DÍA 28

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[HANEUL]

Me desperté y Mark estaba durmiendo en la silla de mi escritorio. Los acontecimientos de la tarde anterior estaban algo borrosos en mi memoria pero más o menos recordaba algunas cosas, cuando me trajo a casa, cuando le pedí que se quedara conmigo o cuando a altas horas de la noche se ofreció a prepararme un té.

Actos que consideramos tan simples y sin embargo pueden conseguir que te enamores de alguien, porque no siempre todo tiene que ser a lo grande, a veces son los pequeños detalles los que cuentan.

Probablemente Mark estaba muy cansado por mi culpa pero aún así conseguí despertarle cuando me moví.

—¿Qué tal te encuentras pequeña? —preguntó tocándome la mejilla y la frente para comprobar mi temperatura, aunque fue un poco en vano porque noté como la cara me empezaba a arder.

Exacto, Mark Lee empezaba a ponerme nerviosa. En el buen sentido obviamente.

—Ya me encuentro mejor, gracias por todo. Pero tú no tienes buena cara, —estaba cansado y tenía ojeras pero aún conservaba su belleza natural y eso le hacía ver realmente hermoso, con el pelo un tanto revuelto y la ternura en los ojos que tanto le caracterizaba— así que ven.

Salí de la cama y tiré de él para meterle en mi cama. Por suerte estaba tan cansado que no se resistió.

—Ya cuidaste de mí toda la noche, es mi turno de cuidar de ti.

—¿Eres un ángel del cielo? —reí levemente y negué.

—Yo soy el cielo. —dije haciendo referencia a mi nombre— Es broma, descansa.

No tardó mucho en quedarse dormido, así que después de cambiarme, fui a la cocina para comer algo.

—¡Hermanita! —Jaehyun se acercó a mí y me aplastó entre sus brazos.

—Me ahogas...

—Perdón. Pero es que ayer estuve tan preocupado... Ves esto, —señaló su frente y había una espinilla— haces que mis niveles de estrés aumenten.

Me sirvió el desayuno y comimos juntos, Cereales, cuando no.

—Sabes —dije cuando acabé de masticar— al principio pensé que no volvería a comer esto en mi vida pero ya ves, aquí estoy, inflándome.

—Come mucho, estás flaca. —asentí y me serví un poco más para contestarle a él y a mi estómago.

Tocaron el timbre mientras metía los platos en el lavavajillas y como no había nadie más cerca tuve que ir yo.

—¡Voy! —corrí a abrir y me encontré a la persona que menos me esperaba— Oh, Haechan ¿qué haces aquí?

—Vine a ver cómo estabas. Jaehyun me contó la situación y he venido lo más temprano que he podido.

—Oh, ya estoy mejor. Ayer por la noche fue un infierno pero ya estoy como nueva. ¿Quieres pasar?

—¿Segura? —asentí y oí como le sonaba la tripa.

—De aquí no te vas sin comer, vamos. —le arrastré hasta la cocina y le serví lo que habíamos comido mi hermano y yo anteriormente.

BABY - L. JENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora