T r e c e e m p a n a d a s

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← SeokJin pv→

 Una vez nos bajamos de la carcacha de José Octavio, tomé a NamJoon del brazo y apoyé su cuerpo sobre el mío para que tuviera algo de soporte, porque estaba tan vuelto mierda que ni caminar podía.

 Menos mal que los carajitos estos se quedaron ahí hasta que entramos, porque yo lo que estaba era caga'o de que me tiraran un atentado. Bueno, la única persona que podía hacerlo estaba en mis brazos borra'o de la pea, tal vez si nos atracaran lo reconocerían y nos dejarían en paz.

 Mi casa quedaba pa' lo último, todo el camino que tendríamos que recorrer iba a ser senda ladilla; en esta verga viven un poco 'e viejas, que no tardan en lanzarte al vigilante si haces el más mínimo ruido.

 Coñoelamadre, una desventaja más de vivir aquí y encima traer a Nam.

 Siempre fantasée con traerlo pa' mi casa y que conociera a mi mamá, todo light, todo chévere, pero no de esta manera, marico.

 Qué de lo último.

 Llegamos hasta la puerta como mil años después, saqué la llave y con el mayor cuidado que pude abrí la puerta...

 Se igualaba casi a la perfección con la adrenalina que sentí al copiarme en un examen  poniéndome el cuaderno en las patas, intentando no hacer ruido al pasar las páginas.

 "Soy es yo vale." Pensé, una vez que logré mi objetivo.

 La felicidad duró poco, porque la madre mía estaba sentada en el mueble, esperándome.

" Mardito Maduro."

— ¿Qué son estas horas de llegar, Kim SeokJin? —

 Me puse pálido como un papel, eso era seguro. Yo le dije que iba a llegar temprano, pero ya eran las 02:00 a.m. y tú me dirás.

— 'Elga, mano. Te van a caer a palo, yo que tú voy saltando la cerca. —

 Bellísimo el momento en el que el carajito este decide hablar, pensé que se había muerto o algo.

— ¿Quién es ese, ah? No sabía que tenías esa... clase de amigos.
Luego de emitir sus palabras, lo miró de arriba a abajo.

 Sabía lo que pensaba, no podía estar más en desacuerdo.

— Ay ya, mamá. Sólo viene a quedarse esta noche, porque era muy tarde para ir a su casa. —

— No imagino en qué barrialunga debe vivir este, que ni a estas horas puede aparecer por su propia casa. —

No es este, se llama Kim NamJoon. —

  Marico, había muy altas posibilidades de que me ganara mi sólo guamazo con la correa, pero admito que no me importó en ese momento con tal de defender quién era ese chamo a mi lado. A pesar de que era senda rata estaba seguro de que tenía buen corazón, el lugar de donde venía me daba igual.

 Lo tomé de la mano lo más rápido que pude, para luego subir la escalera de un sólo coñazo. Debía aprovechar que mi mamá había quedado loca con sendo bollo que le dejé.

 Agarra ese trompo en la uña, pué.

— Senda mansión la que te gastas, deberías invitarme pa' un tú sa'e cuando tu mamá no esté. —

 Salí de una ladilla pa' entrar en otra.

Desbórralo, menor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora