D i e z e m p a n a d a s

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←NamJoon pv→

" Se pone caliente cuando escucha este perreo..." Era la canción que iba sonando y la que yo venía vacilando en banda por'toel camino. El Esperanzo se gastaba unos CD's todos criminalosos, 'toy claro en el beta.

Ya íbamos todos monta'os en la nave, el único que faltaba era SeokJin, quien fuimos a buscar de último porque no vivía tan bota'o.

Admito que cuando llegamos, le eché ojo a la senda residencia del marico ese, ignorando que el 'taba ahí, hablando con los convives. Voy a hablar es claro, quedé loco, tenía hasta piscina y yo viviendo en una casa con techo de zinc, que se escucha clarito cuando cae un mango 'e la mata.

Y mejor que no, porque esa verga parece los juegos del hambre, uno nunca sabe quién se va a quedar con el malvado mango.

— ¿En donde me subo? No hay espacio en esa vaina, arrecochínense. —

Fue lo único que escuche de toda la conversación.

— Bueno, ¿pa'onde nos vamos a ir pues? Si quieres te amarramos en el techo y desbórralo, menor. —
Respondí, pa' que sea serio y aporte en la causa.

— Ya, equis, móntate en las piernas del marico ese. —
Verga, José Octavio, ¿por qué me vendes de esta manera?

Paloqué, ya no faltaba tanto para llegar, podía contribuir con el asunto sin peo alguno.

— SeokJin, no tenemos toda la noche. —

Ya estaba soñando con la bandeja 'e tequeños, pa' qué mentir.

El loco este se montó en mis piernas y sin mucho parloteo el panita Hobi arrancó esa verga. No hallaba donde poner las manos, el pelirrojo iba era sopla'o y de verga no pego la cabeza del techo.

La vaina interesante empezó cuando llegamos a una tronera 'e güecos, ese malvado carro sonaba como si se iba a desbaratár y encima de todo, SeokJin parecía una vaina rara, saltaba pa' todos lados.

Se sentía raro... no me disgustaba, ya va, marico.

Decidí no pararle, al fin y al cabo podía ser la emoción por el sendo zampe que iba a montar con la mesa de pasapalos.

←Narrador pv→

Los cinco carajitos se bajaron del carro como si fueran sendos tipos serios, el Esperanzo aún cargaba los lentes malandritos esos que le robó a su primo de once años.

Equis, tan pronto Jin vio a JiMin, a ese le dio una verga.

— ¡Marico! —
Le pegó un leco, como si no lo hubiera visto en años.

— Nam me arrecostó el bowe, me quiero morir... —

De esa manera, empezaron a ponerse al día con los detalles de cada chisme que no sabían, por más pequeño que fuera.

Mientras tanto, el grupex se metió en la sala, que estaba encendía con unas notas de cocuí y Anís, probablemente preveral también; todos los demás procedieron, menos Tae, quien fue detenido por un carajito ladilloso de segundo año, pero que lo tenía loco.

— Tata, me dijiste que me ibas a llamar antes de venir pa'ca, me quedé como un mongólico esperando. —
Dijo el carajito, hablando por encima de la música que le retumbaba en los oídos.

" Dame la ñapaaa..."

— Perdóname vale, es que andaba en unos asuntos confidenciales ahí, más tarde te doy tu recompensa, JungKookie.—

Verga, al sute ese se le pusieron los ojos pipirulos.

'Acho, matón.

— VACÍLATE ESTE SISTEMA CONVIVEEEEEE.—
Dijo un chamito equis en el medio de la sala.

Cada quién andaba por su la'o ahora, pero pendientes el uno del otro: TaeHyung cayéndole a labia al Cuco, Nam jartándose la bandeja de tequeños escondi'o en una esquina y el Yoongi hablando con José Octavio.

— Ya vengo, marico, voy a buscar un palo. —
Le dijo JiMin al castaño, dejándolo solo.

— Quién fuera cemento, para sostener sendo monumento. —

Naweboná, ni SeokJin pudo identificar de donde venía esa lírica.

— Me llamo SuHo y... Hola, vale. —

"¿Será conmigo?" Se preguntó el castaño.

Él no sabía qué hacer o decir, pues el carajito ese que se le acercó tenía senda cara de charlero, no iba a dejar que lo cayera a labia.

— Ajá, se supone que esto es tuyo. —

Acto seguido, Jin le entregó la bolsa de regalo que tenía en las manos, pero no terminó de quitarlas cuando a la persona que acababa de conocer ya lo tenía entre brazos.

— No recuerdo haberte invitado, pero te perdono si eres arrocero, porque eres bello. —

En ese momento, unas bachatas to' trifásicas andaban sonando: "No te asombres, si una noche..."

NamJoon les tenía el ojo monta'o, así que se embuchó el último tequeño y se activó en la pista.

— Qué lo que está pasando aquí con el chamito, deja la ladilla, SuHo.—

Si las miradas mataran, SuHo estaría bajo tierra.

Esos dos tenían un culebrón, SeokJin lo sospechaba.

¿Ya se conocían?

— ¿Y si no qué pue'?—
Ahí se le salió la clase.

Te voy a dar un palazo por esa costilla.

Sin más que decir, Nam tomó la mano de SeokJin y se piraron par'coño.



Desbórralo, menor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora