2. Primera advertencia

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— ¡Chloe! —Grita la rubia mientras corre hacia mí.

Ruedo los ojos. ¿Por qué todos tienen que hacer tanto drama al decir mi nombre?

Le sonrío a la chica de ojos azules, ella lo hace también.

— ¡Al fin! —Vuelve a gritar.


Aparto mi rostro del suyo aturdida. ¿Qué le pasa? Sabía perfectamente que Sophia estaba un poco loca, pero esto es el colmo. Su mirada vaga por todos lados, asegurándose que nadie la escuche, hecho bastante irónico considerando que las personas a nuestro alrededor han oído sus anteriores chillidos.

—A ver, Sophia, ¿te calmas? —La tomo de los hombros—. Respira, ¿olvidaste hacerlo justo ahora? —Ella niega, su sonrisa aún sigue en su rostro—. ¿Qué fue lo que pasó?

— ¡Es Christopher! —Chilla por tercera vez, pongo mis manos en mis oídos, otro grito más y adiós a mis tímpanos.

¿Tanto escándalo porque está aquí su novio?

—Si no te callas voy a darte una buena bofetada, te lo juro —advierto.

Ella asiente, la obligo a que respire con tranquilidad y lo hace. Cuando está ya más tranquila comienza a contarme. Según Sophia, Chris ha venido por ella trayendo con él un gran oso de peluche junto con un ramo de flores rojas. Entendí que estuviera eufórica, puesto que ambas esperábamos que él hiciera justamente eso: disculparse por su comportamiento. No obstante, le quiero pegar a Sophia por dejarlo solo y venir corriendo a contarme cuando deberían estar dejando claro algunas cosas.


— ¿Y por qué no vas hacia él? Seguro tienen mucho que hablar —pregunto con cautela. No quiero que piense que no me interesa lo que ocurra entre ellos. Sophia baja la mirada hacia sus dedos que juguetean entre sí.

—Porque me da vergüenza —admite—. Además están Richard y tu hermano con él.

Levanta su cabeza, hago una mueca y la abrazo. Suelo decir que ella es atrevida, pero en momentos como estos pienso todo lo contrario.

Tomo su muñeca izquierda y la arrastro para acercarnos al grupito de chicos. Ella se niega a ir, pero sólo basta con lanzarle una mirada de enojo para que se rinda.

— ¡No, Carter! —Masculla tirando de mi agarre—. Qué vergüenza, allí esta...

— ¿Y eso qué importa? Richard y tú terminaron hace mucho, así que te callas y vas a donde Chris —digo arrastrándola—. Él te debe una muy buena disculpa, y si no es buena, patearé su trasero.

Y con eso, la dejo con el grupo de chicos.



~*~



La bocina de un auto detrás de mí suena produciendo un espantoso ruido. Volteo y veo el auto negro de Sean. Bufando sigo mi camino.

Él sigue haciendo sonar el volante, me detengo y él igual lo hace con su auto. Baja de su transporte y me regala una muy mala mirada, ignoro su acto de intimidarme y me cruzo de brazos.

— ¿Qué quieres? —Acomodo el bolso en mi hombro.

— ¿Por qué no me esperaste, eh? ¿Acaso crees que vine para nada? —Reprocha.

Horror en Magic Fun » Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora