🅟🅐🅡🅣🅔 12

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Han pasado dos días desde el ataque de Sam. Los Cullen se han turnado para hacerme compañía. Habíamos establecido el sistema de sí y no para una comunicación directa con los que no poseen el don de leer la mente. Un parpadeo es sí y dos significan que no.

Minutos antes Emmett me ha mostrado una película muy empalagosa desde su tablet. No pude evitar dirigir mis pensamientos hacia el más veloz de los hermanos Cullen. Esa película me hizo desear compartir más tiempo con él, pero no quería asfixiarlo y que se alejara.

-Aquí viene el conquistador de señoritas -dice Emmett, mirando hacia la puerta-. Cuéntale a Jenni que hoy te has quedado en los pasillos a la hora del almuerzo por estar charlando con la chica Swan -comenta burlón.

-¿Para qué? Si ya se lo contaste -responde él con diversión.

-Por supuesto que quiero saber los detalles -pienso siguiendo el juego de Emmett.

-Solo me ha comentado lo que le hizo hablarme para que fuéramos juntos al baile. Una de tus alumnas te grabó cuando les hablaste sobre invitar chicos. Fue eso lo que la impulsó a pedírmelo -explica Edward.

-Entonces me lo debes -le informo.

Un torbellino llamado Alice arrasa con la habitación hasta lograr tomar el lugar de Emmett a mi lado.

-¡Es mi turno! -declara y siento que baja revistas encima de mí-. Hoy vamos a clasificar los atuendos para nuestra edad.

Parpadeo una vez.

-Mátame -le pido a Edward con diversión, seguro debe poder escucharme.

Jasper llega tres horas después. Elige una estación de radio y nos quedamos escuchándola. Alice y él son tan opuestos que a veces me parece imposible pensar que son pareja. Quizá eso se deba a cómo idealizo a mi pareja perfecta. Deberemos tener muchas cosas en común.

La voz de mi cantante favorita me hace cortar el hilo de pensamiento y comienzo a cantar en mi mente.

Cuando es el turno de Esme, ella me da un poco de sangre.

-Tus heridas ya están mejor -me dice antes de comenzar a peinarme el cabello. Su instinto maternal es tan fuerte que no puede evitar tratarme como a una hija más, lo cual agradezco en estos momentos.

Escucho el sonido de una camioneta desconocida detenerse frente a la casa. No me alarmo al reconocer a los visitantes por su aroma. Son Emily y Sam.

-Queremos hablar con ella -le dicen a Esme.

Lo siguiente es que cada uno se pone a un lado.

-Vengo a pedirte disculpas -habla Sam-. Yo creí que tú habías asesinado a Erika, la mejor amiga de Emily.

La recién nombrada me toma de la mano y me explica:

-Hace unos días salí con Erika a dar un paseo por el bosque. Antes de salir nos pusimos el inhibidor que me regalaste, lo hicimos sin pensar. En el camino nos cruzamos con uno de los fríos, era una mujer pelirroja -su voz comienza a temblar y sus ojos se humedecieron-. Todo fue muy rápido, ella asesinó a mi amiga. Pero no bebió de ella porque su sangre le pareció asquerosa, a mí no me sucedió nada ...

-Yo sentí que algo malo estaba sucediendo -continúa Sam-. Llegué a tiempo para que no le hicieran nada a Emily, pero no pude ver a la fría.

Así que fui atacada porque Sam no escuchó todo el relato de Emily. Mi color de cabello me condenó a estar en camas por varios días.

Parpadeo una vez.

-Dice que hablará con ustedes cuando esté mejor -les informa Edward al ingresar a la casa.

Parpadeo otra vez.

No tengo ganas de pensar de nuevo en cómo resolveré esto. Solo necesito que ambos se vayan a la reserva y se alejen de los Cullen. Ellos son buenos pero pueden verse influenciados por mi estado, lo cual podría empeorar las cosas. Lo que más debe importar ahora son los vampiros que están asesinando en la zona.

-Entendemos -dice la mujer y se van.

Rose es la única Cullen que se ha encargado de que yo vea mi progreso. Me ha sacado varias fotografías de las áreas afectadas y me las ha enseñado. Poco a poco vuelto a tener un poco de movimiento en mis dedos, pero no los exagero para que regresen todas mis funciones más rápido.

El turno de esta noche le ha tocado a Edward. Él está más tenso de lo normal por esta situación y por las constantes bromas de Emmett. Quizá piensa que yo pueda ponerme celosa o me pueda afectar de alguna otra forma su amistad con Bella, cuando no es así. Sé que lo que tenemos juntos es algo único y que estamos viendo si funciona. Él no es nada mío ni yo soy nada suyo. Aunque somos exclusivos.

-Tomaré una ducha -me avisa.

Le pido que ponga música y lo hace. Ya no le dejo leer mi mente y me concentro. A éstas alturas ya puedo mover las extremidades. Aparto la sábana que me cubre y me siento en la cama. Mis muslos ya están recuperados. Estiro mis brazos y me paro. Espero que a él le guste lo que planeé hacer.

Cambio las sábanas por otras limpias. También necesito una ducha, tomo una toalla y entro al baño. Dejo la toalla sobre el lavadero y abro la mampara. Él me observa con preocupación y me tiende su mano. La acepto y lo acompaño bajo la ducha.

-Fue horrible no poder hablar -digo recostando mi cabeza en su pecho. Sus brazos me rodean y nos quedamos unos segundos sin decir nada.

Levanta mi rostro con sus manos y nos observamos fijamente. Llevo mi mano derecha a su mejilla y la izquierda hasta su cabello.

-Extrañé poder tocarte -confieso.

Juntamos nuestras frentes. Él acaricia mi mejilla. Sus labios están tan cerca. Deseo besarle y él lo sabe. Rodeo su cuello con mis brazo y jadeo cuando nuestros cuerpos se tocan. Le doy un beso en la mejilla antes de tomar sus labios entre los míos.









Aroma 🤫||Edward Cullen [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora