Capítulo 2

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-Mira, Archer -cada conversación con mi jefe que empieza así, nunca acaba bien-, lo de esta mañana ha sido una cagada monumental.

-Lo sé. Admito que no estaba al cien por cien. Últimamente me cuesta concentrarme.

-¿Últimamente? Llevas un mes de fallo en fallo, Archer. Siempre has sido de los mejores hombres que he tenido en la unidad. Podía confiar en ti ciegamente porque cumplías siempre. Roger y tú erais un dúo imparable...

-Roger ya no está -lo interrumpo. Puede que haya sido más brusco de lo necesario, pero no quiero hablar de él y al parecer nadie lo entiende.

-¿Y eso te da derecho a bajar en tu rendimiento de golpe? ¿O a venir borracho al trabajo? -contraataca, realmente cabreado ahora. Si toca el tema del alcohol, como la mierda que esto no va a acabar bien, incluso si decido no replicarle más.

Permanezco en silencio, con la mirada baja, no porque esté acobardado, sino porque no quiero que siga hablando de Roger. Prefiero que me eche la bronca por lo de hoy y me deje ir a casa de una vez. Necesito largarme de aquí ya. Todo me recuerda a él y es muy duro.

-No fue culpa tuya, Archer -me dice segundos después, ya más calmado-. El incendio se descontroló y había que actuar rápido. Roger eligió arriesgar su vida para salvar a aquella niña, como habríamos hecho cualquiera de nosotros -me señala ahora-. Como habrías hecho tú si estuvieses en su lugar.

-Debí ir yo -digo.

-Él estaba más cerca.

-Pero yo...

-Ya basta -me interrumpe-. Roger entró en el edificio a sabiendas de que estaba a punto de derrumbarse y que podría acabar sepultado bajo los escombros. Fue SU decisión. Ni tú lo empujaste dentro ni tiraste el edificio sobre él. Y nadie podía imaginarse que habría una niña en el interior de una fábrica, pero allí estaba. ¿Es una putada? Sí. ¿A todos nos habría gustado ahora hacer las cosas de otra forma? Sí. ¿Habríamos podido evitarlo? Probablemente no. La vida es así de jodida, Archer, pero a pesar de toda la mierda que te echa encima, siempre continúa adelante y si no quieres quedarte rezagado, más vale que te pongas las pilas. No voy a poder cerrar siempre los ojos ante lo evidente. Si no me ayudas un poco, acabarás perdiendo mucho más que a tu compañero.

-Era mi mejor amigo, joder -levanto la voz.

-Y era uno de mis mejores hombres -me grita a su vez-. No eres el único que perdió a un amigo en ese incendio, Archer, pero aquí han quedado muchos otros que dependen de que tú hagas bien tu trabajo. O mueves el culo de una maldita vez y me demuestras que no has perdido facultades o no te molestes en volver. No voy a permitir que pongas en peligro sus vidas porque creas que la tuya ya no tiene valor.

-Que te jodan, Jordan -me levanto arrasando con todo lo que tiene en la mesa. Si no entiende por lo que estoy pasando, no merece la pena perder mi tiempo explicándoselo. Todo esto es tan frustrante para mí.

-Que te jodan a ti, Archer -me grita desde la puerta de su despacho mientras me alejo-. Recoge tus cosas antes de irte, estás despedido.

Mierda, sabía que acabaría mal. Mi bocaza y yo, siempre metiéndonos en problemas. Cambio el rumbo de mis pasos y me dirijo a los vestuarios para sacar mis cosas de la taquilla. Cuando intento meter la clave, se atasca y después de varios intentos más, termino golpeándola varias veces.

-Joder... joder, joder, joder -finalmente apoyo la cabeza contra la puerta e inspiro profundamente. He dejado la marca de mi puño en la taquilla y me duelen los nudillos, pero me siento mejor. Ese será un recuerdo que les dejaré, ahora que no voy a volver. Así tendrán algo que contarle al que ocupe mi lugar en la unidad. Como hicieron con el que ocupó el de Roger.

Christine (Saga SEAL 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora