Possessive |Harry Styles|

Capitulo 10

Capitulo 10

La ventana de su apartamento voló en pedazos en el instante en que la bala reboto contra esta. Becca se exalto largando un veloz y ruidoso grito. Su pecho se movía de arriba abajo y podía escuchar su acelerada y cortada respiración a kilómetros de distancia. Aun poseía su teléfono en la cavidad de su mano derecha y sus ojos no dejaban de mirarme con terror a lo que pueda suceder.

—Tira el teléfono –le ordené apuntando con el arma a su brazo.

Temerosamente y con lentitud, despegó de sus manos el móvil dejándolo recaer en el piso repleto de vidrios. Descargué mi fura en dos nuevos tiros directo a la pantalla del Samsung y subí el arma hasta el centro de su cráneo.

—No me obligues hacerlo –le rogué intentando sonar convincente –tan solo desásete de él y todas mis amenazas acabaran.

Aunque intentase sonar lo más malditamente humilde que mi personalidad permitiese, ella no iba hablarme. Pues el miedo que compadecía su cuerpo en este instante era más fuerte que su orgullo. Usualmente, me encanta la idea que las personas me teman y más aun si se trata de Becca. Me encanta el control, la obediencia y lo bien que responden a mis pedidos, por eso mismo adoro cuando me temen.

Pero esto era completamente diferente. El temor de Becca podría decirse que jodia mi maldito interior. Mi cuerpo se debilitaba en cuanto la veía destrozarse, cuando descubría que la pizca de esperanza en su mirada había desaparecido ya que por eso mismo la amo, porque ella siempre ha llenado mi interior con esperanza y no iba a permitir que se vaya por un jodido capricho mío.

Suspire bajando el arma y llevando mi mano izquierda directo a mi cabello peinándolo con nerviosismo – ¿Por qué siempre tienes que hacer las cosas tan complicadas? –comunique con lentitud y ella mordió su labio descargando lagrimas aun sin bajar la densidad de su respiración.

— ¿Qué es lo que pretendes hacer conmigo? –susurro con delicadeza entre lagrimas.

—No quiero hacerte daño –volví  a decirle con lentitud dando un paso hacia ella, a lo que retrocedió automáticamente –nunca ha estado en mis planes –mentí retirando el arma de mis manos.

Pero claro que quería hacerle daño. Cada vez que ella se negaba a seguir mis instrucciones o a romper las malditas reglas que ella obligaba a que yo mismo interponga en su camino. Mi principal atracción por venir a buscarla era reencontrar nuestro amor y que posiblemente ella aceptara gratamente a volver conmigo, y si no era así no dudaba sacarla del mundo ya que sus irritantes contradicciones no daban otra opción que eso.

Ella comenzó hacer ruidos extraños con su garganta lo que dio comienzo a sus grandes lágrimas extendiéndose alrededor de su rostro. Le costaba respirar, pude notarlo por la forma en que abría limitadamente su boca en busca de aire.

Automáticamente comencé a preocuparme, nunca había vivido este tipo de ataques en Becca. Ella siempre fue sana, cuidada, delicada, simplemente llevaba todo a la perfección. Nunca la había visto tragar una pastilla, y los únicos medicamentos que bebía eran por algún resfrío que atacaba su sistema nervioso.

—Tú me conoces –continué con mi maldito hablar –debes saber a la perfección como es mi jodido humor. Sabes que cada maldita cosa me arruina el día y es una nueva excusa para tratarte mal a ti y al resto del mundo –trague saliva, no se me iban bien este tipo de cosas –Soy así desde el jodido comienzo y a estas alturas no logro cambiarlo.

Pero el lugar se mantuvo en silencio a excepción de los malditos sollozos. Mi consuelo no bastó para el destrozado corazón de Becca y seguía llorando como una maldita marica que se encontraba viendo películas de dramas. Cerraba mis ojos con un impulso incontenible, lleno de ira por no saber manejar la puta situación que me condenaba estos instantes. Solo recordaba una tras otra vez la felicidad que me transmitía cuando los dos estábamos juntos, todo era completamente diferente. En su momento Becca no lloraba, ella reía maldita sea, vivía riendo