Nathalie
La última vez que fuí al colegio, fué ese día en que toda la verdad salió a la luz, y salí de la dirección junto a mis padres y Jackson para regresar a la casa.
Hoy se cumplen cinco días de que dejé de ir, y al parecer, el director comprende y respeta la decisión que tomaron mis papás al respecto, siempre y cúando prosiga con los deberes desde mi domicilio.
Recibo mensajes y llamadas a diario de mi mejor amiga, Mía. También, me viene a visitar siempre que tiene la oportunidad y me pone al día con lo que pasa en la escuela. Unas de las cosas que me contó, es que después de que me haya ido, la mayoría del alumnado recibió un castigo y que se hablaron con los tutores de los mismos, para que les establezcan las medidas necesarias. Inna tuvo que cambiarse de colegio, esto es una pena, ya que estamos finalizando el ciclo lectivo. Nadie volvió a molestar a nadie más estos días, y que hablan de mí, y hacen hipótesis de si me iré o no de allí.
También, lo nombró al castaño de ojos azulados. A Aaron Smith.
Me confesó que volvió a formar parte del equipo escolar de Futbol Americano. Pero que estos días en los que no asistí, lo notó triste y preocupado. Mía creé que el motivo soy yo, pero lo dudo mucho.
Giré mi cabeza a mi costado, y me encuentro a Naron, el peluche que él lo había conseguido por mí, en nuestra primera cita. Lo agarro entre mis manos, acariciando el pelaje, para luego aplastarlo contra mi pecho y cerrar mis ojos.
Pensando en él.
—¿En qué momento?
Susurré para mi misma, bajito. Traté de recordar en qué momento empecé a sentir todo esto por él, y en qué momento todo se desmoró entre nosotros.
Sí es que alguna vez hubo un nosotros.
La escena de él sonriendóme de boca cerrada, para luego darse la vuelta y perderse entre la gente se repetía en mi mente. Una parte de mi ser, me hace escarbar entre mis recuerdos por si le hice daño sin saberlo, a tal punto que deje de dirigirme la palabra y estar distante y frío conmigo. Por otro lado, abandono toda la preocupación y angustia por su actitud, al recordar que solo era un juego para él, una pieza sobrante, que no era de su importancia
—Entonces... ¿por qué me defendías de todos ellos, si yo no te importaba, Aaron?
No recibiría una respuesta de su parte ahora, claramente, pero reflexionaba conmigo misma. Es mi mejor terapia cúando estoy en soledad. Aunque a la pregunta, la respondía yo misma, y todo se resume en un:
Buscaba que confíe en él, me tenía lástima, y soy una tonta por no darme cuenta de eso.
Abro mis ojos dejando escapar una lágrima. La quité con el dorso de mi mano, y suspiro para levantarme de la cama. Mi mirada se topa con el sillón que está a un rincón, con la remera de Aaron sobre él. La agarro y sin poder evitarlo, la acerco a mi nariz y aspiro de su aroma tan masculino. Tiene su aroma tan caracteristíco.
Negué con la cabeza, para apartarla bruscamente, por consiguiente, la guardé en el bolso, y me lo colgué en el hombro.
Al no tener contacto con él en el colegio, consideré la idea de ir a su hogar y entregarséla personalmente. Para que esto sea así, debo tener su dirección, la cúal no tengo. Pero, sé quién puede ayudarme a conseguirla.
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Nath, la chica gorda.
RomansaLa mayoría tiene la mentalidad de que hay que tener un cuerpo bonito para enamorar a una persona, cuándo la verdad no es así. Un cuerpo bonito, desaparece, mientras que lo de adentro, se conserva y jamás cambia. Es lo que nos hace únicos y especial...