← SeokJin pv→
— Marica, no puedo creer que se robaron la bandeja de tequeños. Para la próxima, voy con ustedes. —
Era lunes por la mañana y me encontraba contándole a JiMin todos los betulios que habían ocurrido en su ausencia.
— Loca, apenas entrábamos en el carro, el Esperanzo tenía un corotero en esa verga que imagino es de quien le prestó el carro... Pero equis, cuéntame ¿Hiciste la movida con YoonGi? —
En ese momento, se le cayó la sonrisa al rubio, parecía que había visto a su comandante intergaláctico salir de la tumba.
— Te tengo un dato y no es de caballo'... —
Luego de que me dijera eso, supe que la vaina que hubiera pasado en ese bonche era seria.
— Tú sa'e que yo me fui a buscar un palo y vaina, mi idea era ir a tomarme uno con YoonGi para hablar y conocernos mejor. Loca, no había ni puesto un pie en la entrada cuando lo vi besándose con HoSeok. —
Quedé loco con esa información, yo sabía que eran panitas muy cercanos, pero no tanto.
— Qué beta, marico. De pana que no puedo procesar que ambos hayan salido parchita y encima novios, tan tipos serios que se veían. —
No estaba en contra, porque ¿Hola, también era del otro bando? Pero igual, me impactaba la noticia, pensé que eran así como NamJoon.
Pavitos.
— ¿Quiénes se veían tipos serios? Roten el chisme. —
Hablando de los Reyes de Roma: El carajito de los hoyuelos y su junta habían venido a saludarnos.
Ahora que lo pensaba, veía al Esperanzo y al car'e gato ese más cercanos.
No me pasa.
— Nada, marico, hablando como los locos de la fiesta. —
Respondió JiMin, en vista de que guardé silencio, pensativo.— De lo único que me acuerdo de esa vaina es que eché la jartazón de mi vida y vi la senda piscina que tiene Jin en su casa. —
— ¿Y no te acuerdas de que casi lo besas? —
Verga HoSeok pero tú nojombre. ¿No puedes tener más tacto al decir las cosas?
— No seas cobero, lo habría recordado. —
Respondió con los ojos entrecerrados, incrédulo. ¿Cómo podía estar tan seguro?— No es coba. —
Dijimos todos al unísono, incluso JiMin.Chamo, la cara que puso fue una vaina espectacular, estaba tan pálido como YoonGi, no parecía el mismo chamo que vivía en perro seco y jugaba caimaneras descalzo en senda pepa 'e sol.
— ¿Será que me puedo matar? —
Después de que dijo eso, el timbre para ir a cantar el malvado himno sonó.
Diría que fue salvado por la campana, pero un poco tarde.
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Desbórralo, menor.
FanficEsta es la historia en la que Kim NamJoon vende empanadas y Kim SeokJin se lo quiere chancear. Maricoteo intenso.