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Carla
Siento demasiado dolor en mi cabeza mientras asustada miro mi mano manchada en sangre.
Se ha roto mi nariz... Pero, ¿por qué sangro?
Asustada, me levanto rápido de la silla, tomando todas mis cosas de la mesa para ir al baño. Los escalofrío, el terror me carcome al desconocer lo que ocurre. Nunca antes se me había roto la nariz, no comprendo que pasa en mi cuerpo por lo que es urgente hacerme un estudio medico, ¿pero y Lauren? Tengo que conversar con ella sobre esto, no estoy segura que decirle, pero necesito hacerlo. Al llegar al baño entro cerrando la puerta con seguro. Observo mi reflejo en el espejo, y la imagen frente a mí me perturba demasiado; demacrada, pálida, con ojeras y un cansancio notorio en mis ojos. No estoy bien, esto es preocupante, lo sé. Mi piel se ve tan pálida, con tonos grises bajo mis ojos. Una Línea roja baja de mi nariz hasta ser atrapada por mi boca. La sangre oscura tiene un sabor metálico en mi boca que empieza a marearme, y mientras limpio mi rostro pienso en la causa del sangrado; la falta de hierro, vitaminas en el cuerpo... Leucemia.
Esto no puede estar pasando.
Suspiro intentando calmar mis nervios, y cuando miro que la sangre se detiene, salgo al pasillo para ir al hospital. Lauren y yo tenemos una cita y no quiero llegar tarde, pero hay tantas cosas en las que pensar que empiezan a estresarme y a causarme un fuerte dolor de cabeza.
Subo al auto y con mucho esfuerzo conduzco por las calles de Los Ángeles, hacia el otro extremo de la ciudad, dónde se encuentra el hospital. Esto no puede estar pasándome a mí, sigo pensando que nada de esto es real y que todo es un sueño del cuál algún día despertaré. ¿Algún día? Bien pensado Carla, es lo mejor que has dicho. Al llegar al estacionamiento y detener mi auto no quiero moverme, me siento agotada, agobiada, sin energía, mi energía se ha esfumado, tanto, que apoyo mi cabeza al respaldar de mi asiento y sin pensar qué pasará, me quedo dormida en cuestión de segundos.
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Lauren
Los documentos que reviso ya me tienen aburrida, por más que los leo una y otra y otra vez no logro concentrarme... Necesito a Carla conmigo, sólo puedo mirar la puerta con la esperanza de que Carla entre por ella. Ya van cuatro llamadas que hago a su celular, pero no contesta. Siempre se comunica conmigo cuando tiene algún retraso, o algún inconveniente de camino al hospital. No ha llamado en todo el día, y tampoco contesta mis llamadas, ni siquiera la vi por la mañana. Esto no me gusta. Suspiro, y me siento más cómoda en la silla. Tal vez solo debo calmarme y esperar un poco. Carla está poniendo distancia entre nosotras, y cada vez habla menos conmigo. Peino mi cabello, y vuelvo a suspirar.¿Qué está pasando entre nosotras?
De protón, por la pequeña ventana de la puerta, veo pasar a su amiga. Me levanto lo más rápido que puedo, y abro la puerta diciendo:
—Jane, espera. —La chica se detiene, y me mira con el ceño fruncido.
—¿Sucede algo? —Pregunta.
Jane lleva puesto el uniforme de residente y eso me indica a mí que las horas libres de Carla ya culminaron.
—¿Has visto a Carla? —Respondo con otra pregunta.
—Pasó toda mañana hecha un desastre en la universidad. —Dice riendo.
Eso capta mi atención por completo.