🅟🅐🅡🅣🅔 1

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Cuando no duermes tienes mucho tiempo para pensar y consigues aún más si le añades el hecho de ser inmortal. Toda mi vida he estado buscando una razón para continuar motivada. Ayudar a los demás sigue sin llenar el vacío que siento en mi interior. Desde 1934 he intentado hacer alguna diferencia desde las sombras.

La historia de mi conversión no es tan espectacular, solo tenía a mi madre y ella era una actriz muy famosa en Irlanda. Íbamos rumbo al aeropuerto cuando cayó una tormenta de nieve. Una vaca se atravesó en nuestro camino y yo salí volando contra el parabrisas. Un vampiro llamado Eric me convirtió cuando estaba a punto de morir. Mi cuerpo tardó semanas en reaccionar y el dolor fue indescriptible. Desde ese entonces, recorrí varios aquelarres y conocí a otros iguales a mí.

La habilidad especial de Eric consiste en reconocer a las parejas destinadas a estar juntas. Le basta con tener en su campo de visión a las personas para saber que son el uno para el otro. Él ya había encontrado a su compañera y se había quedado a vivir en Francia, mientras que yo conduzco en dirección a mi nuevo empleo.

Al llegar, bajo del auto y acomodo mi chaqueta. El día está nublado y veo a algunos alumnos llegando en el autobús escolar. La primera actividad del día consiste en una reunión con el director para que me informe de las reglas generales. En total voy a enseñar tres materias. Antes de ir a mi salón, me acomodo el cabello rojo ya que algunos mechones rebeldes se escaparon de mis horquillas. Mi cabello es lo único que no fue afectado por la inmortalidad, sigue tan indomable como el de cualquier humana común con risos. Mis ojos marrones no los había delineado para lucir lo más natural posible, ya era suficiente con la belleza sobrenatural.

Los alumnos ingresan a mi salón que aún no tiene alguna decoración especial. Tengo que comprar pegatinas y banners que se relacionen con las materias que voy a enseñar: física y cálculo. La sala está preparada para treinta alumnos y en parte trasera hay dos mesadas que sirven para colocar los instrumentos utilizados para las experiencias que desarrollaremos en los talleres. Hay un ventanal del lado izquierdo, por donde se observa el inicio del hermoso bosque que linda con la cancha de cemento.

Se acomodan en sus asientos y percibo que algunos muchachos se miran entre ellos y asienten. Sí, soy la profesora más joven del instituto y al parecer mi aspecto les ha impresionado. Me paro frente a mi escritorio y observo mi reloj.

-Muy bien, chicos. Buenos días, soy la profesora Jennifer Burke y conmigo van a tener la materia denominada física -me volteo hacia mi escritorio y tomo la hoja que contiene la lista de inscriptos-. Tengo entendido que desarrollaron hasta el capítulo de cinemática con la profesora Hamilton, así que para comenzar llamaré la lista ya que mi intención es conocerlos. A lo largo del año se darán cuenta de que mi memoria es muy buena y quizá hoy ya me aprenda todos sus nombres.

Llamo uno a uno y voy memorizando sus rostros. Algunos están bostezando y otros me siguen observando con curiosidad. Luego de llamar a todos, me dispongo a dar una introducción de la materia. Tengo la intención de motivarlos a querer conocer más y no quedarse con lo que desarrollaré en clase. La hora pasa volando y los alumnos se retiran para comer algo. Camino hacia la sala que es exclusiva para los profesores. Allí encuentro a dos personas sentadas en una de las cuatro mesas existentes. Los saludo y me acerco a la máquina de cafés.

Mi habilidad especial no es tan sorprendente como la de Eric, yo puedo comer comida humana y de vez en cuando poseo cierto nivel de hipnotismo. Cuando me alimento de sangre puedo utilizar ese poder sin inconvenientes. Al observar de nuevo mi reloj me doy cuenta de que es hora de salir.

Conduzco cerca de la zona céntrica de Forks, en busca de un lugar para almorzar. Al ver un lugar libre en una cafetería/restaurante, decido quedarme allí. El lugar tiene las mesas llenas, así que me acerco a la barra y tomo en las manos la carta más cercana. Al ver que hay hamburguesas con tocino, sonrío y hago mi pedido.

-Señorita, el jefe de la policía, el oficial Swan la invita a que lo acompañe. En su mesa se encontrará más cómoda -me dice una camarera de piel color caramelo y cabello esponjado.

-Es una oferta muy amable y voy a aceptarla.

La sigo hasta la mesa que está junto a la ventana, un hombre de cabello oscuro y bigote.

-Charlie Swan -se presenta el hombre con una sonrisa. Está vestido con el uniforme típico de los policías.

-Jennifer Burke, mucho gusto -le digo al sentarme a su lado.

-No te había visto por aquí -comenta antes de tomar lo que parecía ser limonada.

En ese momento llega la hamburguesa que había pedido, le agrego mis condimentos favoritos antes de seguir la conversación.

-Me mudé la semana pasada, trabajo en la secundaria como profesora. Me gusta recorrer el país para conocer el nivel de los estudiantes de hoy. Así que aproveché cuando me llamaron porque la profesora Hamilton tuvo su bebé y decidió quedarse en casa con él.

-Pareces muy joven para haber viajado mucho. Quizá conozcas a mi hija, Isabella Swan.

Intento recordar todos los nombres y ese no me parece conocido.

-Apenas fue mi primer día y aunque tengo buena memoria, no recuerdo haber escuchado ese nombre.

-Entonces ya la conocerás. Es un poco reservada y tiende a lastimarse.

Esa era la otra forma de describir a alguien torpe, pero no se lo diría. Seguimos charlando amenamente hasta que es hora de ir hacia la reservación. Con mi computadora portátil, bajo del auto frente a la casa de Billy Black, no sin antes ponerme un poco de Aroma. Me tomó décadas perfeccionar la pócima que inhibe el olor natural de las criaturas.

-Buenas, soy Jennifer Burke. Hace semanas envié una carta comentando acerca del libro que estoy escribiendo.

-Billy Black, mucho gusto -me invita a pasar a su casa. Nos sentamos alrededor de la mesa redonda del comedor-. ¿Por dónde quieres empezar?

Antes de responder me permito observar lo que está a mi alcance. La casa está algo descuidada pero el tamaño está bien.

-Podríamos comenzar con las primeras leyendas.

Abro el archivo destinado a los lobos y comienzo a tomar notas de la primera leyenda que el señor Billy me cuenta. Charlamos durante horas hasta que comienza a hacerse de noche y decido que es suficiente por hoy. Me despido prometiendo volver en la semana y me retiro.

La casa que alquilo se encuentra a las afueras de la zona céntrica, sobre la carretera. Es básicamente un loft al lado de lo que antes era una tienda donde se alquilaban videos. La edificación de al lado estaba siendo reformada, por lo que todavía no tenía vecinos.

Dejo mis llaves en el mueble cerca de la puerta y me quito los zapatos. Todavía no enciendo la luz, me acerco hasta la heladera y tomo una botella de agua. Después de beberla, voy hasta el placar y examino la ropa que me pondré después de tomar una ducha. Esta noche está perfecta para meditar. Me siento en la alfombra de la sala y cierro mis ojos. Me concentro en cómo podría aparecer la información que había conseguido en mi libro.

Aroma 🤫||Edward Cullen [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora