Capítulo 11

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-Sientate, no muerdo, bueno, solo si quieres que lo haga.

Lo miro y pongo los ojos en blanco

-Bueno, Apúrate que no tengo todo el día-digo sentándome en el sofá-.... busca el maletín de primeros auxilios, y rápido niño, que tengo que irme-digo mirándolo fijamente.

Me sonríe.

-Ya va, ya lo busco-dice saliendo de la sala de estar y dirigiéndose a quien sabe que parte por el maletín.

Cuatro minutos después vuelve a aparecer con el maletín de primeros auxilios y...sin camisa.

Frunzo el ceño, algo trama.

Me es imposible no notar que en estos tres años ha estado haciendo ejercicio, me lo presume en toda la cara con esos abdominales.

-Se puede saber el porqué de quitarse la camisa-pregunto.

Responde inmediatamente.

-Para estar más cómodo, es más, sería completamente feliz si tu también te quitarás la ropa.... De seguro tú igual.

Me pongo roja.

-Ya quisieras.

-Es solo para mayor comodidad, por nada más, o que creías, ¿qué te habrás imaginado en esa cabecita pervertida ?...Mm...Bueno no importa, toma-dice entregándome el maletín.

Ruedo los ojos

-Nada, pervertido.

Sonríe.

Le curo la herida que tiene en la mandíbula, empieza a hacer muecas mientras lo hago.

-Enserio, ¿tienes que hacer muecas cada vez que te acerco el algodón?, eres un cobarde.-digo.

-Es que duele, si quieres podemos negociar, yo no me quejo más...y tú me das el beso que me debes.

Abro los ojos como platos.

-Yo no te debo nada, y no te voy a besar, por mi síguete quejando.-digo y añado-...además, ya termine.-digo, guardando todo en el maletín y colocando las cosas en una mesita que está al frente del sofá.

-¿Ya?, que rápido.- dice frunciendo el ceño.

-Bueno...ya me voy-digo levantándome y dirigiéndome a la puerta.

-¿Tan pronto?-pregunta levantándose del sofá y siguiéndome hacia la puerta.

-Pues claro...ya terminé,no tengo nada más que hacer aquí-digo tomando la manija de la puerta, pero Dylan coloca su mano sobre la mía, parándome.

-Tengo tantas cosas en la mente sobre lo que puedes hacer aquí.

Una oleada de calor me recorre.

-Me tengo que ir Dylan, hasta pronto-digo doblando la manija, para abrir la puerta, pero apenas lo hago, Puff suena un trueno, y empieza a llover.

Qué suerte de perra... ¿Qué tiene en mi contra el mundo?...

Suspiro, y me volteo a mirar a Dylan, que está sonriendo.

-¿Eres un brujo o algo así?- le pregunto

Dylan sonríe más.

-Al parecer no te puedes ir todavía, está lloviendo.

-¿Y quién dice que un poco de lluvia me impedirá que me vaya?-le digo.

-Tú y yo sabemos que si te vas, te devolverás cuando estés a punto de doblar la cuadra, y yo te estaré esperando con la puerta abierta, para que entres, y te acurruques conmigo en el sofá-dice muy confiado.

El odio se demuestra de otra formaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora