🅟🅐🅡🅣🅔 24

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Suelto la mano de Edward cuando llegamos a lo alto de la montaña. La luz del sol ya no se esconde detrás de los árboles.

Él espera un segundo y avanza hacia la superficie descubierta. Sus pies salen primero y no es hasta que sus brazos quedan expuestos que podemos observar el resultado del experimento.

Doy pequeños saltos de alegría al ver que Edward no brilla al salir al sol. Él está sonriendo ampliamente y lo tomo de las manos para girar juntos como si fuera un juego de niños.

-¿Crees que funcionará para todos? -pregunto intentando pensar en todas las posibilidades nuevas.

Niega con la cabeza.

-Creo que el ochenta porciento de esto se debe a tu sangre, así que lo dudo mucho.

Asiento y le dejo un beso en la nariz.

-Por lo menos podremos salir juntos lejos de aquí, así a nadie le parecerá extraño tu repentino cambio de color.

Sonríe de nuevo mostrando sus dientes blancos.

-Creí que nunca podría hacer eso. Y todo gracias a mi hermosa esposa.

-Es un placer -tomo su mano y acaricio sus nudillos.

Nos sentamos encima de una formación de roca sobresaliente. Yo apoyo mi cabeza en su hombro y contemplamos en silencio el precioso paisaje.

-¿Qué te parece una carrera hasta la casa? -pregunto después de unos minutos.

-Te daré ventaja.

-Oh, no la necesito. Uno, dos, tres... -salimos corriendo a nuestra máxima capacidad. Por algún motivo, quizá los entrenamientos, mi velocidad ha aumentado bastante.

El otro día competí con Jacob y ambos llegamos al mismo tiempo, lo cual me dio la pista del aumento de mi velocidad. Ya que los metamorfos son más rápidos que los vampiros o igual de rápidos que un vampiro por encima del promedio.

Llego al instituto para dar la clase del señor Michaelson de matemática aplicada. Los alumnos se veían emocionados por algo. No tardo mucho en ver los anuncios de un próximo baile de bienvenida.

La clase es con alumnos de último año, así que me presento y comenzamos. Les doy los ejercicios que me dejó el profesor Michaelson y resuelvo dos de ellos en la pizarra.

-Si tienen dudas, pueden acercarse hasta aquí -aprovecho para encender mi laptop.

Ellos asienten y charlan antes de comenzar.

Llega la hora del almuerzo y me encuentro con Richard en la cafetería, nos sentamos juntos.

-No puedo evitar notar que llevas un anillo en un dedo importante -comenta con expresión neutra.

Yo dejo de comer para observar mi anillo, no había pensado en que me apegaría demasiado a él.

-Sí, ya soy una mujer casada.

-¿Dónde lo conociste?

-Salí a dar un paseo y lo vi por primera vez. Después ya sabes... Lo de siempre, encerrarnos en mi casa para conocer los placeres de la carne...

Mi oído desarrollado me permite escuchar la risa de Emmett en el otro salón.

Richard me observa sonrojado y yo suelto una carcajada.

-¿No fue algo precipitado?

-No, estoy muy conforme. No creí que el matrimonio me viniera tan bien, pero ya ves.

-Sí, te ves radiante.

-Gracias.

Agradezco que no me haya preguntado el nombre de mi esposo, no sabría qué responder.

En el momento de la salida, guardo mis cosas y veo que Edward camina unos pasos frente a mí, entre los alumnos.

-Tengo que hacer un trabajo grupal después de clases -me explica hablando lo suficientemente bajo para que lo escuche y no tan alto para que los que están a su alrededor puedan entender.

-De acuerdo. ¿Terminarás pronto?

-Aún no lo sé. Mi compañera de grupo es Bella, iremos a su casa

-Oh... pues, espero que te diviertas. Nos vemos más tarde.

-Recuerden que esta tarde nos visitarán los Denali -habla Alice, entrando en la conversación.

-Nos vemos -digo saliendo del edificio con rumbo a mi auto. Esta tarde conoceré a otra mujer interesada en mi marido, por lo menos eso había dicho Emmett y nadie lo negó.

Decido usar un vestido turquesa que quedará perfecto con un bronceado. Dejo el auto en casa y llevo algo de música. Ayer no pude broncearme, así que lo haré hoy.

Segundos antes de salir, veo que el auto de Alice se acerca. La espero algo impaciente.

-¿Quieres ir de compras? -pregunta al bajar.

-Lo siento, pero ya tengo lo que voy a usar hoy. Está en el perchero si quieres verlo, lo que necesito para complementarlo es un enviable bronceado. Comeré algo que llevo en el bolso y me quedaré allí.

-Entiendo. Entonces nos vemos más tarde.

Con mucha comida de humanos en mi sistema, logro el bronceado deseado en cuatro horas. Tengo el tiempo contado para estar lista, así que regreso rápido y me doy una ducha. Me seco y me pongo una bata.

Me peino varias veces y decido usar la planchita para dejar mi cabello liso. Del lado izquierdo me hago un pequeño recogido y elijo unos aros colgantes de oro.

-Te ves hermosa -dice Edward al llegar a casa.

-Eso espero -digo mientras comienzo a aplicarme una ligera capa de maquillaje para resaltar mis ojos.

-Estaré listo en unos minutos -dice camino a la ducha.

Me pongo el vestido turquesa y voy frente al espejo. La falda llega hasta mis rodillas y el escote no es muy pronunciado. Decido usar tacones negros altos y una pequeña tobillera también de oro.

Edward juega con su corbata frente al espejo. Me acerco a ayudarlo.

-Eres rápido cuando es necesario -Su corbata está lista.

-Tengo algo que decirte -me sostiene del brazo.

Su rostro luce preocupado.

-Si está relacionado con la visita de los Denali, Emmett ya me comentó sobre Tanya.

Edward niega.

Una repentina escena en mi cabeza hace que pierda la noción del tiempo. Son Edward e Isabella haciendo un trabajo, él escribe en la computadora mientras que ella le dicta. De un momento a otro, ella se acerca lo suficiente y le da un beso. Él no lo pudo anticipar y no sabe cómo reaccionar sin lastimarla. No le responde y espera que ella se separe. Cuando lo hace, evita pensar en sus sentimientos y solo se concentra en lo que yo sentiré cuando lo sepa. La escena se corta.

-¿Leiste mi mente? -pregunta anonadado.

Yo retrocedo unos pasos. No estoy segura de estar más afectada por la escena del beso o por el hecho de haberla podido ver. Sea como sea, el contador ya cambió.

Jenni 1.
Isabella 1.













Aroma 🤫||Edward Cullen [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora