🅟🅐🅡🅣🅔 22

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Regresar al instituto se siente más normal de lo que había imaginado. Con el anillo en mano y el nuevo año, todo se ve mejor.

Ese año también daré clases y esta vez a más alumnos. Al parecer mi metodología estaba dando frutos, reflejándose en las notas de mis estudiantes.

El timbre de inicio de clases corta todas las conversaciones en los pasillos y los alumnos comienzan a llenar sus nuevos lugares.

Me presento con los alumnos de segundo año y les explico el contenido de la materia Física avanzada. Algunos se muestran emocionados y otros indiferentes, logrando el segundo grupo que encuentre un desafío personal.

No quiero abrumar demasiado con el pantallazo de primer día, así que les muestro diapositivas de instrumentos y máquinas que utilizan las fórmulas que daremos en el año para su funcionamiento básico.

Edward me observa con atención desde la segunda fila, teniendo como compañera a la hija del jefe de policía. No puedo negar que me molesta un poco su presencia, dadas las circunstancias. Si ella se empecinara en charlar con otro muchacho disponible hasta podría decir que es muy valiente y decidida, pero se trata de mi esposo y no puedo evitar sentir algo de celos.

Es la única estudiante que ha avanzado un paso más en comparación a las demás que se limitan a observar con deseo y no avanzar más allá de sus pensamientos. Isabella no hace nada inapropiado, no se lanza hacia mi esposo y tampoco lo acosa, es solo que la charla casual que tiene con él logra hacerme pensar que detrás de todo eso existe una segunda intención. Y todo esto no se solucionará con él alejándose de ella, porque es algo que va más allá de la confianza. Ambos somos libres de tener amigos y soy consciente de que no es él quien busca su cercanía.

Me queda tan claro como que a mi esposo no le agradó para nada los pensamientos de los integrantes de la manada que aún no han encontrado a su impronta, el día en que pedí un permiso especial para poder llevarlo y presentarlo oficialmente como mi esposo. Según me había dicho Edward, ellos tienen las hormonas alborotadas por su naturaleza y el hecho de que me ponga un poco de Aroma no ayuda mucho a calmarles su libido,sino todo lo contrario. Al no oler a vampiro piensan que soy una mujer disponible, lo cual él les negó categóricamente en la última reunión.

Regreso a la realidad y termina la clase cuando los alumnos me entregan un corto ensayo sobre lo que esperan de la materia.

Edward e Isabella son los últimos en quedarse, lo cual planeo aprovechar a mi favor. Cierro mis pensamientos, lo que notoriamente atrae la atención de mi esposo.

Espero al siguiente grupo después del breve cambio de hora y escucho que Edward se despide con una excusa. Yo sonrío al ver que la chica Swan se ha olvidado de una plancheta en el espacio bajo la mesa.

Esto será divertido.

Dejo la plancheta en la mesa, también encuentro lápices dos sillas atrás y una cartuchera al final de la clase. Tengo la política de juntar todos los objetos en un recipiente de plástico con la etiqueta de objetos olvidados al final de la clase.

-¿Si...? -interrogo cuando alguien ingresa al salón.

Edward se para frente a mi mesa.

-No me agrada leer que sientes algo parecido a los celos -habla mientras deja un beso sobre mi anillo de casada.

-Cariño, es una reacción natural y a la vez ilógica, pero está allí. El hecho de confiar en ti no hace que deje de poder leer las expresiones de tu compañera de lugar. No es algo para preocuparse ¿o sí?

Me levanto de mi lugar y me acerco a él para que pueda tomarme de la cintura. Soy una bruja por hacer eso, sabiendo que si me mantengo así de cerca su concentración con respecto a lo que nos rodea disminuye a la mitad. Y casi en su totalidad si logro provocarlo con un beso apasionado.

-Quizá no debí tomar tu clase -comenta con su nariz pegada a mi cuello.

Hago que me mire a los ojos y le pido que deje de preocuparse por eso, voy a estar bien. Pero lo que no está bien es que continúe tan cerca de él sabiendo que cierta adolescente se acerca a mi clase.

Edward besa mi mejilla izquierda y luego roza mis labios. Suelto una carcajada y lo beso como he estado deseando.

Algo choca contra el piso y nos separamos. Isabella había observado la escena y se encuentra estática en el umbral.

-Yo... me olvidé... -no logra articular una oración completa cuando me acerco a velocidad sobrenatural a ella con el recipiente que contiene su plancheta.

Ella me observa detenidamente, lo cual aprovecho para utilizar mi don en ella.

-Olvidarás lo que has visto, solo viniste por tu plancheta sin encontrar nada llamativo.

Ella asiente con la mirada casi perdida y el ligero y momentáneo destello lila indica que obedecerá mis órdenes. Entonces voltea y regresa por donde vino.

-No mentiré, amor. Fue exitante besarte mientras alguien nos veía.

-Lo lamento, debí estar más atento -se disculpa tomando de nuevo sus cosas

-Eres tan tierno, sé perfectamente controlar lo que sucede a mi alrededor -me encojo de hombros.

-¿Sentiste que venía alguien? -pregunta algo incrédulo.

-No sólo eso, sino quién estaba viniendo.

-Es arriesgado -reprende negando con la cabeza.

-Lo sé, pero no deberías dudar de lo que puedo hacer con mi don.

-No lo hago, solo...

-Sí, sí... -le corto-. Eres algo anticuado y no te gusta jugar con los sentimientos de los demás. Pero estaba celosa... Y una mujer celosa no se hace responsable -bromeo sin causarle gracia.

-Hablaremos de esto en casa -dice antes de salir.

-¡Qué aburrido! -sé que me ha escuchado.

Jenni 1.
Isabella 0.

Aroma 🤫||Edward Cullen [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora