BABY - L. JENO

DÍA 20

[HANEUL]

Cuando me desperté, el olor a lluvia me llenó por completo, luego noté una presencia a mi lado y cuando me di cuenta de que mi mano no estaba libre casi me da un paro cardiaco.

Miré a mi lado y vi a Jeno, estábamos a una distancia bastante grande teniendo en cuenta que era una cama hecha para una sola persona, ¿cómo habíamos acabado así? Ni idea, pero su mano era tan suave que la mía era como papel de lija comparada con la suya. Se supone que las mujeres se cuidan más que los hombres, pero yo me cuido tanto como un Neanderthal, para mí la crema es como algo que no existe. Probablemente la use una vez al año.

Retiré mi mano con cuidado para que no se despertara y revisé mi móvil. Tenía mensajes de todos los miembros de mi familia y todos decían lo mismo. ¿DÓNDE ESTÁS? y ¿CUÁNDO LLEGAS?

Miré mi reloj y vi que ya era un poco más de medio día.

Me estiré y fui al baño a volver a ponerme mi blusa, lavarme la cara y aunque sea enjuagarme la boca para poder verme presentable ante mis padres.

Bajé a la planta principal y vi todo el panorama, todo lo que dejamos estaba mojado o roto y había una marca de agua en la pared de por lo menos un metro. El suelo estaba embarrado y aún quedaba un poco de agua. Me asusté así que corrí al cuarto de Jeno y le desperté.

—¿Mmh? —preguntó mientras abría los ojos— ¿Qué ocurre? ¿Qué hora es?

—La planta de abajo está... bueno, no está destrozada pero sí que necesita un buen lavado de cara.

—¡¿Qué?!

Bajó corriendo y le seguí mientras le daba de comer a Cereal porque, para nuestra mala suerte, empezó a llorar.

—¿Cómo hemos poder dormido mientras pasaba esto? Al menos yo no me he enterado.

Tenía razón, probablemente toda la zona estaba despierta menos nosotros.

—Ni yo. ¿Quieres que te ayude a limpiar un poco esto antes de que lleguen tus padres?

—No hace falta Haneul. —Nos giramos hacia la puerta y allí estaban sus padres— Vete a tu casa, tus padres sí que necesitarán tu ayuda.

—Está bien. —miré a Jeno y ya estaba limpiando, ¿en qué momento cogió una fregona?— ¿Me lo quedo yo? —pregunté señalando al bebé.

—Si no es mucha molestia...

—Ok, pues subo a por mis cosas y me voy.

Subí corriendo y después de despedirme de todos me fui a mi casa. Lo primero que me encontré fue a Jaehyun mirando su reloj.

—¿Acaso estas son horas de llegar?

—Yo también estoy bien, gracias por preguntar. Y además ni siquiera he desayunado así que no esperes que camine rápido.

—Pues entonces vamos al supermercado, la nevera se ha roto y como la comida la guardamos en los cajones de abajo todo se ha mojado.

Mientras caminábamos por el vecindario pude observar cómo esa inundación había afectado. En la mayoría de las casas la gente estaba con la puerta abierta para tirar cosas o tratar de quitar el lodo que había. Los coches aún seguían vivos, pero sin duda necesitaban ir a que los repararan en algún taller solo para asegurar que funcionen correctamente.