V e i n t i s i e t e e m p a n a d a s

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— ¿Y qué le pasa a este? —
Interrogó JiMin mientras caminaba pa'onde los demás, de pana que estaba confundido.

NamJoon sólo se hizo el loco y no dijo ni pío, porque estaba claro que de ese beta ya tenía un pedazo.

— ¿Estará molesto con nosotros? —
Jhon Cuca ya había vuelto, tenía senda raja en la cabeza que le hacía honor a su nombre. A Tae no parecía importarle, ese le metía igual.

— Creo que debería ir a ver... Chao, los veo más tarde y les digo qué pasó. —

El rubio se despidió de cada uno de los chamos, dándoles un beso. Corrió hasta el salón posteriormente, pues no creía que su panita pudiera estar en otro lugar.

Medio se asomó y vaina, justamente el marico ese estaba ahí, apoyando su cabeza contra el pupitre.

— Jin, ¿Por qué te piraste en cuanto viste a los demás? —

No hubo respuesta.

JiMin entró al salón y se sentó justo al frente de SeokJin, volteándose para poder verlo mejor.

— Coño, estoy hablando contigo, marico. —

Colocó sus manos de carajito de primaria sobre la cabeza de su convive, pero tampoco hubo respuesta.

— ¡COOOOÑO! —
Exclamó, jalándole las greñas para que levantara la cara y fuera tipo serio.

Se arrepintió un segundo después, porque se dio cuenta de que Jin estaba era llorando a moco tendí'o.

... Ñelda.

— Verga... ¿Por qué tú lloras, loco? —
JiMin le había puesto seriedad al asunto.

— E-Es q-que... —
Nisiquiera terminó la oración cuando ya había vuelto a llorar como una magdalena.

— Respira o te cacheteo. —

Ahí fue cuando SeokJin agarró mínima. De una terminó contándole al marico este quéloqué con Nam.

— ¿¡QUE HIZO QUÉ!? LO VOY A MANDAR A MATAR A ESE MAMAWEBO. —

JiMin estuvo a punto de salir a formar peo, pero el timbre para cantar el himno acababa de sonar.

Ya sería en el receso, pero Kim NamJoon no se salvaba de esa zaparramentazón de coñazos que le iba a dar JiMin.

Esperó durante las primeras dos horas, pero tan pronto sonó el timbre para el receso ese se esmachetó pal patio, incluso dejando a Jin en el salón.

— ¡KIM NAMJOON, TE VAS A MORIR, BECERRO! —
Gritó en cuanto lo vio, el mencionado sabía que había problemas porque JiMin nunca actuaba así.

Fue esmanda'o hasta donde estaba el de los hoyuelos con el combo, en cuanto llegó le dio senda agarrada 'e pescuezo; a ese chamo se le había metido munra, estaba vuelto loco.

— ¿¡CÓMO ES ESO DE QUE TE BESASTE CON SEOKJIN, AH, MALVADO PAJU'O!? —

Para la mala suerte de NamJoon, todos sus panitas escucharon y quedaron con los ojos cuadrao's.

— ¡YA VA! ¿¡QUÉ!? —
El Esperanzo representaba a todo el grupo.

Ya me jodí. —

NamJoon estaba reventa'o por todos lados, tenía que explicar.

Se dejó de webonadas y les contó su versión de los acontecimientos. La verdad era, que realmente no le había disgustado lo que ocurrió, pero que no sabía qué hacer al respecto ya que siempre pensó que su pasión eran las jevas.

Los demás no estaban molestos por las mentiras de su pana, pues no era fácil decirle a tu combo que ahora tirabas pa' ambos lados.

— SeokJin piensa que lo rechazaste... —
Dijo JiMin con un hilito de voz, apenas procesando ambos puntos de vista.

— Bueno, ¿qué más? Háblale claro a ese chamo y pídele el empate. —
Tae siempre tenía buenas ideas.

— Coño, sí, porque es así de fácil, mamawebo. —
NamJoon no parecía rechazar la idea, pero no tenía muy claro lo que podía hacer.

— ¡NOSOTROS TE AYUDAMOS! ¿¡QUIÉN DIJO MIEDO!? —

El chamito de las empanadas ahora se daba cuenta de los amigos tan finos que tenía; todos se habían ofrecido a cuadrarle a SeokJin.

Naweboná, las vueltas que da la vida.

Desbórralo, menor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora