4. Sin Miedo a Nada

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¿Cuándo aprenderás que el tiempo no cura las heridas?

¿Cuándo entenderás que la vida se te va en un suspiro?

¿Cuándo empezarás a vivir, Sin miedo a nada?


A love like ours, could never die, as long as I

Have you near me.

Bright all the starts that shine, dark is the sky

I love this love of mine, could never die...

And I love her.

Oscuro cielo, las estrellas brillan

Te amo, este amor es mío

Nunca morirá, La amo.

Lennon – McCartney, And I love her.



El humo del habano envolvía la figura pensativa de Albert, su vista se mantenía fija en las rosas del portal mientras una sollozante Candy desahogaba sus emociones frente a una taza de té caliente.

Hecha un ovillo y hundida en el sillón de cuero, la chica lucía derrumbada, la taza temblaba entre sus manos y las ojeras de sus hinchados ojos delataban su nostalgia y su tristeza.

No sabes lo que sentí Albert... estaba ahí, frente a mí, después de tantos años... el sol iluminaba su sonrisa... y Graham, ¡sonreía igual que él!... ¡fue tan maravilloso verlo abrazando a su hijo!... pero duele Albert, duele...

Albert no se movía, el puño de la mano apretado, los ojos fijos, un ligero viento dio en sus mejillas sacándolo del ensueño, apagó lentamente el habano y abrazó con cariño a la chica, como si sus brazos pudieran darle el confort que ella tanto ansiaba, como si pudiera transmitirle su calor y calmar su alma.

Candice...

No puedo Albert, no puedo... es como si nuevamente estuviera bajando esas escaleras... siento un vacío aquí – dijo señalándose el corazón – como el día en que desperté y descubrí que Anthony ya no estaba... como el día en que Stear murió y Patty se aferraba a aquella cruz...

Ya mi querida niña... - susurró suavemente el jóven acariciando sus cabellos mientras la cabeza de ella se hundía en su pecho – todo esto pasará, te ves más linda cuando ríes que cuando lloras ¿recuerdas?

¿Y eso de qué me sirve ahora?... dime... ¿qué me va a sacar del pecho este dolor que tengo?... siento que la vida se me va entre las manos...

En el fondo sabes que eso no pasará... eres más fuerte que cualquiera, siempre has enfrentado con alegría las tristezas de tu vida...

Pero ahora no puedo... no puedo...

Ambos se abrazaron fuertemente, la tristeza de Candy contagió a Albert, las lágrimas acudieron a su rostro y se mezclaron con las que su hija adoptiva dejaba en esos momentos en su regazo.

** *** ** *** ** ***

Albert sostenía en sus manos la cinta de pelo que Candy dejara tirada en el sillón, la luz de la lámpara daba a su habitación cierto aire de intimidad.

Los muebles de madera eran antigüos, dejaban en claro el linaje del cual procedían los Andley. En cada uno de esos espejos, en cada ropero, en el lavamanos de porcelana que reposaba al lado del dosel y las cortinas bordadas en hilo de oro denotaban el añejo linaje que corría por sus venas.

El rubio se dejó caer sobre los gruesos almohadones que cubrían su cama, la luz de la luna se filtraba de a poco por los rincones acentuando su melancolía.

Sin Miedo a NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora