🅟🅐🅡🅣🅔 6

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Cuelgo el teléfono y me quedo pensando en lo que me había dicho Eric. Solo hay dos formas de saber si la atracción por Edward era momentánea. La segunda, que consiste en alejarme, no puedo cumplirla. Todavía estoy recabando información para mi libro.

Rosalie abre la puerta de su casa e ingreso. Tenemos una reunión para tomar medidas sobre los vampiros que están asesinando en la zona.

-Han comenzado las primeras transformaciones en la manada de lobos -les informo.

-¿Ellos saben lo que eres? -me pregunta Esme, preocupada.

-Sí, lo saben. El otro día, el líder se disgustó y tuve que intervenir en una transformación repentina. Estuvo cerca de dañar a su novia.

-Bien, nosotros tenemos que vigilar nuestro territorio. Debemos hallar a los vampiros y hablar con ellos. Explicarles dónde se han metido -dijo Carlisle.

Mientras siguen hablando, dejo que Edward pueda entrar en mi mente. Le dejo saber cuál es la primera forma en la que podríamos descubrir qué tan poderosa es la atracción que sentimos uno el otro.

Luego, vuelvo a cerrar mis pensamientos y atiendo a lo que dicen los demás. La idea de charlar con los asesinos no me agrada del todo. ¿Y si son hostiles? Jamás he peleado con otros de mi misma naturaleza. Mis dones han sido siempre de mucha ayuda.

-Creo que podemos atraerlos, no se controlan ante la sangre humana ¿cierto? -hablo comenzando a planear algo.

-Lo haremos si hay otra muerte más -propone Emmett.

Me disculpo, ya que se me olvida que no todos pueden estar tan cerca de la sangre humana y que no les provoque nada.

Esa noche no voy a casa, decido ponerme Aroma e ir al bosque. Salto de árbol en árbol hasta el amanecer. Eso me ayuda a pensar en lo que haré en unas horas. Antes de ir a la secundaria, paso a llevarle unos panecillos a los lobos. El aroma característico de la reservación ha cambiado, ahora es mucho más fuerte.

Por la tarde, decido ir a Port Angeles de compras. Hay muchas tiendas novedosas y eso me encanta. En la primera que entro es en una lencería fina. Observo cada uno de los modelos y me decido por tres conjuntos de diferentes colores.

Camino por un callejón para salir de la ciudad ya que he ido caminando para despejarme. Un grupo de muchachos me intercepta y yo los miro sonriente. Extraigo mi celular de las manos y tomo fotografías sin sonido.

-Hola bonita ¿qué haces tan sola por aquí?

-Vine a comprar cosas de chicas -le digo sin mucho interés.

Uno de ellos se apresura a tomar mis bolsas y las comienza a revisar.

-Quiero verte con este -muestra la lencería roja que compré.

-Lo lamento, no tendrás tanta suerte.

Hay cinco chicos, así que bajo mi bolso y suspiro.

-Quiero advertirles que he estudiado artes marciales -Ellos sonríen sin creerme-, además, tengo la suerte de ser amiga del jefe de la policía de Forks. A quien acabo de enviar sus fotografías.

-¿Por qué harías eso? Solo estamos charlando -dice el que parece ser el más joven del grupo.

-Me han quitado mis bolsas.

Cansada de ellos, los golpeo a todos en sus caras, tomo mis cosas y me voy. Camino lentamente de regreso a casa. Me sorprendo al darme cuenta que estoy retrasando el momento. Pero es mejor que suceda hoy.

Llego a casa y tomo un baño. Elijo la lencería blanca ya que queda perfecto con el bronceado y me pongo una bata de seda de color gris. Una hora después, alguien golpea la puerta. La abro y del otro lado se encuentra Edward. No lo dejo entrar en mi mente. Lo dejo pasar con una sonrisa seductora. Cierro la puerta y se acerca para besarme. Lo hace lentamente, tomándose su tiempo.

Lo tomo del cabello para acercarlo mucho más. Separamos nuestros labios y le doy un beso a la altura del mentón.

-No debes contenerte -susurro y le tomo de la mano.

Nos acercamos a la cama y me arrodillo para poder subirme. Él me toma de la cintura y se acerca más.

-Me encantaría saber lo que piensas -dice antes de volver a besarme.

Le dejo saber que me encanta tenerlo tan cerca y que necesito sentir su peso encima mío. Nos acostamos y el beso se vuelve mucho más apasionado. No necesitamos respirar y mi piel ya está erizada. Soy la primera en avanzar y llevo mis manos hasta el borde su remera para poder quitársela.

-Vine ayer hasta aquí -comenta mientras se quita los pantalones y yo hago a un lado la bata.

-Lo imaginé -revelo y lo vuelvo a besar.

Él se aparta para observarme de arriba abajo y el brillo de deseo se incrementa. Le gusta lo que está viendo.

Esta será una noche muy larga.

Aroma 🤫||Edward Cullen [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora