Chloe.
Mi pecho sube y baja incontrolables veces, siento una presión realmente muy fuerte y estoy consciente de que en cualquier momento se me puede salir el corazón. Tengo a Sophia enfrente junto a Christopher, quienes me dicen algo, pero no logro prestarles atención. No puedo.
Tres oficiales se encuentran tomando declaraciones, y no sé qué voy a hacer cuando sea mi turno.
Mi mente se encuentra imaginando la escena horrible de lo que hubiese pasado si yo no detengo a tiempo esa cosa, que a partir de hoy, le tengo demasiado miedo; la montaña rusa.
¿Quién tuvo tan poco corazón como para hacer esto? ¿Por qué con niños? En mis años aquí y en los años que tiene el parque jamás había sucedido algo como ahora. Y me preocupa la semana tan aterradora que estamos llevando. Es difícil de creer que Calico, siendo un pueblo tan tranquilo, se esté convirtiendo en algo donde ahora todos le temamos. Solo espero que sea eso, una aterradora semana.
—Pequeña —el susurro de mi mejor amigo lleno de preocupación me hace levantar la cabeza y ponerme de pie en cuestión de segundos para hundirme en sus brazos—, todo va a estar bien.
Niego un par de veces, sintiendo las lágrimas salir de su escondite y me aferro más a él.
—Zabdiel —me separo de sus brazos, limpiando con la manga de mi suéter mi rostro—. Fue horrible, yo... Yo creí que era el fin de esos pequeños, y... Oh por Dios —las lágrimas vuelven a hacer presencia y me siento realmente una nena de cinco años llorando por todo, pero el miedo que siento lo puede más que nada.
Sean aparece en mi campo de visión y aunque él aún no me mira sé que me busca entre las pocas personas que estamos aquí. Cuando sus ojos verdes han captado los míos corre hacia mí, abrazándome tan fuerte como nunca. No es que llevemos la mejor relación de hermano y hermana, sin embargo ambos nos adoramos muchísimo y agradezco que esté aquí conmigo.
— ¿Qué fue lo que pasó? —Pregunta con la voz agitada, yo no puedo responder, por lo que la rubia lo hace por mí.
—Un accidente —responde con el mismo tono de voz—, alguien ha puesto en marcha la montaña, cuando aún no se encuentra en perfectas condiciones y mucho menos sin encargado. Esa persona quería acabar con la vida de unos pequeños inocentes —Sophia se quiebra y ahora sé que no soy la única asustada hasta los huesos. Christopher la sostiene y la hace que se siente en una de las bancas susurrándole palabras cariñosas en el oído.
—Quiero creer que esto es una pesadilla... —susurro. Capto la visión de mis amigos y hermano—. Quiero creer que solo ha sido un accidente y que nadie lo ha hecho apropósito.
—Tranquila, Chloe, por favor —Sean me abraza mucho más fuerte. Quiero gritarle que no pida que me tranquilice, cuando claramente no puedo hacerlo.
—Solo queda esperar que los ministeriales terminen y puedan dar con el culpable —murmuró
Chris. Puedo ver lo desesperado que se encuentra también.
Uno de los oficiales se acerca a nosotros, comenzando a tomar nuestras declaraciones. La primera es Sophia, dice todo lo que sabe con cautela de no decir mal o con actitud equivocada lo poco que -quizá-, recuerda estar haciendo antes del accidente.
Mi vista vaga por mi alrededor, me pone peor ver el parque de esta manera; solo y con las pocas personas llenas de preocupación en sus sistemas.
Me abrazo a mí misma al presentir un frio enorme, una sensación de escalofríos, coloco un mechón de cabello detrás de mi oreja y entonces siento la mirada de alguien clavada en mí. Pero prácticamente nadie se encuentra prestándome atención ya.
O al menos eso quiero creer yo.
~*~
Junio 3, 2017.
Muevo mi pie derecho de arriba a abajo, observando a los pequeños Wilson -vecinos de al lado izquierdo de la casa-, sentada en los escalones frente a la puerta de mi casa, debatiéndome en si ir hacia ellos y preguntarles sobre sus notitas no graciosas que me han dejado.
Sé lo pesados que pueden llegar a ser ellos, pero tienen diez y doce años, así que no puedo imaginarme que su creatividad llegue a tanto grado de poder hacer temblar a una chica de dieciocho. Corren hacia el otro lado y mis ojos los siguen. Sus sonrisas demuestran lo bien que la están pasando jugando entre ellos y estoy a nada de descartar la idea de que ellos tratan de asustarme, pero mi voz interna me repite que las apariencias engañan.
—Chloe, te vas a enfermar —me regaña mi madre cruzando sus brazos detrás de mí—. Ven, cariño
—es lo último que dice antes de volver al fondo de la casa. Trato de ignorar el apelativo que me ha regalado en sus palabras, tratando de no sentir el miedo de mis pesadillas mezclado con el de las cartas donde me llaman de esa forma.
También hago caso omiso a sus palabras sobre entrar a casa y me dedico a seguir observando a los pequeños; Mike y Jeremy.
El parque ha sido cerrado el día de hoy, al igual que mañana y aunque estos dos días siempre los tengo libres, no me gusta el hecho de que va a estar cerrado hasta el próximo martes por órdenes de la policía.
El cielo se encuentra nublado, no presenta signos de que pueda llover, sin embargo, con el clima que ha habido se puede esperar cualquier cosa. Hace viento, pero no lo suficientemente fuerte como para no estar fuera, en las calles.
Mi teléfono vibra dentro del bolsillo de mi buzo y lo tomo entre mis manos para leer el mensaje de
Zabdiel, invitándome a la pijamada que tendrá con el grupo de chicos que frecuentamos siempre;
Richard, Christopher, Sophia, Serena, Zabdiel, mi hermano y su chica de turno, junto a mí, si así lo quiero.
No es como si estuviese de los mil ánimos para salir a divertirme, cuando sé a la perfección que en estos momentos no podré y menos cuando Serena no me soporta ni en pintura. Aunque no estoy segura del porqué, no estoy de humor para soportar sus malas miradas queriéndome sacar a patadas de su vista sin una razón aparente.
Le respondo a mi amigo un no lo sé y bloqueo el aparato volviéndolo a guardar en mi bolsillo.
Levanto mi vista al frente, la silueta de un hombre me hace alarmarme y ponerme de pie, deja algo sobre el buzón y se echa andar hacia el otro extremo de la calle. Me acerco hacia el buzón de cartas y aquí es donde me doy cuenta que efectivamente los pequeños Wilson no tienen nada que ver con las amenazas pues el sobre que ese tipo ha dejado hace unos segundos es idéntico a los otros que he recibido. Pero ¿quién es y por qué me quiere junto a él?
Con los mismos recortes de revistas, leo lo que me deja ésta vez:
«Fue terrible lo de la pelirroja y también lo de ayer en el parque... Pero más terrible va a ser lo que viene, mi querida Chloe...
P. J. »
Y no sé cómo, pero cuando me doy cuenta ya estoy corriendo hacia mi habitación azotando la puerta con miedo e impotencia.
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Horror en Magic Fun » Joel Pimentel
Fanfiction¿Y tú, te atreves a subirte a ésta montaña rusa? Ⓒ roycexmaluma, joelconnutella.