-¿Acaso me estás tomando el pelo?
Bueno, aunque me lo esté diciendo, no puedo creerlo. Christine no se ve como una asesina. Tiene carácter, pero dudo que pueda matar a alguien por más enfadada que esté. Tiene que haber pasado algo más.
-Por desgracia, no -suspira y me señala el sofá-. Este suelo no es muy cómodo y la historia es larga.
-De acuerdo -la ayudo a levantarse y la atrapo en mis brazos antes de besarla-. Sea cierto o no, eso no cambia lo que siento por ti.
Ahora sé que necesitaba oírlo porque sus brazos me aprietan fuerte antes de soltarme y caminar hacia el sofá. No se lo dije con esa intención, sino porque es la verdad. Asesina o no, no voy a renunciar a ella. Además, tiene que haber una buena razón para que haya llegado a esos extremos. Mi mente quiere comenzar a divagar sobre el asunto, pero me obligo a concentrarme en Christine y en su historia. Cuando alguien empieza con teorías, acaba juzgando antes de tiempo y con mayor dureza a la que corresponde.
-No sé por dónde empezar -su mirada parece perdida en sus pensamientos, así que la dejo decidir a ella-. Supongo que por el momento en que me enamoré de un capullo que follaba de puta madre.
Mal empezamos, si me va a hablar de un tío que folla bien. Sin embargo, me obligo a escuchar sin intervenir. Creo que necesita tiempo para poner en orden sus recuerdos.
-Nunca he tenido suerte eligiendo a los hombres -continúa-. Mi primera vez fue un fiasco y mi hermano tuvo que partir un par de huesos después de eso. Luego fui de mal en peor. No sé si lo hacía porque no me valoraba lo suficiente, como dice Biff, o por tocarle los huevos a él. Puede que un poco de ambos. El caso es que... cuando conocí a Josh, me enamoré de verdad por primera vez en mi vida. Era muy detallista conmigo y siempre me hacía sonreír. Además, era muy bueno en la cama...
-Eso ya lo has dicho -esta vez no puedo callarme.
-No tanto como tú, fiera -me guiña un ojo, pero no veo ese desparpajo que la caracteriza.
-Continúa -la animo. Ahora que ha empezado, no quiero que pare.
-Mi hermano vio algo raro en él y me advirtió, pero como siempre lo hacía con todos, no le hice caso.
-Y tenía razón -aventuro.
-No, por una vez, se equivocó. Bueno -se lo piensa mejor-, no del todo. Cuando me mudé a California con él, supe que había pertenecido a una banda de joven, pero ahora estaba limpio y tenía un buen trabajo, así que mi hermano acertó a medias.
-¿Volvió a la banda? -intento entenderlo porque Christine parece reacia a ir directa al grano.
-No. Nos iba muy bien juntos. Por primera vez en mucho tiempo tenía un novio genial que me quería de verdad y me cuidaba... -su mirada se enturbia-. Pero su hermano llegó a nuestras vidas.
Aunque no lo diga, sé que ese es el hombre al que mató. Ahora solo falta saber cómo y por qué.
-Josh trató de meterlo en un centro de desintoxicación en cuanto le aseguró que quería cambiar de vida. Estaba muy enganchado a las drogas, pero le juró que las dejaría si le ayudaba -suspira pesadamente- ¿Podemos tomarnos algo mientras hablamos? Creo que necesito una copa.
-Claro -me levanto-. Espera aquí, vengo ahora.
Me doy toda la prisa que puedo porque me siento cada vez más intrigado y, aunque prometí no formular teorías, no he podido evitar pensar en un par de posibilidades. Pero en ninguna de ellas, Chris es la culpable del desenlace. Espero no equivocarme yo tampoco.
-Toma -le paso el vaso y le da un trago largo después de darme las gracias.
-Solo le conté esto a otra persona -siento que se está disculpando- y me resultó casi tan difícil como ahora.
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Christine (Saga SEAL 3)
ActionArcher Black acaba de perder a su mejor amigo y se siente culpable por no haber podido sacarlo del edificio en llamas que se lo tragó. Mientras ahoga su culpa en alcohol, conoce a una atrevida, imprevisible y desesperante mujer que lo vuelve loco c...