CAPÍTULO 16

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∽◇∽

Carla

Dos años atrás

¿Por qué lo hiciste? —Le pregunté al verla caminar por el pasillo en dirección contraría. Esa fue mi oportunidad de tomar su mano para detenerla.

—Carla, me están esperando. —Dijo Lauren al soltarse de mi agarre y seguir su camino.

Aquello era un dolor punzante en mi pecho.

No sé por cuánto tiempo estuve yendo y viniendo por el pasillo, sin cuidado, estaba realmente nerviosa y no podía pensar en nada más. Cómo era posible que después de aquel beso en su casa, y que dijéramos lo que sentíamos, actuara de esa forma tan fría y distante conmigo. Por más papeles que llevaba en la mano, era inútil concentrarme, y cuando me quise dar cuenta ya había chocado con alguien.

—Lo siento. Qué descuido. —Dije al levantar la vista y aquella persona me dedicaba una sonrisa impetuosa.

—No... no pasa nada. —Era un chico lo bastante atractivo. Sus ojos eran más claros que los míos un color parecido a la miel, su piel era tan blanca como la de Lauren, cabello castaño y la sonrisa iluminaba todo su rostro. No podía negarlo. Era guapo.

—Disculpa por estar a mitad de pasillo. —Sus manos las introdujo en sus bolsillos delanteros del pantalón de manera nerviosa, mientras se balanceaba de adelante hacia atrás.

—Descuide, no fue su culpa. —Mostré los papeles que llevaba en mano. El asintió como modo de aprobación.

—Tengo que irme. —Le dedique una sonrisa cordial antes de girar y marcharme.

—Espera... —Me detuve al sentir sus manos tomar mi antebrazo, al darse cuenta de su grave error me suelta. —Podrías decirme dónde se encuentra el consultorio del Doctor Eduardo.

Sonrío.

—Puede acompáñame tengo pensado dejar estos documentos con el Doctor.

Aquél chico camino conmigo en completo silencio, por el pasillo, hasta dar con la puerta de la persona que él estaba buscado. Al entrar me llevé una gran sorpresa, Lauren se encontraba allí. Y sus ojos estudiaban con atención al chico a mi lado, por un momento creí que lo asesinaría, se veía realmente molesta.

—Shawn. —Aquél chico saludo al Doctor con un abrazo que dejó a Lauren sorprendida. —Me da gusto verte. Veo que ya conoces a Carla Martínez. —Los dos me observaron, a excepción de Lauren, que tenía los ojos fijos en el chico.

—De una manera poco usual, pero encantadora. —Me sonríe. —Carla, hermoso igual que...

—Pero qué caballero. —El sarcasmo de Lauren hizo que todos la vieran.

Estaba roja, totalmente roja y parecía que iba a explotar de la ira. Le tendió la mano al chico y le dice con voz grave:

—Lauren, Lauren Williams.

—Me gustaría quedar a solas con Shawn. —Nos comunicó Eduardo.

—Carla, ¿puedo llamarte así? —Sus palabras, y su sonrisa me hacían sentir nerviosa.

—Yo...

—Me gustaría invitarte a comer, ¿crees que se pueda?

Que directo.

—Creo que eso no se va a poder. —Dijo Lauren, ella sonreía con cinismo, mientras sujetaba mi cintura. —Carla, y yo estamos saliendo. Y hoy tenía pensado preparar algo especial. —Lauren besó mi hombro, para luego sonreír.

—No, no sabía que...

—No solemos hablar de nuestra vida privada en el trabajo. —Interrumpió Lauren tomado a continuación mi mano. —Creo que es mejor que salgamos, cielo.

Tragué saliva al ver el desconcierto en los ojos de Shawn y la sonrisa que trataba de ocultar el Doctor Eduardo.

—Permiso. —Dije antes de salir del consultorio casi roja de la vergüenza, y el enojo. —No tenía que fingir nada, y mucho menos mentir. —Esto era una broma de mal gusto. Me solté de su mano con brusquedad, girando para alejarme de ella.

—Carla, no estoy mintiendo. —Me tomó del antebrazo para detenerme.

—Lauren, ya basta. Me ha quedado claro que no quieres nada conmigo, no tienes que actuar así.

De pronto su mano estaba sujetándome y llevándome con prisa por el pasillo hasta dejarme dentro de su consultorio.

—Lauren, ¿qué haces? —Cerró la puerta de su consultorio. —Lau... —Y mi voz fue ahogada por sus labios. Su manos tomaron mi cabeza con decisión. Sus besos posesivos y rebeldes me dejaban sorprendida y sin aire.

—Sólo de imaginar verte con alguien más que no sea yo, me enferma, Carla. —Volvió a besarme, pero esta vez más suave, húmedo y tierno, como si tuviese miedo de hacerme más daño mientras mi labio inferior temblaba, y suspiraba para contener las lágrimas.

—No me gusta tu actitud.

—Sal conmigo, Carla. —Eso fue la causa del llanto, la felicidad y el orgullo de Lauren. —Sal conmigo.

Dark; Camren.   [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora