El ruido de la fuerte tormenta hacía que la pequeña niña de piel blanca como la nieve y rojos labios gritara de miedo. Su madre trataba de consolarla, pero cada segundo que pasaban detenidas significaba un anuncio de muerte para ambas. La toma en sus brazos mientras ella se aferraba fuertemente con sus débiles manos de niña de cuatro años. La espantosa risa de aquel hombre que las perseguía resonaba en los oídos de la preocupada madre, por más que trataba de escapar él las alcanzaba. La madre encuentra un árbol con una apertura en la parte baja del tronco, esconde a su hija y trata de calmarla para que no emitiera ruidos.
-Tranquila, todo estará bien. Promete que te quedarás callada mientras mamá despista a aquel feo hombre. -La pequeña niña se lanza a sus brazos con lágrimas en los ojos.
-No me dejes, tengo miedo.
-No lo tengas mi bella niña, verás que el sol pronto saldrá y te vendré a buscar.
Le da un beso en la frente y la vuelve a ocultar. La rasposa y pervertida voz del perseguidor alerta a la mujer, quien le da una última mirada a su hija. Sale corriendo, pero prontamente se encuentra con uno de los cómplices del perseguidor. La captura y le da un golpe en la cara que hace que su labio se rompa y la sangre comience a escurrirse, cae al suelo y allí le da una patada en el abdomen para evitar que escape. Entonces él hombre que la había capturado ve como su jefe había llegado para reclamar su premio, pero al percatarse que la niña no estaba le reclama a su subordinado. Se agacha para tomar del rostro a la herida mujer.
-¿Dónde está la niña? -Le dice con tono autoritario mientras la mira con ojos pervertidos deseando que esa mujer fuera de él.
-Jamás te lo diré. -Lo escupe y éste le da una cachetada que la vuelve a lanzar al piso.
-Jajaja, ¿así que no me dirás dónde la escondiste? -La mujer lo mira con ojos llenos de miedo por su hija. -Te recuerdo que tu y esa niña son de mi propiedad desde hace unas horas, así que me divertiré mucho con ustedes dos.
-Jajajaja. -Se ríe el subordinado con una gran cicatriz en el rostro. -Muestrele quién manda.
-Tu callate, ¡incompetente! -Éste se asusta ante el odio que le estaba dirigiendo su jefe. El pavoroso captor se levanta y va a interpelar al otro sujeto. -Fue tu culpa el que se escaparán y que esa niña ahora no esté.
-Vamos Gil, no te molestes. Esa niña va a aparece... -No alcanza a terminar de hablar cuando el captor lo levanta de la garganta y evita que el aire entre a sus pulmones. -Gi...l... Gil, deja...me...
-¡Bastardo! Acabas de firmar tu sentencia de muerte. -El hecho de que mencionara su nombre real ante aquella mujer era imperdonable.
Saca una pistola y le dispara en el corazón a quien había sido su subordinado. El cuerpo cae seco al fango y éste sonríe con locura en sus ojos. Se gira para observar a la mujer, quien estaba atemorizada de que aquel horrible ser encontrara a su amada pequeña. Pone su mano en la garganta de ella y la comienza a asfixiar buscando el lugar dónde escondió a la niña, pero ella no respondía. Apenas podía respirar y las lágrimas de dolor corrían por sus mejillas, le pedía a los cielos misericordia y que alguien pudiera proteger a su niña.
-Tu... bastar...do... pagaras por... esto...
-¡Jajajaja! Realmente una pieza digna de admirar, pero si no respondes terminaras como él. -La mujer ve nuevamente el inerte cuerpo y su pánico aumenta. -¿Dónde está?
-Jamás... te lo... diré...
-Entonces que así sea. -Toma el arma y le dispara a sangre fría en la cabeza. Suelta el cadáver y se ríe. -¡Jajajaja! Lamentable que no haya podido disfrutar de esta piel. -Acaricia la tersa y blanca piel de la mujer. -Pero aún me queda tu hija.
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Pacto de Sangre [En Pausa]
Roman d'amourEl destino muchas veces juega con las almas de aquellos que juraron volver a encontrarse luego de hacer un pacto a las puertas de la muerte. ¿Guerra, intrigas, obsesión y muerte podrán acabar con el amor eterno de dos amantes? ¿Qué sucederá cuando e...