CAPÍTULO 28

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Lauren

Sus padres arrestados, Carla en el hospital, Sofía sufriendo. Todo esto es una tortura, porqué, porque no estuve allí, no estuve ahí cuando más me necesitaba, no estuve ahí cuando le prometí que la cuidaría. Ahora la miro aquí postrada a la cama, luchando por su vida, viendo como poco a poco se va, y sin poder salvarla.

—Tienes que descansar. —Niego, no pienso moverme de aquí, no pienso dejarla sola.

Sofía se sienta frete a mí, junto a su hermana. Suspira, y sus ojos se dirigen a Carla, estudiando cada centímetro de su rostro. Toma su mano con cuidado, besando sus nudillos, estos últimos días he apreciado mucho a esta chica y su dedicación por su hermana, me da entender que realmente la quiere. Mi puño izquierdo preciosa mis labios para no llorar, lo había hecho por mucho tiempo, por muchas horas, pero aún así el dolor no desaparece.

—Va a despertar, ¿verdad? —Sofía se muerde el labio inferior. Sus ojos brillan observando a su hermana.

Trago saliva, intento ser positiva, pero estoy consiente de la gravedad en la que está. No sé qué responderle y solo bajo la vista a mi regazo. Mis dedos presionan mis rodillas con fuerza. No sé si realmente Carla despertará. El daño que causo la falta de oxígeno en su cerebro la ha dejado en un estado de coma. Alejandro casi rompe su tráquea, y su anémica, sólo empeora. No supimos como atender la situación y el caos en mi cabeza por no poder hacerlo bien me atormenta. La dificultad para respirar por si sola, trajo como consecuencia la conexión de aire artificial, que, a mi pesar le administra el respirador. Su mano izquierda necesito sutura debido a los cristales rotos incrustados en su piel.

Por una parte estoy feliz, mi chica defendido a Sofía, a su hermana de la crueldad de sus padres. Ella estaba dispuesta a dar su vida por ella. Pero, ¿a qué precio?

—No lo sé, Sofí. —Su labio inferior tiembla y aquello no lo soporto, así que la rodeo con mi brazo para darle apoyo, para darle seguridad.

Después de todo es hermosa de Carla, parte de la familia.

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Las ojeras bajo los ojos de Carla ya no están, al igual que los moretones y el sangrado en su nariz han desaparecidos. Según Eduardo; el coma a ayudado favorablemente a que su cuerpo pueda descansar y recuperar las energías que necesita para estar bien. Las transfusiones de sangre, los trasplanté, y los medicamentos han empezado mejorar en ella... sólo espero que despierte pronto.

—Esto es mi culpa. —Murmura Sofía entre sollozos.

Niego, levantándome del sillón. Sigo con la misma ropa de ayer, pero ahora eso es lo de menos, a pesar de llevar una semana durmiendo en el hospital,  haciéndole compañía a Carla, no me importa, no me importa llevar la misma ropa días enteros con tal de no separarme de ella.

Me a cuclillo a lado de Sofía, colocando mi mano sobre su hombro, dándole un suave apretón.

—No es tu culpa, cielo. —Susurro con suavidad. —El único culpable es Alejandro.

Es verdad, Carla no estuviese postrada en esa cama si no fuese por culpa de él, y sus malditos golpes.

—P-pero si yo no hubiera llegado a ella... —Solloza. Sus lagrimas caen, empapando sus mejillas. —Carla estaría bien, en casa, contigo.

—Pero no te hubiera conocido. —Coloco un mecho tras su oreja, detallando aquel golpe en su pómulo. —Y tú, estuvieras siendo maltratada aún, ¿no crees?

Los ojos de Sofía me miran. Su labio inferior tiembla, y ese ligero gesto me recuerda tanto a su hermana. No puedo resistirlo, me levanto del suelo, sintiendo sus brazos rodear mi cintura mientras llora, duro y sin control. Mis manos acarician su cabello tratando de consolar aquel dolor tan perturbador en su pecho, de ver a su hermana sin moverse de la cama otro día más, y recordando aquellos malos momentos.

∽◇∽

Los días pasan, y Carla no reacciona a ningún estímulo. Eso empieza a preocupar a todos. La piel de Carla, con el tiempo, se empieza a tornar más pálida y fría, pero aquello era causa de el oxígeno que esta recibiendo, y es tan triste, tan doloroso, ver el amor de tu vida postrado en una cama sin poder hacer nada más que esperar.

Tomo con cuidado su mano derecha, acariciando sus dedos. Me inclino, y los beso uno por uno. En su codo interno puedo verse las venas cruzar su extremidad. Hay una vía traspasando su piel, levando sueros, y medicamentos a su sistema. Su cuerpo está conectados a un sin fin de cables, monitoreando todo. Y aquél tubo en su boca, me roba la calma.

Sufro sólo de verla así.

Me levanto inclinándome sobre su frente para darle un beso.

—Háblame, mi amor. —Sollozo. Han pasado tantos días, y el llanto no se marcha, que ya, la cuenta he perdido. —Por favor, por favor, háblame.

Pero Carla no responde.

∽◇∽

Es sábado por la tarde, el cielo está gris, las gotas de lluvia caen al suelo salpicando el pasto y la carretera de Los Ángeles. Aquellas gotas se acumulan en la ventana, corriendo como lágrimas húmedas y empañadas. Mi rostro no refleja más que tristeza y cansancio. Las ojeras son cada vez más evidentes por la falta de sueño. No duermo, no como y mi estómago se siente cerrado cada vez que veo un plato de comida,  por más que intentase probar bocado no pasa de mi garganta. Todo termina en un baño... vomitado. Jane muchas veces dice que caeré desmayada si sigo así. Pero que importa. Mi vida, mi alma se esta yendo de apoco con Carla. Ella no despierta, no se mueve,  no hace nada, y lo único que da señal de que sigue viva, es el monitor cardíaco conectada a su pecho y su dedo corazón.

Es un susto horrible cada vez que tiene un latido irregular. Pensar que la puedo perder en cuestión de segundos, es más aterrador en cada momento.

—Lauren. —Suspiro, girando mi cuerpo. —Necesitas descansar.

Carla muchas veces necesitó un descanso, dormir con tranquilidad sin preocuparse por las pesadillas. Y ahora heme aquí luchando para conciliar el sueño, algo que no llega desde hace unos días. Siento que estoy en una ruleta rusa. Los papeles se han invertido y es tan irónico todo esto. Ella duerme, yo me mantengo despierta, velando su sueño como muchas veces ella lo hizo.

—¿Quién puede descansar cuando ella esta así?

Jane entra a la habitación. Se acerca a Carla, plantando un beso en su freten, luego de acariciar su mano.

—Carla, dile a Lauren que tiene que descansar. —Sus ojos se posan en mí. —Parece un muerto.

Río por lo bajo, es la primera vez que lo hago en mucho tiempo, y Jane lo sabe, porque su cara es de completa sorpresa.

—Hola, Jane. —Ella sonríe acercándose a mi para abrazarme. Dándome un poco de consuelo.

—Disculpa por no venir ante.

Niego al sepáreme.

—Está bien.

La mayoría del tiempo lo paso sentada, o caminando por la habitación repleta de flores, peluches que tren consigo personas que conocen a Carla. Ella no se da cuenta de lo mucho que la quieren todos en el hospital, lo mucho que otras personas le toman aprecio y cariño.

—Y pensar que a nadie le caes bien. — Sonrío limpiando mis lágrimas, sintiendo la mano de Jane en mi hombro. —Si tan solo abrieras tus ojos.

Pero Carla no despierta.

Dark; Camren.   [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora