mucho menos de lo que estaba pasando con ese hombre que la enloquecía cada vez más, pero
sentía la necesidad de tranquilizarlo, de hacerle saber que todo estaría bien, que sin importar lo que pase ya estaba enamorada de él y eso nada ni nadie lo cambiaría ─ la verdad es que nunca me
gustaron los perros, pero izzi era especial ─ continuó─ pasó el tiempo y pedí a mis padres otro regalo y ellos no me lo quisieron dar, dijeron que ya tenía a izzi y que no me darían nada hasta que de verdad lo mereciera, me molesté pero no con mis padres, me moleste
con izzi, yo no la había pedido y sentía que por su culpa no me darían el viaje que tanto quería, al tiempo me di cuenta que no me hacía falta viajar, ya había viajado mucho, lo que sí me hacia falta
era compañía y eso era lo que izzi me daba ─ terminó de limpiar las
heridas, guardó todo en su lugar y sentándose al frente de él concluyó ─ lo que quiero decirte con todo esto es que la vida no siempre nos da lo que queremos, pero sí lo que necesitamos y
debemos ser agradecidos.

─Nina yo…

─ No quiero invadir tu vida Matteo, tal vez yo...

― Tal vez tú no eras lo que yo quería, pero sí eres lo que necesitaba, lo que siempre necesité, te quiero, pero... ─ dudó un poco ¿Debía decirle toda la verdad? ─ No soy bueno para ti, estás a tiempo de huir, no quiero hacerte daño, tal vez más a delante tú y yo podamos...
Tal vez ahora no es nuestro tiempo.

― No creo en las casualidades, si Meli me vió y pasó todo lo que ha pasado hasta ahora es por algo, la vida se ha encargado de unirnos.

― La vida es cruel Nina, nos une con las personas menos indicadas.

― Tal vez, pero eso es algo que quiero descubrir por mí misma.

― Pues no deberías, saldrás lastimada de todo esto, vete ahora que estas a tiempo.

― Hablas como si estuvieras seguro de lo que sucederá en el futuro y los dos sabemos que es incierto, no insistas más, quiero quedarme aquí, contigo ― quería hacerle entender que estaba exagerando las cosas, nada malo podría pasarle si estaba con él, que se sentía segura y protegida a su lado ― a menos que tú no quieras y si ese es el caso
solo debes decirlo y me iré.

─ Sabes que no quiero que te alejes de mi, Nina ─ confesó rendido totalmente ante la dulzura de esta mujer, se abrazó a ella y quiso quedarse allí eternamente si era posible.

─ Deberías dormir ─ propuso al verlo tan agotado.

― No quiero dormir ─ contestó aun pegado a ella ─ ¿Tú que haces
despierta?

― Yo... no pude dormir, estaba preocupada.

― Tal vez sea buena idea acostarnos un rato entonces.

― Tal vez, pero mejor voy a darme una ducha caliente, ya son las 5 y en un rato debemos irnos.

─ Pero yo soy el jefe, tomémonos el día.

─ Lamento no obedecerle esta vez, Jefe ─ contestó mientras se separaba de él y se dirigía a su habitación

─ Ya lo sé Nina, nunca obedeces.

EL DESTINO 💚MATTINA💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora