2. Astucia igual a no castigo

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El sábado era día de compras.
Todos debían levantarse a las nueve de la mañana, ducharse y tomar el desayuno, porque a las diez en punto la madrina empezaba a desesperarse diciendo que se agotarían los artículos en oferta, reventando el claxon y vociferando desde el interior de la camioneta, hasta que Zayn llegaba corriendo con un Louis a medio vestir pisándole los talones.

Usualmente, él se aferraba a la idea de colocarse la camiseta y los zapatos en el auto mientras iban de camino; a la madrina no le importaba, pero vivía con el miedo de que en algún punto su ahijado decidiera andar semidesnudo y ella debiera pagar las consecuencias.

Pero siempre podría usar la excusa de que no lo conocía y huir de ahí... Sólo en caso de necesitar un plan B.

"Bien, a ustedes les toca esta parte de la lista" Alanna rompió la hoja de papel, entregándole la mitad a Zayn, quien le dio una breve ojeada antes de asentir "Pasarán por el pasillo de detergentes, utensilios de limpieza, artículos de higiene personal y electrónica" explicó velozmente, pasando por alto el hecho de que Louis parecía más interesado en probar las ruedas del carrito de compras que prestarle la mínima atención a lo que se le decía.

-"No quiero enterarme de que estuvieron cerca del pasillo de botanas, o caramelos, ni mucho menos ferretería; hagan únicamente lo que les pido y los espero en la caja número siete" la castaña se retiró de ahí en cuanto concluyó sus indicaciones, desapareciendo por el pasillo de cosméticos sin molestarse en mirar atrás.

Zayn giró a sus espaldas, observando cómo el ojiazul se colocaba dentro del carrito, y sentándose en la canasta como todo un chiquillo, le regaló una sonrisa. El moreno simplemente suspiró, sujetando el mango de hierro para empujar a su ocurrente hermano hacia el primer pasillo al que debían dirigirse.

Una hora después, el carrito estaba lleno con gran parte de los artículos marcados en la lista y un inquieto Louis que no dejaba de parlotear acerca de cualquier cosa.
"Uh... Cloro superlimpiador" el castaño leyó la botella que su hermano acababa de colocar sobre sus piernas, frunciéndole el ceño y tomando otro bote del anaquel "¿Por qué siempre compramos del genérico? Este huele mejor" comentó distraídamente segundos antes de que el moreno le arrancara la botella de la mano y la regresara al anaquel.

"Porque somos pobres" le replicó en un tono brusco, tirando del carrito hacia adelante "Ahora sólo nos faltan las baterías para el control remoto de la sala."

Louis arrugó las cejas ante una nueva ocurrencia.
"¿Nunca te has preguntado por qué Nina no nos deja ir a los demás pasillos?" cuestionó de la nada.

Zayn se detuvo en seco, a lo que Louis alzó la cabeza para mirarlo.
"Es cierto" murmuró, arrugando el entrecejo un segundo. Se encogió de hombros, quitándole importancia al asunto y continuando por el pasillo "Supongo que deberemos preguntarle."

El castaño lo pensó por un momento.
"¿Y si lo averiguamos por nuestra cuenta?"

¿Pero quién iba a pensar que una inocente batalla de bombillas LED terminaría provocando un incendio en al área de ferretería? ¡Ellos sólo intentaban recrear una escena de Star Wars!

Y cuando la madrina los halló en medio del barullo, empapados hasta los zapatos, sus gritos se oyeron en la otra cuadra.

"¡No puedo creer que hayan sido tan irresponsables para cometer una tontería de ese nivel!" Alanna llevaba quince minutos sermoneándolos, apretando el volante exageradamente mientras le vociferaba a los chicos sentados en el asiento trasero, avergonzados de su cometido y envueltos en unas toallas que -¡Por milagro de Dios!- ella siempre cargaba consigo en el vehículo... Quizás su instinto la obligaba a estar preparada sin percatarse de ello; con ese par bajo su cargo, nadie podría culparla.

