En la fila para los de primer año, frente a todo el colegio, me sentí nerviosa.
«¿Y qué tal si no soy apta para ninguna de las cuatro Casas, me enviarán de nuevo al mundo muggle, o habrá alguna excepción especial?» pensé aterrada.
Sentía todas las miradas del colegio sobre mí, pero sabía que eso no era verdad. Sol eran mis nervios, o almenos eso quería creer.
—Lillianne, Granger—dijo la profesora McGonagall.
Si, ahora si todas las miradas estaban puestas en mi. «Genial» pensé irónica.
Después de un momento camine con la frente en alto y me senté en el taburete. Antes que el Sombrero Seleccionador obstruyera mi campo de visión escuché que mi hermana les decia a sus amigos algo sobré mi:— Quedara en Griffindor. Eso es seguro.
Todo era negro y escuche que algo o alguien hablaba dentro de mi cabeza.
—Mmm... Es una difícil decisión—dijo aquella extraña voz.
«¿Quién eres?» le pregunté mentalmente. Al instante sentí que mis recuerdos y pensamientos más íntimos eran vistos. Me asuste, e intente cerrar mi mente a aquel intruso.
—Tranquila—me dijo aquella voz. Luego de un momento dijo—. ¿Sabes? Tienes un poco de tres casas. La inteligencia y el ansia de aprender más, digna de una Revenclaw. La valentía de una Griffindor. Pero sobre todo... —dejo la frase en suspenso e hizo una pausa, al cabo de un rato, volvió a hablar, pero esta vez en voz alta—, SLYTHERIN.
Muchos se sorprendieron y empezaron a hablar.
—¿Una Sangre Sucia, en Slytherin?—preguntaban unos.
—Es la hermana de Hermione Granger, de Griffindor.
—Pero mirala. No se parecen en nada—respondian otros, y era medianamente verdadero. Púes Hermione era catana, yo rubia; ella tenía los ojos de color chocolate, pero los mios eran verdes.
Sentí que me ponía roja de rabia. Me enfurecia que hablaran a mis espaldas, y más si ni siquiera sabian como era yo.
Solo esperaba que no me dijeran «Hola, hermana de Hermione» porque yo tenia un nombre. Y no me mal entiendan, yo quiero mucho a mi hermana, pero yo me valgo por quien soy, no por las personas con las cuales comparto lazos de sangre.
Al sacarme el Sombrero, dirigí mi vista a Slytherin, la Casa de las Serpientes, de la cual me había hablado Hermione. Mi mirada no dejaba ver ninguna emoción, no me gustaba que me leyeran como a un libro abierto si es que yo no lo decidía así.
Aunque por dentro estaba feliz, púes estaba en la Casa que me interesaba más –por no decir gustaba– también me sentía avergonzadisima.
No quede en la misma Casa que Hermione, y lo peor era que nuestras Casas eran totalmente opuestas y, además, rivales. No quería que nuestra buena relación de hermanas desapareciera por ello.
Pero algo me decía que mi lugar estaba en medio de las Serpientes, y me enorgullecia de ello. Pero si Hermione lo supiera... No quiero ni pensar en ello.
Caminé hacia la mesa de las Serpientes sintiendo las miradas de casi todo el Salón en mi nuca. Mi andar era elegante y ligeramente engreído.
Me senté frente a un rubio de ojos grises, y la Selección continuó. No preste atención, entre los nuevos de este año no había nadie que me interesara.
Mire fijamente al rubio frente mío. Él pareció notarlo, porque se removió incómodo en el asiento. Eso me hizo sentir superior.
—¿Qué me miras tanto? ¿Acaso nunca habías visto a alguien tan lindo como yo?—preguntó de forma engreída, pero sin mirarme a los ojos.
El chico se me hacia conocido. Y por la forma de arrastrar sus palabras logre reconocerlo. Era el chico que se había burlado de los amigos de mi hermana y mi familia en la librería del Callejón Diagon. ¿Como era su nombre? Creo que era...
—Cuidado Malfoy, yo no soy mi hermana—le amenaze, arrastrando las palabras como él, pero sin borrar mi sonrisa burlona de mi rotro. Esperaba no haberme confundido de apellido, porque a si no...
—Ya veo que no lo eres—respondió el rubio. Parecía feliz de que no fuera como mi hermana, y eso me irrito—. Pero nadie me habla de esa manera. Apenas eres un cría...
—No me subestimes—lo interrumpí—, Malfoy.
Luego pase a ignorarlo y mirar al Director, que estaba dando su discurso. Pero no le preste atención a sus palabras.
Talvez quedar en Slytherin no fue lo peor, después de todo así puedo ser verdaderamente yo sin preocuparme por lo que digan los demás. Además, aquí habían estado grandes magos–no necesariamente malvados–como Merlín; en Slytherin encontrabas tus verdaderos amigos, y estaban los astutos y ambiciosos. Parecía ser la mejor Casa para mí.
Mire la mesa de Griffindor de reojo y me encontré con la mirada chocolate de mi hermana. Estaba segura que mi cara no mostraba ninguna emoción, al igual que la de ella, aunque soy su hermana, y nunca supo como esconder bien sus sentimientos. Sus ojos reflejaban una profunda tristeza, que yo no comprendia.
«Se supone que debe estar feliz por mí, ¿no?» pensé un poco molesta.
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Una Granger diferente [UGD#1]
Fanfic❛ser diferente no es malo, sí muy complicado❜ LIBRO 1: La Cámara de los Secretos (EN PROCESO) Portada hecha por @elineruledeso ¡Gracias!