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—Mark, hay eventos en nuestras vidas que nos marcan para siempre. Aún luego de morir.— Hyuck estaba apoyado con su hombro derecho contra el armario de la habitación de Mark. Miraba a un punto fijo en el suelo, con su cabeza hacia abajo, con pena y vergüenza. —Yo... realmente no sé cómo morí. Cuando dije que sabía, mentí. ¿Sabes? es estúpido no poder recordar tu propia muerte. Aunque tengo varias ideas, no puedo recordarlo, no puedo, ni para eso sirvo.— hablaba con desprecio. —Es como si estuviera bloqueado. Lo último que recuerdo es entrar a mi casa ese veinte de octubre, luego sólo hay oscuridad, y lo siguiente que recuerdo es de dos semanas después de mi muerte. — el colorado contenía las lagrimas en sus ojos, pero aún así varias de ellas caían silenciosamente por su mejilla sin que este lo notara. — Nadie me veía.— sollozó. — Le grité a mis padres por días, yo no sabía qué pasaba. No sabía que estaba muerto...— Mark rápidamente se levantó de su lugar y tomó al menor en sus brazos. —No sé si mi muerte fue ese 20, o una semana después, o un día antes de cuando empecé a recordar. Sólo se que tengo miedo. Estoy aquí solo, muerto, podrido...

—Hyuck...— Mark no sabia qué decir.

Donghyuck lo miró a los ojos. Se limpió una lágrima que caía por su mejilla con el dorso de su mano.

Se alejó bruscamente de el chico a su lado y se deslizó contra el armario hasta quedar en el suelo, hecho una bolita. Mark permaneció parado.

—Todo se puede superar, hyuck. Nada es para siempre.— Hyuck lloraba tan fuerte y se veía tan frágil, que el mayor creía que podría romperse si lo tocaba. Quería acercarse.

—Tú no has visto lo que yo vi. No has vivido mi vida.— susurró, como si estuviera enojado. Las paredes comenzaron a temblar. El cuadro que estaba colgado sobre el respaldo de la cama de Mark cayó, al igual que algunos libros y películas vhs de colección que tenía en estantes.

—Tú no sabes lo que se siente estar muerto porque tú no lo estás. No te estás pudriendo en una tumba tres metros bajo tierra. Tus padres no se separaron por tu culpa, nunca te sentiste invisibles. Nunca fuiste invisible.

Mark dio dos pasos atrás.

—Sólo intento ayudarte.— las paredes de pronto dejaron de retumbar, y por un momento todo se sintió tranquilo. — Déjame ayudarte. Quiero que estés bien.

El menor se rió amargamente. —El daño ya está hecho, ya no estoy aquí. ¿En qué podrías ayudarme?

Mark se acercó a paso firme y se agachó frente a él. —Te ayudaré a irte de aquí. De este lugar, de esta casa. A algún lugar mejor.

El pelirrojolo miró con los ojos bien abiertos, abultando los labios. Su nariz, ojos, y el arco de cupido de sus labios estaban rojos e hinchados por llorar. —¿Harías eso por mí?¿Aún si eso significa que ya no me verás?

—Aún si eso te aleja de mi— secó una lágrima que todavía caía por la mejilla del otro; sonrió —Sabré que estás bien, y eso me hará feliz.

Donghyuck se acunó a si mismo con la mano de Minhyung que aún estaba sobre su mejilla, y sonrió.

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Mark caminaba hacia su casa acompañado por Jeno.

Habían ido a tomar un helado en el centro comercial y como la casa de Jeno quedaba cerca de la casa de Mark, éste decidió acompañarlo.

Se habían vuelto bastante cercanos.

Pero no lo suficiente.

Entre risas, chistes, y algunas bromas de partes de ambos, sin darse cuenta, habían llegado a la casa.

—Bueno, es aquí.—habló Mark.

Jeno miró la casa, la conocía perfectamente. Y a pesar del tiempo, y los cambios notorios que ésta tenía, le seguía causando los mismos escalofríos.

—¿No quieres pasar un rato? Aún es temprano, podemos ver-,—

— No, Mark, creo que debería irme ya...— Jeno lo interrumpió. Quiso salir corriendo, pero el mayor habló antes de que siquiera pudiera poner un pie delante del otro.

—Ey, ¿estás bien? estás un poco pálido, tal vez te bajó la presión; creo que no debimos caminar tanto tiempo al sol, eso tal vez te hizo mal. Ven, te daré un vaso con agua y descansarás unos minutos.— No dejó que hablara. Tomó su brazo y lo condujo dentro de la casa.

Jeno quería convencerse a sí mismo de que lo mejor era entrar. Había pasado tanto tiempo, que ya no recordaba cuándo dejó de venir durante las madrugadas y quedarse varios minutos mirando hacia arriba, intentando descifrar el misterio detrás de esa ventana triangular; aquella que era del ático.

Y cuando entró, se dio cuenta de que el lugar ya no era el mismo. Los sillones eran diferentes, las fotos no eran las mismas, había una alfombra distinta, más nueva. Inclusive el candelabro del comedor era distinto, y ahora el lugar olía a vainilla, no a limón.

Cuando llegaron hasta la cocina, Mark sirvió un vaso con agua y se lo entregó a Jeno.

—¿Te sientes mejor, Jeno?— preguntó Minhyung.

—¿Jeno?— una voz dulce, gangosa, casi infantil habló detrás de él y una ola de sentimientos chocó contra su corazón; sentía que éste se le iba a salir del pecho. Se le erizó la piel y con un poco de miedo, se dio vuelta.

Vio la figura pequeña, indefensa, los cachetes regordetes, la piel morena y los ojos brillantes de su amigo.

El vaso que antes estaba e su mano, ahora yacía en el suelo hecho añicos, pero parecía que nadie se había dado cuenta de eso.

—¿Haechan?— el peliblanco se acercó unos cuantos pasos y se frotó los ojos, atónito, aún creyendo que era un sueño.

—¡Jeno, te extrañé tanto!— Gritó el menos y sin pensarlo dos veces, saltó a los brazos de su viejo amigo, y lo abrazó tan fuerte como pudo.

Minhyung no entendía absolutamente nada.

—¿Eres real? ¿En serio estás aquí? Dime que no es un sueño.— aún tenía al menor entre sus brazos pero lo había alejado un poco para poder verlo a la cara.

Hyuck lo abrazó un más fuerte y colocó su cabeza en el pecho de Jeno. —Estoy aquí. Al fin me ves...

—¿Se conocen...?— Mark se sentía perdido, como si ambos le hubiesen ocultado algo.

—Jeno y yo eramos amigos, o algo así...— lo último lo dijo en un susurro casi inaudible. Haechan bajó la cabeza al recordar algunas cosas. "Te quiero"

—Hyuck— habló Jeno. —¿Por qué estás aquí? quiero decir...— hizo una pausa, estos eran temas delicados. —Yo...yo estuve en tu funeral. Te vi en el cajón, dejé girasoles en tu tumba cada domingo durante un año...

Jeno bajó la cabeza, todo esto aún dolía.

—Yo fui quien encontró tu cuerpo.

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Gracias por leer esta cosa, en serio me emociona mucho akdkfijs
Gracias, otra vez. Les amo💕

(perdón si el capítulo no es tan largo, es que quería subirlo lo antes posible)

venusxx

유령; ghost • markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora