27. Consejo Imperial

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Era medianoche cuando el auto negro con las banderas del Marquesado de Ivory llega a la entrada de la mansión Dermod. Un sirviente le abre la puerta y el Marqués se baja para encontrarse con el mayordomo principal, quien lo saluda con una reverencia y le indica el camino hacia el salón que había sido preparado para la reunión. Cada paso que iba dando aumentaba su tensión, tragaba saliva de vez en cuando para bajar sus niveles de ansiedad, porque esta iba a ser la mayor prueba que tendría que superar, era inclusive más importante que la de los corregidores. Llegan ante una puerta doble de dos metros de caoba, el mayordomo toca dos veces y la puerta se abre mostrando a los marqueses y sus altezas imperiales. Le da un asentimiento de agradecimiento al mayordomo y entra a paso firme y seguro. Los catorce nobles lo miran seriamente, pero había uno que estaba disfrutando de lo que estaba sucediendo, Rasputín. Tristán observa la disposición del lugar, claramente lo estaban por juzgar. Los dos herederos estaban en sus tronos en el centro y a sus lados había dos mesas rectangulares acompañadas de las sillas de los marquesados, donde estaban sentados sus representantes. El silencio y la tensión se podían cortar con un cuchillo de mantequilla. Los mellizos lo miran seriamente tratando de contener su preocupación, cosa que es interpretada por Rasputín como una señal en contra de su rival. Aric hace una seña con su mano para que avance hasta el centro del salón, cosa que hace manteniendo su compostura.

- Bienvenido, Marqués de Ivory. - Lo saluda Aric con monotonía en su voz. Éste hace una reverencia hacia sus líderes, una vez enderezado mira a sus iguales con seguridad en sus ojos.

- Muchas gracias por el recibimiento. Espero que esta noche sea fructífera para todos. - Los marqueses se cuestionaban la seguridad de Tristán, no entendían como podía estar tan tranquilo sabiendo lo que podría sucederle esa noche.

- Eso esperamos. - Señala Ulises con voz seria. - Entonces comencemos. Marquesa de Kyoto tiene la palabra.

Sakura Tōdō era una vampiro de quinientos años, que tenía los ojos rasgados, rostro redondo y piel blanca como la luna, cabellos lisos y largos hasta su cintura que llevaba tomados en un tocado tradicional de su marquesado. Esa noche le tocaba iniciar la interpelación hacia su buen amigo, pero por más que hubiese votado en contra lo que había pasado era grave. Ambos se sostienen la mirada y éste le transmite que podía hacer lo que debía.

- Tristán Wolf, Marqués de Ivory. ¿Eres un fiel seguidor de sus altezas imperiales?

- Si, lo soy.

- ¿Eres un defensor de nuestra sociedad ante todos aquellos que quieran nuestro mal?

- Si, lo soy.

- ¿Eres protector y seguidor de nuestras leyes?

- Si, lo soy.

-¿Juras hablar con la verdad y nada más que la verdad por el bien de nuestra sociedad?

- Si, lo haré. - Rasputín estaba seguro de que haría algo para inclinar la balanza hacia su lado, así que debía ser cauteloso.

- Entonces, ¿sabes por qué te hemos citado hoy? - Tristán respira dos veces y mira seriamente a sus compañeros.

- Si, lo sé. - Todos quedan expectantes. - Este excelentísimo Consejo me ha convocado debido a los recientes acontecimientos de mi vida, los cuales han llamado la atención de los Corregidores. Sé que la reciente visita del Minister de Relaciones Externas ha causado un pequeño revuelo en los jóvenes de nuestra sociedad.

- ¿Llamas a eso un pequeño revuelo? - El Marqués de de Marrakech, Lionel Kiliar, golpea la mesa. Éste era conocido por ser un fiel seguidor de las leyes y que no se dejaba influenciar por los juegos del poder. - Si no hubiese sido por los hijos de nosotros que asisten a Starsoul no hubiesemos sabido de la visita de los corregidores, ¿o me equivoco? - Era obvio que Rasputín había hablado con él.

Pacto de Sangre [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora