𝓦𝓻𝓸𝓷𝓰 [𝓴𝓸𝓸𝓴𝓿]

Capítulo 20

Dedicado a Pacifica-ARMY ¡Espero y te guste bebé!

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TAEHYUNG

- ¡Tae! ¡Mi pequeño Tae! - Dijo aquél chico al que yo consideraba un hermano.

- ¿Seokjin? - Pregunté. Él estaba ahí, debajo de la sombra de un gran árbol, parecía tranquilo y relajado. Mi vista viajó más allá y pude ver a alguien más... - ¿Baekhyun? - fueron cuestión de segundos para sentir mis ojos picar como nunca antes.

Seokjin me saludaba a lo lejos; llevaba puesto un suéter holgado, el viento mecía sus oscuros cabellos y esa sonrisa que tanto quise volvió a aparecer. Mi hermano, Baekhyun, estaba en su silla de ruedas, leyendo ese libro que le regalé cuando cumplió tan sólo doce años, aquel libro que nunca logró terminar. Las hojas de los árboles bailaban con el viento, se escuchaba las hojas secas ser arrastradas por el suelo, el ventorrón producía un armonioso sonido y hacia que el olor a tierra y zacate llegará a mis fosas nasales y ,yacía en el gran árbol, se encontraban las dos personas a las que más amé.

- ¡Ven Tae! - Gritó mi hermano sonriendo.

Esto era un recuerdo. Un recuerdo que deseaba volver a vivir.

Me acerqué a mi hermano e ignorando a Seokjin. Su rostro, tan angelical como la última vez que lo deje de ver ¿Hace cuanto? ¿cinco años? ¿diez? No lo recuerdo bien. Esos ojos tan bonitos, esa mirada que me hacía sentir en casa, esos cálidos abrazos que sólo me recordaban una sola cosa, familia. Baekhyun era mi familia y las razones por las que deseaba regresar a esa casita que tuvimos hace tiempo atrás.

En estos momentos deseó creer en la reencarnación y que Baekhyun está teniendo una vida mejor, una donde sí lo logren proteger y amar más de lo que yo lo hice. Mi hermano merecía ser feliz y yo tan sólo quiero que un fragmento de nuestros recuerdos siga en él, a dónde sea que este ahora.

- Baekkie... - Susurré con un hilo de voz. Posé suavemente mi palma sobre la tersa mejilla de mi hermano; no recordaba lo que era tocar con ternura, extrañaba esa acción. - Te extraño. - Baekhyun no parecía entenderlo. Él, con la inocencia de un niño, tomó mi mano y cerró los ojos. Después, retiró mi mano de su rostro para besar mis nudillos con mucha delicadeza.