Nath, la chica gorda.

Capítulo 37

¿Están preparados?

Porqué aquí es dónde el caos se desata, y yo no volví a ser lo que una vez fuí.

Le mentí a mi papá sobre mis lentes, y agradecí que se lo haya creído. Le conté que por accidente tropecé con alguien, y los lentes se cayeron en el momento exacto que caí y los aplasté con mi peso. Me dijo que íriamos ese mismo día a comprar unos nuevos, de los que me gustasen.
No tuve que explicar el golpe en mi mejilla, ya que se lo habrá imaginado.

La realidad, es que me golpearon. No hubo un tropiezo, y por el impacto, terminé con un color rojizo en el cachete.

Lo siento por mentir, papá.

Después de lo sucedido en el callejón, no volvieron a acercarse a nosotros. Más bien, no volvimos a encontrarlos en el colegio desde esa pelea, y en ningún otro lado. Siendo franco, fueron los mejores días de mi vida, porqué no quería lidiar con ninguno.

Otras de mis novedades, es que alguien co siguió trabajo. Adivinen quién. Si, yo.

Soy empleado en una libreria, que está a unos 20 minutos de mi zona. Estoy conforme con mi labor. Solo debo anotar fechas de inicio y finalización de uso de los libros, y ayudar a buscar libros que los clientes necesiten en especifico.
En mi corto tiempo aquí, conocí a Ámbar. Una señora grande, que trabaja con dedicación hace años aquí y que dentro de pocos días, se jubilará. Lo triste es que no podré verla tan seguido, pero podría ir a visitarla de vez en cúando.

Es un amor esa señora, se preocupa por mí y siempre me pregunta si comí algo antes de venir aquí. Incluso, me ofreció traerme una de sus deliciosas tartas.

Ni hablarles de mi amistad con Kay. Sigue expandiendóse como oxígeno. Seguimos más unidos que nunca, y vamos conociendo más del otro. Por ejemplo, me confesó lo mucho que le costó salir del closet con sus padres, pero que se sintió libre.

Libre de que no tuviera que ocultar su yo, y de que pudiera enamorarse de quién quisiera.

Sus padres lo apoyan y aman incondicionalmente.

Me comentó que es hijo único, y que hace dos años que sufría de acoso escolar por parte de Cameron, Liam y Erick. Aún no sabe como pudo soportar todo, al decirme que dueron dos largos y dificiles años.

—¿Dónde estuviste todo este tiempo? —me preguntó, mientras estaba acostado en el césped perdido en el color azul del cielo.

—Luchando batallas. Pero aquí estoy, sobreviví.

Me refería a la muerte de mamá y mi hermano.

Él ya sabía sus historias, y en cómo pude superarlo. Sabe que mi mamá murió en un accidente automovilistíco, y Zach por haber defendido a un compañero suyo y recibir una herida de bala en el intento.

—¿Lo hiciste por él, no es así? —preguntó de la nada, mirandóme ahora.

—Sí.

Asintió.

—Todo pasa por algo, eso me dijo un gran amigo una vez. Quizás si él no te hubiera inculcado ese ejemplo que tenías sobre él, no estaríamos aquí, siendo dos amigos perseguidos por los mismos tipos.

—Sí lo ves de ese modo, sí...

—O quizás todo ya estaba destinado a ser así... —añadió haciendo un ademán con su mano —Puede ser que yo estaba destinado a ser tu amigo de una forma u otra.

Sin duda alguna, en otro vida cada uno significó algo crucial en la vida del otro, tanto que nuestras almas exigieron reencontrarse y volver a estar juntas.