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Pasaron algunas horas en las que Jimin estuvo llorando, él realmente no quería estar allí, tenía miedo a pesar de que aquellos muchachos parecían ser buenas personas.

...

Los hermanos Kim, estaban en la oficina de su padre, dentro de la gran empresa que éste dirigía.

—No estoy de acuerdo con eso— gruñó Taehyung cruzándose de brazos.

—Pues yo si— Sonrió SeokJin.

—Claro, como a ti te tocará un día más — se quejó Namjoon apretando los puños.

—Hagan lo que quieran entonces.— habló su padre frunciendo el ceño — Pero ya vayanse que no me dejan trabajar.

—Bien, entonces yo estaré con Jimin lunes, jueves y domingo.— aplaudió el mayor de todos.

—Si, si, ya cállate.— respondió Taehyung — A mí me toca el martes y viernes.

—Y a mi el miércoles y sábado.— concluyó Namjoon.

—¡Perfecto!— exclamó el señor Kim— Ahora largo.

Los chicos bajaron hasta salir del edificio y subieron de nuevo al auto que los esperaba.

Llegaron hasta la mansión y bajaron corriendo igual que unos niños pequeños.

—¡Yoongi!— gritaron al unísono, el mayordomo​ se hizo presente haciendo una reverencia— Que preparen la comida, tenemos hambre.

El peli negro asintió y se retiró hacia la cocina, los hermanos se miraron y corrieron a la habitación donde habían dejado a Jimin.

Al entrar en ésta, pudieron ver un pequeño bulto sobre la cama, se acercaron y entonces se llenaron de ternura al ver a su juguete hecho bolita durmiendo, parecía un angelito, cosa que les encantaba.

Lo miraron y sonrieron con malicia, los hermanos Kim no entendían porqué debían compartirlo pero no se quejaban pues el niño de cabellos grises les fascinaba, sin embargo; no estaban dispuestos a darle un trato distinto que a sus otros juguetes, sólo querían divertirse y jugar con él de la forma que les diera la gana hasta que se aburrieran.

—Bueno hermanitos, es lunes por lo tanto hoy me toca— habló campante SeokJin sentándose en la cama y provocando molestia en los menores.

—¡No es justo!— chilló Taehyung.

El mayor puso su rostro serio, miró al más pequeño con fijeza y éste tragó en seco, retrocedió con lentitud pues esa expresión en su hermano mayor le daba miedo.

—B-Bien— al fin contestó para luego salir corriendo de la habitación.

—Un día quedará traumado— habló Namjoon negando con la cabeza– Espero que eso sea pronto— sonrió.

—¿Porqué lo odias?

—Me robó mi lugar... Me robó mi atención... Lo odio por eso.

—Ya, ya... Porqué no vas a jugar con tus experimentos de ciencias... Quizá logres hacer algo importante y no sólo fracasos.

El menor frunció el ceño y salió enojado de la habitación, si, era verdad que le gustaba experimentar, era muy bueno con eso pero cuando quería crear algún ácido letal o veneno no lo lograba porque no tenía lo necesario y eso le frustraba.

SeokJin volvió la mirada a Jimin y le acarició el cabello con ternura pero éste sintió un frío terrible por lo que abrió rápidamente los ojos.

—Hola dormilón— Sonrió el castaño acariciando su mejilla con sus frías manos.

—Hola.— respondió tímidamente con un tono de voz casi inaudible.

—Ven, quiero que me acompañes.

El mayor se paró de la cama y fue seguido por un tímido y espantado Jimin.

Salieron de la habitación y al llegar al segundo piso, el peli gris podría jurar que vió a un niño distinto asomado por las escaleras hacia el último piso pero desapareció de inmediato.

Se detuvo a observar con mayor detenimiento.

—Jamás— dijo SeokJin captando la atención del menor y provocándole un escalofrío con esa mirada como de un asesino— Jamás subas allá, ¡Jamás! Por nada del mundo subas allá... por favor.— lo último había sonado a súplica pero eso inquietó más al menor.

Continuaron con su camino y una vez que llegaron a la habitación de SeokJin, se adentraron y Jimin observó que ese podría ser bien el cuarto de una chica. Paredes rosa pastel, cortinas blancas, osos de peluche por doquier, cuadros, incluso muñecos, algo que no tenía en mente pues la ropa del castaño era de tonos grises y negros, bastante serio para su gusto, aunque también había ropa de diversos colores que se asomaban por el closet.

SeokJin se dejó caer en un sillón que estaba en medio de la habitación y observó por unos segundos a su lindo juguete.

—Minnie.— lo llamó y Jimin lo vió confundido por el nuevo apodo— Quiero que te cambies esa ropa.

El menor tragó en seco y se acercó un poco.

—¿Qué... Qué me pongo?

—Eso.— señaló hacia la cama.

El menor se acercó y al ver el atuendo que pretendia que usará se quedó atónito.

—Pero...

SeokJin se levantó de inmediato y se acercó a él quedando a muy pocos centímetros de distancia.

—Aquí no hay peros niño... Si no quieres terminar mal, te recomiendo que obedezcas.

Jimin sintió terror ante SeokJin, el chico tierno no estaba ahí en ese momento.

De pronto un grito hizo alertarse al mayor, quien salió rápidamente de la habitación.

El Juguete de los hermanos Kim || Pausada IndefinidamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora