Pranksters ↔ KTH ff. +18 (terminada) ✔️

4. pretty good friends

Han pasado aproximadamente siete días desde la ultima broma, la cual fue de mi parte, y no saben cuanta tensión hay en el ambiente debido a esa mierda. He estado esperando todos esos días una revancha de su parte, sin embargo, no he recibido nada más allá de lo normal obviando el hecho de que se pone a ver porno en la sala de estar los días que le toca utilizar el televisor, afortunadamente no se le ha ocurrido la grandiosa idea de darse placer en medio del puto living en donde cualquiera podría verle como mucho temí, o al menos es tan cuidadoso de hacerlo que yo no lo me lo he topado. Cada día les rogaba a las deidades habidas y por haber que sea lo que sea, no esté planeando una mierda que afecte mi integridad, quiero decir, siete días sin dar indicio alguno de arremeter solo logra que cada hora que pase, la incertidumbre progrese en mi ser.

Y eso no era todo, pues su promesa de andar en ropa interior mientras pasea campantemente por los rincones del apartamento era muy en serio. Cocinar, limpiar, o hacer cualquier cosa teniéndole de esa manera era tarea ardua, pues evitar no mirarle era como evitar chocar con el puto aire, Kim es guapo con todo el puto sentido de la palabra ¿Qué carajos come para estar así de bueno? Vaya que entrenar disciplinadamente a diario traía sus frutos, pues ese torso tan firme, esas piernas tan tonificadas, esa espalda tan bien formada y trabajada, ese prominente dote que se refleja claramente en sus boxers... ¡Jesús, María y José, apiádense de mi y esfumen estos pensamientos tan cochambrosos de mi mente que me crean una infinidad de fantasías para nada inocentes!

Y aquí estaba yo, haciendo todo lo contrario a lo que ruego a los dioses, observando ese vibrador que una vez Kai me obsequió por mi cumpleaños número veintidós como una puta broma y del cual le he dado un uso casi nulo, con una tentación audaz de por fin aprovecharlo de nuevo, percibiendo en la lejanía esos obscenos sonidos que las películas eróticas que Taehyung ve transmitían tenuemente y a punto también de rezar diez «padres nuestros» a ver si de esa manera aquella oración cumple con lo que promete y «no me deja caer en la tentación».

Pero vaya que cada vez pierdo más la fe en la religión, pues evidentemente no funcionaron ni en un dos por ciento, en vez de aminorar las ganas, era invadida por el efecto contrario, las manos me temblaban para que consintiera mis necesidades de una puta vez, esas sucias «melodías» que atravesaban mi sistema auditivo me estaban calentando tanto que mi labio inferior estaba ansiándome descanso, pues mis dientes lo han acorralado tantas veces que no me sorprendería que estuviera rojo y entumecido.

Al momento de escuchar al personaje masculino del filme tener un orgasmo, mi subconsciente me jugó una muy mala pasada y terminé imaginándome a Taehyung en tal situación, imagen mental que en cuestión de segundos me convirtió en un puñetero rio, la sensación fue tan intensa al obtener aquel panorama tan atrayente en mi mente, terminé rindiéndome ante el vigoroso, apasionante y vivaz deseo carnal, mi feminidad a este punto estaba ansiosa por recibir el «cariño especial» que se merece. Suspiré hondo y escurrí mi mano por el interior de mis pantalones de licra, rozando con mis dedos ese punto que con un poco de dedicación pronto llegará al clímax.

Ya ni me molestaré en negar que la imagen de Kim Taehyung sigue en mi mente al momento de introducir mi dedo índice y medio en mi húmeda entrada, recurriendo a un vaivén donde los introducía y los retiraba con lentitud, parsimonia y delicadeza, mordiendo mis labios cuando llegaban a rozar mis paredes internas y cuando suavemente masajeaba la zona haciendo movimientos circulares, preparándome para pronto recurrir a ese juguete que tanto me ha ayudado a salir de apuros en situaciones extremas como esta. Cerré los ojos y mordí mi labio inferior, mi consciencia aun proyectaba la imagen del castaño y, honestamente, yo tampoco hice esfuerzo alguno de suprimirla, pues por alguna razón, la sensación de placer era incluso más intensa teniéndole a él revoloteando en mis pensamientos, formulando mil y un situaciones para nada inocentes.