DÍA 24

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[HANEUL]

Estar en clase se convirtió casi en un infierno, nadie me molestaba pero en cada cambio de clase veía a Jeno viniendo en mi dirección y luego regresando bruscamente a su sitio. Le había dicho que no quería hablar con él pero no sé si dolía más lo que me hizo o  el hecho de que ni siquiera podíamos hablar.

Sus excusas eran una basura pero hasta a mí me hacía daño que fuéramos tan distantes.

El bebé por suerte no había llorado en todo el día pero yo tenía unas ganas de llorar increíbles.

A parte de eso mi mente no dejaba de pensar en Miyeon, no por quien era, sino porque la recordaba de algo.

Miyeon... Miyeon... ¡Miyeon! Claro, ¿cómo se puede cambiar tanto en cinco años? Su cara es casi irreconocible y también se ha teñido.

—Esa hija de-

—Jung Haneul, Lee Jeno, ¿podéis salir un segundo?

Salí con Cereal y a los pocos segundos Jeno estaba detrás mío.

—¿Qué ocurre? —preguntó Jeno.

—Decídmelo vosotros. Vuestro trabajo en equipo iba bien pero hace dos días o así se ha derrumbado, ¿puedo saber qué ha pasado?

—Hemos tenido una pequeña discusión.

—Eso no es una excusa. Se supone que sois los padres de ese bebé —dijo señalando a Cereal— ¿Acaso cuando vuestros padres se pelean han dejado de cuidaros? No ¿verdad? Si hay algún problema quiero que lo resolváis ya, porque si no vuestra nota va a descender notablemente, ¿entendido?

Asentimos y la profesora nos dejó en el pasillo en un silencio muy incómodo.

—Sé que no quieres hablar conmigo ni escucharme. Solo un par de minutos más y todo esto pasará.

—No. Jeno, sé que lo que hiciste está mal, y tú también lo sabes. —eso es coraje, ¿quién le dice eso a la cara a alguien?— Pero también ha estado mal que no quisiera escucharte. Así que te voy a dejar hablar, para eso estamos aquí ¿no?

Respiró profundamente y se apoyó en la pared.

—Anoche no pude dormir, estuve pensando en todo lo que había pasado y todo lo que había hecho. También vi a Haechan y, literalmente, me dio un golpe de realidad.

—¿Te pegó?

—Sí. —dijo como si le pasara todos los días— En la cara, me lo merecía.

—¿Te dolió?

—No tanto como me dolió darme cuenta de lo estúpido que he sido. Fue como si el hecho de que mi mejor amigo me lo dijera me trajera a la realidad.

—Ve al grano, Jeno. —se estaba alargando demasiado con su historia y algún día tendríamos que volver a clase.

—Lo que quiero decir es que ayer cuando pensaba me di cuenta de por qué hice lo que hice.

—Así que tenías razones... ¿Es porque no fui buena contigo al principio? Porque si es así-

—Todo lo contrario. —me cortó— Es porque tenía miedo de hacerte daño. Antes de que digas nada, sé que no tiene sentido después de lo que he hecho, pero lo puedo explicar.

—Adelante.

—¿Sabes cuando eres pequeño y tenías ese peluche favorito que cuidabas con todo tu alma y un día lo pierdes o se rompe?

—No... Pero continúa.

—Bueno, lo que quiero decir es que a veces hay algo, o alguien, que quieres mucho y luego recuerdas algo que te hace dudar sobre si le haces bien a esa persona y simplemente te quieres alejar por miedo a hacerle daño.

BABY - L. JENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora