CAPÍTULO 21

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Lauren

—Sus encías están algo moradas, pero no hay sangrado en ellas. Eso está bien. —Eduardo suelta los labios de Carla al apartarse, por lo que ella relame sus labios con disgusto.

—¿Está tomado los medicamentos?

Carla asiente.

—Claro que lo hace. Yo me encargo personalmente de eso.

Eduardo ríe por lo bajo, causando el sonrojo en las mejillas de Carla. Está sentada sobre la camilla, su espalda apoyada a la pared.

—¿Estás comiendo?

Él la mira, y por un momento veo lo pequeña que se siente bajo su intensa mirada. Yo lo sé, porque en ocasiones también suelo dedicarle esas miradas.

—No tengo apetito. —Responde ella con voz muy baja, como si aquello fuese malo, muy muy malo.

—Tienes que comer, Carla, y dormir. El sangrado nasal te esta advirtiendo.

Todo lo que dice Eduardo es verdad, Carla no come, no duerme, y el sangrado no es nada bueno. Sus ojeras ya son notorias cada vez más y el cansancio hace que no se quiera levantar de la cama por horas, las manchas en su piel y sus ojos van en aumento, y tengo miedo, miedo de ver como poco a poco se siente peor.

—Es todo por hoy,  pueden retirarse. —Antes de que salgamos por la puerta Eduardo coloca una mano en mi hombro. —Necesita seguir con los tratamientos, en especial las inyecciones de hierro.

∽◇∽

Al separarme de sus labios, le guiño un ojo, y antes de que la puerta del elevador se cierre por completo le digo que la amo. No puedo pasar desapercibido su pequeña sonrisa y aquel encanto en sus ojos. Es un encanto, y es hora de que descanse, así que debe estar yendo a la oficina, por mi parte debo revisar unos papeles de sus exámenes y pruebas de laboratorio. Estos días han sido no muy tranquilos y casa vez el esfuerzo físico y mental es demasiado.

Se que es mucho para ambas, pero lo superaremos.

Jane que cruza el pasillo en ese momento, me mira por breves segundos y me saca la lengua de la forma más infantil posible. No puedo creer que se comporte así, de igual forma me río por lo bajo, pero entonces algo cambia en su expresión, frunce el ceño y se detiene en seco. Hay un fuerte olor a alcohol detrás de mí por lo que me giro y veo a un hombre de apariencia desaliñada.

El hombre tiene un arma de fuego que tiembla entre sus manos.

—Shh... —Dice él, llevando sus dedos sucios a sus labios. —No digas nada, preciosa.

El corazón me late muy fuerte en el pecho ante la angustia que empieza a invadirme todo el cuerpo. Sus manos tiemblan. Están manchadas de sangre, y me pregunto de quién será. No veo rastro en su cuerpo o señales de que tiene algún daño. Solo son sus manos manchadas y su ropa sucia.

—¿Qué hace? —Su sonrisa se extiende de la forma mas cruel en sus labios, arrugando su piel, y sus ojos empiezan a dilatarse.

El hombre se ve como si no hubiese dormido durante varios días, y sus ojeras bajo sus ojos lo demuestran. Su cabello desordenado, su barba sin afeitar, su ropa sucia y rota me hace pensar que es un vagabundo.

—Necesito medicina. —Se acerca a mí, presionado el arma en mi frente. Cierro los ojos ante la sensación de escalofrío en mi cuerpo, y es que el metal no esta frío, está caliente, y me pregunto por qué. —Vamos, preciosa.

Dark; Camren.   [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora