N u e v e e m p a n a d a s

1.9K 335 157
                                    

←SeokJin pv→

Ya era el gran día, la noche en la que finalmente tendría tiempo de ver a NamJoon sin que fuera en los tiempos libres del liceo. Me pregunto como estará vestido, me pregunto como será la fiesta...

Tengo muchísimas dudas.

Yo vestía de manera formal, pues realmente no sabía cual era el código de vestimenta y mejor estar elegante a parecer sendo mamarracho, ¿o no?

Llevaba en una de mis manos una bolsa con un regalo, más de parte de mi mamá que mía. Según ella, no podía aparecerme con las manos vacías.

Lo que ella no sabía era que era un arrocero más en un grupo entero.

En fin, esperaba fuera de la residencia cuando pude distinguir que un carro se acercaba con las luz interior encendida, tenían que ser ellos.

¿Quién más usaría lentes oscuros de zancudo al manejar de noche? Sólo HoSeok.

— ¿Cuánto cobras la hora, papi? —

Mardito Tae, estaba de copiloto el marico ese.

— Verga, Nam, no me la calo, te están tumbando el cuadre. —
Añadió HoSeok, metiendo cizaña que parecía no tener efecto en la "víctima"; el de los hoyuelos sólo me miraba de arriba pa'bajo.

— Ajá, súbete, muñequito 'e torta. La rumbita nos espera. —

  Cabe destacar que andaban como unos marginales... O sólo era yo, que me tomé la vaina muy en serio y me vestí como si fuera a ver como ahogan al carajito en un bautizo.

— ¿En dónde me subo? No hay espacio en esa vaina, arrecochínense. —

  ¿Por qué el carro tenía que ser tan pequeño?

— Bueno, ¿pa'onde nos vamos a ir pues? Si quieres te amarramos en el techo y desbórralo, menor.
Finalmente, NamJoon había decidido hablar, pero no para impedir lo siguiente.

— Ya, equis, móntate en las piernas del marico ese. —

Yeyo, lo único en lo que podía pensar era en el yeyo que me había dado al escuchar esa weboná.

ADMITO QUE SE ME HABÍA BAJADO LA PRESIÓN, AUXILIO, SOCORRO, SEBIN.

QUIÉN SEA.

— SeokJin, no tenemos toda la noche. —

Quería llorar, hasta Nam estaba de acuerdo.

¿Qué tanto, SeokJin? ¿No kike querías estar cerca del chamito?; no sirvo para darme ánimos, soy es senda bosta.

No dije nada más y con el mayor cuidado que pude, me senté sobre sus piernas. Admito que me iba agarrando de los asientos de alante, para no estar completamente en contacto con él.

Sentía la cara roja, qué horror, qué burla, qué vergüenza.

Sin esperar mucho más, el Esperanzo de todos y todas, como lo diría el trimardito de Maduro, arrancó. Iba esmanda'o, si frenaba en algún momento iba a dejar la jeta en el vidrio delantero.

Las calles de Bolívar son una mierda, pero nunca me había dado cuenta de ello hasta el día de hoy.

Nunca lo lamenté tanto.

Mientras iba sonando una canción que desconocía y que al parecer lo único entendible era: "YO TE DOY LO QUE TU QUIERA, BÁILAME EN EL TUBO... SUAAAAAAVE". Se me estaba saliendo el alma de'r cuerpo.

Marico, trataba de evitarlo pero a cada rato rebotaba sobre su... coso, su compañero de to'a la vida.

Qué arrechera, quería consolarme a mi mismo al pensar que no lo notaba o no le molestaba en absoluto... Pero de seguro era todo lo contrario.

La música me tenía mal, pero la situación me tenía peor.

Era como... si un desconocido te lo restregara cuando el autobús agarra una curva. Pero NamJoon no era un desconocido, tendría que calarme su expresión cuando me bajara.

Así estuve todo el camino, porque Venezuela y ninguna de las calles está completamente lisa. Luego de lo que para mí fueron mil años, llegamos a la bendita fiesta. Salté del carro apenas se abrió la puerta, literalmente.

Desbórralo, menor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora