13. Sin Miedo a Nada

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La vida es algo único e irrepetible,

Un regalo divino digno de disfrutarse,

Difícil, llena de tropiezos... y de amor.

Por eso, hay que sentirla... sin miedo a nada.


El tenía 19 años, ella 16, ambos se querían

Pero un día a él se lo llevaron

Decidieron que su amor terminaría

Lo llevaron a jugar, con metralla de verdad

Ella no sabe, que él no volverá.

Desde la trinchera yo te escribo,

Entre la miseria y entre el frío,

No sería justo amor,

Que me esperes otra vez

Olvídame... olvídame.

El descansa en un campo minado,

Ha crecido hierba entre sus manos

Ella espera en el andén, a que llegue el primer tren

Ella no sabe, que él no volverá.

Desde la Trinchera, Flans.


Tras el escándalo suscitado por el compromiso fallido de Eliza, esta y su madre abandonaron Estados Unidos con rumbo a Escocia, por lo menos hasta que las aguas se calmaran o la Abuela y Albert decidieran perdonarla, lo que ocurriese primero.

Lakewood era el mejor lugar para pasar el invierno, Candy y Terry visitaban con frecuencia a la Srita. Pony y a la Hermana María. Aquella tarde Archie, Annie y Patty llevaron a Graham al Hogar, llevando ropa de cama, edredones y juguetes para la Navidad de los niños.

En el sofá del gran salón, la rubia y el actor disfrutaban de la resolana que se filtraba por los cortinajes, él aspiraba el aroma de su cabello mientras ella lo abrazaba con fuerza y levantaba el rostro para observarlo mejor.

¿Es necesario que nuevamente te ausentes?

Tarzán pecoso ¿acaso noto un tono de reproche en tus palabras?

¡Terry!... aún no me has dicho qué fuiste a hacer a Europa este tiempo...

¿Cuándo se te quitará lo entrometida? Te expliqué la importancia del viaje, era una promesa que hice a Graham y tenía que cumplirla.

¿Así que no piensas decírmelo?

¡uh! ¡la Señorita pecas me está retando!... ¿sabías que cuando frunces la nariz tus pecas se juntan y hacen una línea?

¡TERRENCE GRANDCHESTER!

El jóven alcanzó a esquivar el golpe, con sorprendente agilidad tomó a la rubia y sin darle tiempo a defenderse la besó apasionadamente.

Ahora tendrás que casarte conmigo... - musitó

¡Duque!... ¡Es usted un atrevido! – replicó divertida - ¿por un beso robado ya desea boda?

Levanta la vista... no tienes salida, es una tradición.

La chica miró donde le indicaban y distinguió claramente una rama de muérdago que pendía sobre ambos, divertida volvió a besarlo y suspiró un poco.

Eso no te salvará... no me has contestado.

Sólo puedo decirte que me esperes para Navidad... te prometo que será muy especial.

Sin Miedo a NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora