15. Interés En Ella

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Albert no soltaba la mano de Aurora aún cuando ya no había nadie cerca, la joven por más que le pedía que se detuviera éste no escuchaba. Entonces ésta se detiene en seco y con todas sus fuerzas se zafa, pero la muñeca le queda doliendo y roja. El Primus se preocupa ante lo que había hecho, por lo que se acerca a ella y le toma la muñeca con mucha suavidad para ver si estaba todo bien. La joven no podía comprender las razones que llevaron a que él hiciera eso y que se viera tan molesto.

- Lo siento. - Estaba con la mirada baja pero con su dedo indica la muñeca de la joven.

- No te preocupes. - Aurora se sobaba el lugar y también baja la mirada sin saber que decir. - Gracias por lo que hiciste hace unos momentos. - Albert se sorprende ante sus palabras, las cuales extienden una calidez en su corazón. - ¡Ah! - Aurora se queja por su tobillo, por lo que se agacha para sobarse. El joven recién nota la lesión y se siente culpable de que la hiciera correr por los pasillos.

- Disculpa. - Se agacha y ambos se sostienen la mirada, Aurora por primera vez siente una extraña sensación de familiaridad, pero a la vez estaba mezclado con un sentimiento complejo que no podía definir del todo.

- No fue tu culpa, esto sucedio hace unos días. - Baja su mirada hacía su tobillo.

- ¿Cómo te hiciste eso? - El silencio de Aurora le da pie para pensar sobre el evento pasado. - ¿Fue en ese baile? - El tono molesto y lleno de odio fue percibible por parte de la joven.

- ¿Por qué piensas eso?

- No respondas una pregunta con otra pregunta. - Aurora lo mira con cautela y a pesar de que su rostro estaba sereno sus ojos revelaban rabia. Esa extraña sensación le decía que tuviera cuidado, pero en honor de su amistad decide hablar.

- Si, tuve una pequeña caida por los tacones. - Albert reconoce que había algo más y que no había sido un simple accidente.

- ¿Estás segura?

- Si, simplemente fue una torpeza y falta de experiencia.

Albert prefiere no presionarla ante su reconocible rostro de no querer importunar a nadie, pero al volver a ver el tobillo de la joven le hierve la sangre, es por ello que la levanta entre sus brazos y la lleva hasta la enfermería. En el camino son vistos por alumnos de grados menores y el rumor de romance se comienza a intensificar. Suena la campana de que las clases iban a iniciar, Aurora pide que la deje en suelo y que ella iría a la enfermería para que él no se retrasará, pero éste se niega y la lleva hasta el lugar. El enfermero de turno se sorprende de ver a los dos, especialmente por la delicadeza de Albert al dejarla en la camilla, éste pensó que él debía estar interesado en la joven. Revisa el tobillo y pregunta las indicaciones que le habían dado para anotarlas para la doctora que había ido por un café. Pone una compresa fría sobre el hinchado tobillo y mientras acomodaba el pie en la camilla le pide a Albert que vaya a clases, pero éste se niega rotundamente. Al cabo de un rato llega la doctora e inspecciona la lesión, quien nota que por el esfuerzo hecho podría demorarse un poco más la recuperación, ante esto la joven se deprime un poco, porque no podría practicar esgrima. Le ponen la pomada que llevaba en su bolso y toma una cápsula del medicamento. Con el pasar de los minutos el dolor comienza a desvanecerse, pero con ello venía un gran sueño, es por esto que la doctora decide dejarla descansar. Cuando estaba por despachar a Albert el enfermero la detiene y le dice que mejor lo deje para que él pudiera acercarse a la chica que le gustaba, la mujer capta el comentario y acepta. El joven se sienta en un asiento al lado de la camilla y observa el bello rostro durmiente de Aurora.

En el primer receso entra corriendo Tomasia para saber sobre el estado de su amiga, del que había escuchado todo tipo de barbaridades. Su efusividad lleva a que el enfermero la riña por su comportamiento considerando que había otros dos pacientes. Se disculpa y luego camina hasta la camilla, ve los molestos ojos de Albert y se pregunta qué sucedía. Le habla, pero éste estaba muy compenetrado con sus pensamientos, es por ello que le toca su hombro para saber sobre el estado de Aurora. Se sorprende y de un movimiento le toma la muñeca, esto asusta a Tomasia y lleva a que se queje por la presión que estaba ejerciendo. El joven prontamente se disculpa y piensa para sí mismo que debía tener más cautela de no reaccionar de esa manera para no levantar sospechas. Luego de disculparse le explica lo sucedido con el tobillo de la joven, pero le oculta el hecho de que pudo haber sido causado por un tercero. Ante esto la joven murmura que no podía creer la torpeza de su amiga en un evento de tan alta alcurnia.

Pacto de Sangre [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora