Día #14

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Tristan se levantó de su cama cuando los rayos del primer sol de Esgrnong apenas comenzaron a tocar tierra, no había dormido nada y estaba muy nervioso. Se dirigió hacia una habitación adjunta a la suya donde habían varios instrumentos, dos guitarras un violín, un bajo, una batería y en una esquina junto a una gran ventana se encontraba un piano de cola color negro, se sentó en la banca y acarició las teclas con las yemas de sus dedos, hacía tiempo que no lo tocaba, ni siquiera entraba a esta habitación pero necesitaba algo para calmar su nerviosismo y ansiedad con algo, tocó una melodía que hace tiempo había compuesto pero que estaba incompleta, no encontraba la inspiración, hasta ahora, en ella puso todo lo que sentía,
Era una melodía bastante triste y cualquiera que la escuchara podría sentir en cada nota el dolor que Tristan sentía en ese momento, no quería que nada malo le pasara a Emma y es que la sala mental consistía en una habitación mágica que te hace enfrentar tus miedos, te hace probar tus límites pero si se traspasan esos límites tu mente podría quedar dañada de por vida o podrías morir, eso era lo que temía Tristan.

Terminó de tocar y abrió los ojos los cuales había cerrado conscientemente, su respiración estaba agitada y sudor corría por su cuerpo, solo tenía puesto un pantalón de chándal por lo que todo su torso, brazos y rostro brillaba por el sudor, y su cabello de adería a su frente, sus sentimientos hacia Emma son mas fuertes de lo que se imaginaba pero no le disgustaba, al contrario, lo hacía sentir vivo y con energías. Desde que terminó su relación con Vania había perdido esa la alegría que le caracterizaba de niño, se había vuelto muy  distante, sus amigos lo habían notado pero no dijeron nada ya que sabían el motivo, pero cuando conoció a Emma todo fue diferente y más cuando decidió acercarse a ella.

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La hora había llegado, fue por Emma a la universidad como lo había hecho casi todos éstos días después de pedirle que le si era los quince días, pero a diferencia de las otras veces estaba muy nervioso y triste. La vió salir junto con su amiga, estaba sonriendo pero pudo notar que esa sonrisa era forzada porque no llegaba a sus ojos, en el momento en el que sus ojos se conectaron todo lo demás desapareció formándose un nudo en su garganta.

-- Hola

-- hola, hoy te ves mas hermosa, -- ella se sonrojó inmediatamente y al verlo bien sabía que algo andaba mal, tenía unas pequeñas ojeras y una mirada triste.

-- ¿estas bien?.

-- eh si, necesito hablar contigo.

-- claro, -- lo notaba bastante extraño y por un momento pensó que su interés en ella,se había acabado pero desechó,esa idea cuando él tomó su mano y comenzó a dejar pequeñas caricias con su pulgar.

Todo el camino fue en silencio y eso solo hacía crecer los nervios de Tristan y la preocupación de Emma. Al llegar al departamento ella dejo sus cosas y se trasladaron hacia Esgrnong, Emma se sorprendió que no hayan aparecido en el castillo sino en el claro junto al lago,pero no se detuvieron ahí, caminaron adentrándose un poco en el bosque hasta llegar a un gran árbol de cerezo dándole un toque rosa a todo el pasaje verde a su alrededor.

-- ¿cómo es que no había visto esto antes?, no está muy lejos del lago, -- se dio vuelta para ver a Tristan pero él no había cambiado se expresión triste, -- Tristan ¿que pasa?, me estoy preocupando, -- se acercó y posó su mano sobre su mejilla acariciándola.

-- lo siento, éste es uno de mis lugares favoritos para leer, a veces me siento en esa banca por horas con un libro, -- señaló hacia una banca color blanca bajo el árbol como las que verías en un parque.

Guardianes: Orbes de PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora