Capítulo 5 (parte 2).

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Aquí nadie es lo suficientemente generoso como para sacrificar su vida a cambio de la de un desconocido. Estamos obligados a colaborar, pero en nuestro interior mandaríamos todo esto a la mierda. Bastante hemos sufrido ya como para encima tener que sufrir por el vecino. Y me extraña que precisamente tú sientas esa necesidad, porque a fin de cuentas Mara es una desconocida más. ¿Qué sabes de ella? Nada. Sólo sabes que de no ser por ti habría muerto, y aún así ella te lo paga con desprecio. Es de las pocas personas que ha tenido la suerte de sobrevivir junto a su madre, y a pesar de ello prefiere arriesgarse y poner a toda la comunidad en peligro. No te entiendo, Ciro, de verdad que no. Ojalá pudiese entrar en esa cabeza de corcho que tienes y así poder tirar a la basura todo lo que no te funciona, pero no puedo. Así que todo lo que puedo decirte es que cuentes conmigo para lo que sea. Creo que eres lo más parecido a una familia que tengo, y para mí la familia está por encima de cualquier otra cosa.

Las palabras de Aera se repitieron como el eco de un trueno en su cabeza. Sabía que su compañera tenía parte de razón: Mara nunca había dado señales de querer entablar una conversación amistosa con él y todo lo que había recibido era desprecio por su parte, pero no podía evitar sentir cierta conexión con ella.

Ciro creía entender el por qué de aquel comportamiento. No todo el mundo en el Cubo había sido capaz de aguantar aquel terrible cambio en sus vidas; allí donde mirase siempre encontraba una mirada perdida y vacía tratando de pasar desapercibida. Muchas personas habían conseguido automatizar sus acciones al milímetro para evitar tener que pensar más allá de las necesidades diarias de la comunidad. No querían recordar su vida anterior porque sabían que si lo hacían, se romperían en pedazos. Mara sin embargo no tenía la mirada perdida ni vacía; estaba claro que no había olvidado su vida pasada y que no soportaba vivir encerrada en aquella dimensión. No soportaba tener que asumir que todo lo que había conocido hasta entonces había dejado de existir, y aquella frustración había terminado pagándola con él, que a fin de cuentas había sido el que había decidido su destino.

Así que no, no podía culparla de actuar con él como actuaba, porque él también se había sentido así mucho antes de que la invasión tuviese lugar.

Se levantó de un salto sin saber muy bien qué hacer. Pudo ver cómo sus compañeros de pelotón parecían estar entablando amistad con los miembros del grupo de Mara, así que supuso que lo que mejor que podía hacer era imitarlos. Se acercó hacia donde se encontraba Aera y se situó a sus espaldas, confiando en que su compañera le presentaría. Socializar no era uno de sus puntos fuertes y prefería dejar ese trabajo a su amiga, que parecía tener un don especial para ello.

—Ciro, ésta es Liria Connor. —Aera dejó espacio entre ambos para que pudiesen estrecharse las manos—. Liria, Ciro.

—¿Ciro sin más? —quiso saber la exploradora del pelotón EX:B-18.

—Ciro sin más —contestó él con brusquedad.

Antes de que pudiese esquivarlo, Aera le propinó un codazo en las costillas que le hizo soltar un quejido, seguido de una mirada de advertencia que no admitía réplica. Liria sin embargo no pareció inmutarse ante lo que acababa de suceder. La mujer contemplaba la escena con unos ojos que a Ciro le parecieron fríos e inteligentes. Alrededor de ellos pudo apreciar unas incipientes patas de gallo, así como otras arrugas leves en la frente y en el entrecejo. Tal vez no superase la treintena, pero aquella mujer era, con casi total seguridad, la segunda al mando en su pelotón.

Mientras estrechaba con desinterés la mano de Liria, apareció el único hombre del pelotón de Mara: Varik, uno de los pocos exploradores que había cuestionado en voz alta las órdenes de Tera. Su pelo, rubio con ligeros toques verdosos y afeitado a ambos lados de la cabeza, se encontraba perfectamente recogido en una coleta alta de apenas tres dedos de largo. Ciro sonrió para sus adentros, imaginándose la cara que habría puesto Trax si aquel explorador se hubiese encontrado bajo su mando.

Mara (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora