1. La rutina

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Chloe.

Mayo 22, 2017.



Recojo mi cabello en una coleta alta, pero queda espantosa cuando quito mis manos de ella. Después de seis intentos fracasados decido dejarlo suelto, ya luego veré que algo con él. Tomo las llaves y el teléfono, dejándolos en el bolso que siempre suelo llevar al trabajo.

Magic fun es como mi vida. Me alegra tanto ver cada día a tantos niños divertirse toda la tarde hasta que tienen que irse a casa. Es ese uno de los motivos por los que trabajo en el parque de diversiones más popular de Calico.

Bajo las escaleras y dejo el bolso en uno de los sofás. Camino hacia la cocina, la cual se encuentra vacía. Saco de la nevera la jarra con zumo de fresa y sirvo en un vaso, para después beberlo.

Mamá entra a la cocina regalándome una sonrisa de su parte, se acerca y besa mi mejilla.

—Chloe, hoy Sean pasará a recogerte —avisa. Frunzo el ceño, ¿desde cuándo mi hermano se quiere tomar la molestia de hacerlo? Trato de reír para mis adentros, pero fallo cuando escucho la fuerte carcajada salir de mis labios.

Ella me mira de reojo mientras lavo el vaso que utilicé y enjuago mi boca.

—Mamá, Sean dijo lo mismo hace dos meses y me dejó esperándolo cuarenta minutos fuera del parque, ¿de verdad crees que va a ir por mí? —Ella asiente—. Pues lo dudo, así que adiós. Te adoro, mami.

La abrazo con rapidez y salgo corriendo de la casa -no sin antes tomar mi bolso-, para que mi madre no comience a decirme que Sean no rompe promesas cuando es evidente que sí.

Mi hermano es un chico de veintitrés años, un poco irresponsable y lo único importante para él es no dejar de salir con sus amigos cada noche. Sin embargo, tiene un trabajo estable y bien pagado lo que le permitió adquirir un auto, pero no es capaz de hacer semejante cosa como ir a buscarme al trabajo, a pesar de que a veces suelo salir muy tarde.


Camino por la banqueta y saludo a todo aquel vecino que me saluda con amabilidad mientras pasean sus mascotas o riegan las plantas.

Aquí todos son buenas personas, para nada problemáticos y nos conocemos entre todos por pertenecer a un pueblo tan chico, así no tengo que fingir para poder hablarles.

El camino hacia Magic Fun no es tan largo, así que prefiero caminar que ir en autobús. A pesar que mamá tiene auto y sé manejar, me gusta más ir a pie. Saco el móvil del bolso y observo la pantalla, faltan sólo veinte minutos para que comience mi turno y sólo faltan aproximadamente tres minutos para llegar al parque. Marco el número de Sophia, una de mis compañeras y espero a que conteste.


— ¡Chloe! —Chilla—. Voy saliendo de mi casa, ¿te espero dónde siempre? —Sophia vive a siete cuadras de la mía, y cuando ambas despertamos a tiempo nos vamos juntas.

—Sí, llego en unos minutos. Por favor no te desesperes —bromeo.

—Tenlo por seguro. Por cierto, llega un poco más rápido si puedes, tengo algo que contarte —escucho un golpe—. ¡Mierda!

— ¿Qué pasó? —Pregunto. Sophia tarda en responderme, pero cuando lo hace me río porque me dice que se ha golpeado.

—Duele, duele. Te cuento cuando llegues a la esquina, es sobre Christopher y mi golpe. Bye —y cuelga.

Guardo de nuevo el aparato y camino un poco más rápido. Christopher es novio de Sophia y es mi amigo también, él es un buen chico así que espero que mi amiga no me cuente algo malo que él haya hecho.


Horror en Magic Fun » Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora