Guardianes: Orbes de Poder

La búsqueda

Estando reunidos los cuatro jóvenes, esperando a que les entregaran los orbes, cada uno estaba concentrado en sus pensamientos hasta que llegó Acfred con ellos, entregándole los orbes negro y blanco a Tristan, los orbes azul y verde a Kilian, el orbe amarillo a Aledis y el orbe rojo a Erin.
Todos irían juntos pero no pueden juntar los orbes ya que al hacerlo emanan su poder y eso llamaría mucho la atención de los seres que puedan sentirlos.

— los orbes poseen un boton en la parte donde surgen las betas, está al mismo nivel que el resto del orbe para ocultarlo, al presionarlo el orbe se dividirá por la mitad, creando dos partes, las cuales al unirlas los transportará al lugar donde se encuentra su guardián,— todos asienten ante la explicación de Acfred y comienzan la búsqueda con el orbe rojo.

Éste los lleva a España, al ver a su alrededor  se dieron cuenta de que un extraño rayo de luz se elevaba desde una posición no muy lejos de donde estaban y se perdía entre las nubes, en ese momento supieron que era ahí donde tenían que ir. Cuando se acercaron lo suficiente pudieron observar que el rayo iluminaba a un chico de unos 19 años, se acercaron a él y hablaron un poco pero al momento de decirle la razón por la que estaban ahí, Antonio, así se llama el chico, pensó que todo era una broma, lo que obligó a los chicos a utilizar uno de sus poderes para demostrarle que lo que estaban diciendo era verdad.

Kilian utilizó su poder de ilusión, haciendo que ellos y Antonio vieran a su alrededor, paisajes y personas de Esgrnong, Antonio se alteró un poco por todo eso, pero al final lograron convencerlo de todo.

Así fue con los guardianes de los orbes amarillo, verde y azul, todos accedieron ir a Esgrnong pero dentro de dos días para poder arreglar sus asuntos personales ya que aunque no se quedarían en Esgrnong todo el día todos los días, sí tendrían que pasar gran parte del día allí, así tendrían que acomodar un espacio para los entrenamientos, los horarios lo decidirán dentro de dos días, cuando estén todos em Esgrnong.

Después de almorzar los cuatros se transportan al lugar en el que se encuentra el guardian del orbe blanco, éste los lleva a Estados Unidos, al parecer todos los guardianes se encontraban en la tierra pero en diferentes países, Antonio de España, Lucy de Australia, Annette de Francia, Ethan de Inglaterra, Daniel de Guatemala y ahora Estados Unidos.

La luz sale de un edificio, al parecer es una universidad y en el momento en el que deciden acercarse más, sale una chica con una pequeña mochila, ella es la guardiana del orbe blanco, al levantar la vista sus ojos se conectan con los de Tristan.

Para Tristan el tiempo parece detenerse y todo a su alrededor desaparecer, la chica es rubia, no muy alta y muy linda, pero lo que mas ha cautivado a Tristan son sus ojos, son de un celeste muy intenso.

Aunque quisiera perderse mas tiempo en esos hermosos ojos, se obliga a apartar la mirada, no entiende lo que ha pasado pero se sorprende al notar que su corazon late más rapido sintiéndose un poco nervioso.

— hola, soy Erin, ¿cómo te llamas,— la joven le tendió la mano y la chica se sorprendió de la amabilidad con la que hablaba, así que dudosa le dividió contestar estrechando su mano.

— hola, soy Emma, mucho gusto.

— el gusto es nuestro Emma, yo me llamo Kilian, — todos saludaron a Emma con un apretón de mano pero tanto ella como Tristan sintieron una corriente electrica desde su brazo hacia el resto de su cuerpo y una sensación de calidez.

Ninguno de los dos entendió que había pasado, pero ambos decidieron ignorarlo,
Para que Emma tuviera mas confianza para hablar con ellos, decidieron ir a una café que estaba al otro lado de la calle, al llegar decidieron escoger una mesa en la cual no hubieran muchas personas alrededor.
El lugar era bastante acogedor, había varias mesas para cuatro personas esparcidas por todo el lugar sin aparente orden y otras para dos personas cerca de las enormes ventanas cuya vista era la universidad, y una barra con cuatro bancos frente a ella, habían unos cuantos jóvenes en las mesas más alejadas de la entrada pero la mayoría estaban concentrados en libros y/o computadoras. Al sentarse llegó una mesera a tomar su orden, esperaron hasta que ella se fuera para comenzar a hablar.