-"¿Saben lo cerca que estuvieron de electrocutarse? ¡Fueron suertudos de que alguien consiguiera un extintor a tiempo! Sino en estos momentos me encontraría conduciendo hacia el funeral de los dos bobos que casi provocan un incendio alarmante en el supermercado más frecuentado de la ciudad!"

-"¡Y no se imaginan lo castigados que están, niños! ¡Sí! Ahora les llamaré de ese modo, porque me resulta imposible entender cómo dos muchachos de diecisiete años pudieron ser capaces de-de... ¡Ugh!" la castaña soltó un gran suspiro, dando lo mejor de sí misma para evitar terminar en un manicomio.

Respiró hondo, regulando los latidos de su corazón; la mirada esmeralda clavada en el camino y miles de castigos ideándose en su cabeza.

Tras volver a casa, únicamente con las bolsas de los artículos que estaban en el pedazo de la lista que ella tomó, las reglas de la madrina fueron indiscutibles:

-"Nada de internet inalámbrico, televisión, videojuegos o computador; las canchas de baloncesto del patio y del parque están totalmente prohibidas; tampoco usarán el teléfono fijo, ¡Y nada de comida rica por un mes! ¿Les quedó claro?"

¿Y cómo podrían responder negativamente a aquella pregunta capciosa?

Con un asentimiento y el ánimo por el subsuelo, ambos subieron al piso superior de la casa, tomando asiento a los extremos del amplio ventanal que se ubicaba al final del pasillo, ante el vivaz rayo de sol que se colaba por el cristal entreabierto.

Durante un largo rato no hicieron más que mirarse a la cara, observar las láminas de caoba del suelo, soltar ligeros suspiros para opacar el pesado silencio y pensar en un pasatiempo entretenido que no requiriera el uso de internet, o televisor, o las canchas de baloncesto de las que estaban vetados, o algo mínimamente bueno.

Luego de una eterna media hora, una fuerte vibración se alojó en el bolsillo de Louis, robando la atención de su hermano, quien lo vio sacar su antiguo celular y revisarlo tranquilamente.

Una mueca de confusión se dibujó en el rostro de Zayn.
"¿No le habías fundido la batería a esa cosa?" preguntó, señalando el dispositivo en las manos ajenas.

El ojiazul no dejó de teclear mientras le replicaba:
"Seh, lo arreglé cuando Nina me castigó la semana pasada. Estaba muy aburrido en ese entonces, pero no me arrepiento."

El moreno continuó con la mirada enterrada en el rostro de su hermano.
"¿De dónde sacaste internet? Tía Lanna escondió el cable de red" curioseó.

Louis siguió demasiado entretenido en la pantalla agrietada del iPhone 4 que estaba hecho pedazos y a pesar de ello, parecía funcionar sin problema.
"Tengo datos móviles" contestó con simpleza, a lo que Zayn lanzó una nueva pregunta:

"¿Y quién los paga?"

El castaño suspiró.
"Eso, querido hermanito, es cosa mía" respondió, finalmente guardando el móvil de vuelta a su bolsillo. El de pelo azabache alzó una ceja sin una leve pizca de gracia en el rostro "Por cierto, ¿Quieres ir a una fiesta? El primo de Liam, quien curiosamente también se llama así, hará una en su casa esta noche y me acaba de invitar."

Zayn apoyó la cabeza en la pared, mirando hacia el alto techo.
"Hm, se te olvida una cosa" musitó.

"¿Qué cosa?"

"Estamos castigados."

"¿Lo estamos?"

Un par de ojos mieles se posaron en el sospechoso castaño, quien no se esforzó por ocultar ese aire de astucia que su hermano reconocería en cualquier lado.

-"¿Quieres que te enseñe una pequeña ecuación de la vida?"

Zayn le regaló un parpadeo, en espera de su explicación, y si en algún momento dudó de la inteligencia de su hermano, se arrepintió por ello.

DICKHEADS! (and apparently, a naive kid)  [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora