12 | «STUPID»

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          Con el pasar del tiempo había descubierto muchas cosas de Damian, el que prometía ser mi mejor amigo desde el momento en el que me senté junto a él.

Algunas de ellas era que no le gustaba el contacto físico excesivo, ósea, nos sentábamos en la biblioteca en los recreos, uno frente al otro, con un libro entre las manos o hablando de cualquier cosa menos del clima, pues solo ocupaba aquel tema cuando ninguno de los dos tenia ganas de conversar. Otra era que Damian debía de ser muy aterrador o importante como para que solo bastara que me vieran un par de veces junto a él para que todos dejaran de meterse conmigo, aunque eso no quitaba que ahora solamente me ignoraban. Y eso se los agradecía, pues no tenia ganas de formar amigos, pues sabia bien que eran falsos.

Damian tenia, tal vez, unas tres facetas que mostrar. La primera era la desconocida, ese lado aterrador de él que solo había visto en una ocasión; cuando Draco Malfoy me había amenazado con su varita, y él me había protegido, por más que me negué en aceptar que necesitara de su ayuda, al final terminé agradeciéndoselo. La segunda, la fría, que siempre utilizaba con las personas a su alrededor—tal vez por costumbre—hablando frío pero cortés. Y la tercera y última, que por lo que había visto solo demostraba cuando entraba en verdadera confianza, y que solo había sido yo quien presenciará esa faceta suya; tan amable y cariñoso cuando se lo proponía.

Sentados en un sillón de la biblioteca, él dormitaba con la cabeza en mis piernas mientras yo leía un libro de transformaciones en voz baja, arrullando a Damian con el suave vay y ven de mi voz.

De pronto, Hermione, Harry y Ron entraban a la biblioteca compartiendo risas, y se acercaban al lugar en donde estábamos yo y mi mejor amigo.

Un buen tiempo, había logrado olvidarme de aquel trió. Incluso ya no me acordaba de la separación que había entre mi hermana y yo. Pero ahí estaban los tres, a pesar de todo, felices. Todo parecía venirse abajo para mi porque el sentimiento de soledad no hacia más que crecer en mi pecho. 

Harry y Ron conversaban muy fuerte en el sillón que había frente al nuestro, y Damian parecía molestarse por ello al no poder dormir.

—Hey, Gryffindor's—los llamó mi mejor amigo aún reposando en mis piernas—, podrían bajar la voz un poco, por favor —dijo molesto, y más que una petición, fue una orden.

—Damian—le susurré para que callará, sin éxito.

El trió levantó la mirada, topándose con el azabache recostado en mis piernas, y luego yo. Me miraron de una forma extraña, que no sabria describir, pues fue como si no me conocieran.

—Lily, hola—saludó incómoda mi hermana mayor.

Forcé una sonrisa que salió más como una mueca, bajó la atenta mirada de Damian.

—Hola... —dije vagamente.

—¿Los conoces? —me pregunto Damian parandose, y mirando a Harry con asco cuando se percató de su cicatriz.

—Si... —dije con las mejillas rojas, como si conocerlos fuera una vergüenza—. Ella es mi hermana, Hermione, y los otros son Harry y Ron.

—Dije qué si los conocías, no quiénes eran—me espetó con cara de pocos amigos Damian.

—No deberías tratarla así—exclamó Harry en mi defensa, lo cual me sorprendió. Él era la última persona de la cual esperaría que saliera en mi defensa.

—¿Y quién te crees tú, Potter, para darme órdenes? —pregunto Damian, caminando amenazante hacia Harry, que también se había levantado.

—Esta claro que soy mucho mejor que una serpiente como tú —replicó Harry de forma un tanto arrogante.

—Harry—le llamé enojada, no permitiría que nadie se metiera con mis amigos.

—¿Acaso lo defiendes? —dijo él hacia mi, un poco confundido, pero luego nuevamente molesto—. Bueno, es obvió que vas a defender a una serpiente como tú.

—Eres un estupido—dije dolida.

—Y yo no se como se me pasó por la cabeza que me gustaras—me espetó.

Ya no pude aguantar las lágrimas y rápidamente tomé la mano de Damian y lo jale hacia nuestra Sala Común, mientras él me daba unas disculpas por su actitud que yo apenas escuchaba.

Una Granger diferente  [UGD#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora