11. Sin Miedo a Nada

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Para amar se necesita valor,

Valor para reír y llorar,

Valor para luchar,

Valor para perder y ganar,

Valor para vivir... sin miedo a nada.


Sólo tengo recuerdos, de un pasado feliz

Sólo tengo añoranzas en mi mente de ti.

Vuelve aquí.

He vivido unos años, algo duros sin ti,

Ahora quiero olvidarlos y volver a reír.

En mi vida solo quedan esperanzas,

En mis sueños mi ilusión siempre eres tú,

Sólo vivo esperando tu regreso

Con tu marcha te llevaste, mi corazón.

Esperanzas, Yuri


La luz de la luna a través de la ventana iluminaba su rostro, afuera, las olas del mar chocaban contra el casco del "Queen Mary" al vaivén del recorrido. Las estrellas iluminaban el firmamento y el olor a sal inundaba el aire.

En el salón comedor se servía la cena, mientras él hacía lo propio, solo en el lujoso camarote. Sobre la mesilla de noche yacían dos retratos: uno, Graham sonriente, abrazando a Patricia mientras ambos jugaban en el parque... el otro, más viejo, amarillento y roto por tantas lágrimas derramadas sobre el papel, por las múltiples repasadas con los dedos... era Stear, tal y como él lo recordaba.

Me pregunto ¿cómo es que un cegatón como tú fue a dar al frente?... ¡seguramente la urgencia de voluntarios era demasiada!... o tu poder de convencimiento también acabó por hacerlos ceder ante tu petición, como hice yo.

Terry suspiró con una sonrisa irónica en los labios.

¡Mira qué ocurrencia de tu parte! ¡Sólo en ti cabía la esperanza de que alguien como yo te ayudase a inventar! Si aparte de todo cualquier cosa que armaras acababa hecha añicos... ¡como aquella bocina que nos dejó sordos a todos por meses en el colegio!

El jóven cruzó los brazos bajo su cabeza, fijó su mirada en la araña de cristal que pendía sobre de él y la nostalgia invadió su rostro.

¡Pensé que tú cuidarías de la pecosa!... sabía que el colérico de Archie quizá no podría contenerla, pero tú... de los tres eras el más sensato, y tu oculto amor por ella era incomparable... ¡a lo mejor te la merecías más!. Pero acabaste amando a Patty ¡y yo terminé cuidándolos a todos! Irónica que es la vida ¿no crees Stear?

El sueño invadió sus ojos, y pronto, el lento acompasar de su pecho asimiló el vaivén de las olas.

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La Señora Elroy soplaba furiosa su estilizado abanico de plumas, el rostro reflejaba su descontento y preocupación, mientras, Albert sumía sus cavilaciones en la taza de té que sostenía entre sus manos, internamente deseaba que el oloroso líquido se transmutara en un vaso con whisky, que buena falta le hacía en esos momentos.

¡No puedo creerlo!... ¡William! ¿cómo puedes permitirlo?

De todos modos él no nos iba a pedir permiso Abuela.

Me siento muy culpable... después de todo yo la incité para que aceptara esa situación.

Nadie obliga a Candice a hacer nada Abuela... ¡esa es la chica más testaruda que he conocido en mi vida!... ¡Y Terry es el cabeza dura más grande que ha pisado la tierra!

Sin Miedo a NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora