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"Jeno, realmente no eres un mal chico. Sólo has tomado malas desiciones en tu vida. Pero eso no te hace malo. Yo sé que no lo eres. Sé que no querías que ellos murieran. Sé que tu lo amabas, los amabas a ambos. Yo también los amaba. No te sientas mal por mi, todo esto, no es tu culpa nada de esto lo es, no te sientas mal. Estaré bien desde ahora, lo prometo. Ya no tendras que preocuparte por mi, ya nadie más lo hará. Vamos tonto, dime algo. Sé que estás ahí. Si no estás, si en realidad no estás y este mensaje de voz lo escuchas en unas horas, no me busques. Espera, ya sabrás de mi, pero no me busques, no hoy, ni mañana, espera a saber de mi. Tal vez ni siquera escuches esto, o no te interese buscarme, está bien si es así. Aún no estoy seguro de lo que voy a hacer, pero ya no hay vuelta atrás. No tomes esto como una despedida. Tan sólo es un 'Hasta luego, amigo' o algo así. Se que algún día nos volveremos a ver, aunque dudo que sea pronto. Espero que no sea pronto.Tan sólo quiero decirte que... gracias. Gracias por darme un primer y último amor. Adiós, Jeno. Te quiero."

Pasaron meses hasta que Jeno finalmente pudo dejar de soñar con la voz de su amigo, repitiendo una y otra vez, sus últimas palabras.

"Te quiero". A veces sentía que podía escucharlo, que estaba más cerca de lo que imaginaba y eso lo aturdío por mucho tiempo.

Porque Jeno nunca logró aclarar sus sentimientos hacia el pequeño de risos rojos, aquel que varios meses antes de la tragedia había comenzado a robarle sonrisas y hacía que su corazón se agite. Nunca logró decirle lo mucho que lo apreciaba, lo mucho que lo amaba. Y con frecuencia se preguntaba qué hubiera pasado de haberlo besado cuando tuvo la oportunidad. Tal vez las cosas seguirían iguales, tal vez declararse a Donghyuck no hubiera evitado su suicidio, después de todo no estaba seguro de que Donghyuck estuviera realmente interesado en él. Pero por lo menos no se estaría arrepintiendo de nunca haberlos probado.

Apostaba a que eran dulces y suaves, pero con ese toque explosivo que hacía que tus entrañas se revolvieran y quisieras más; tal como la personalidad del menor. Inesperado con un leve toque divertido, tal vez una que otra mordida o sonreir a la mitad. Pero nunca lo sabría.

En sus noches más solitarias visitaba la casa de Hyuck. No entraba, obviamente. Pero sí se quedaba mirándola desde la vereda de en frente, con la vista fija en la ventana circular del ático, empañada por el frío de la noche y el rocío. Algo vieja, abandonada, tal vez llena de polvo aunque no lograba distinguir bien, pero aun así con ese toque de vida que lo hacia alucinar. Podía ver a Donghyuck apoyando sus manos sobre esta sin siquiera dejar una marca, y mirándolo con un ligero toque de angustia y dolor; pero Jeno creía que sólo alucinaba. Asi que sacudía la cabeza intentando alejar la imagen del pequeño de su mente y volvía a su casa tarareando alguna canción que estuviera de moda en ese momento, y Donghyuck no lo volvía a ver en cierto tiempo.

Pero en esta historia, ¿quién tiene la culpa? nunca sabemos qué consecuencias tienen nuestros actos y quién sabe si hoy mismo hicimos o dijimos la palabra que desencadene una serie de eventos que terminen en tragedia, una como esta, o como otra mucho peor (si es que es posible). Nadie nos asegura que mañana sigamos vivos, o que las deciciones que tomamos hoy son las correctas. El futuro es incierto, y nadie nos puede culpar por los actos del presente si no sabemos qué pasará en un futuro. Algunos actuan por impulso, otros analizan la situación, pero de ambas maneras nada nos da la garantía de que las cosas nos salgan bien.

Y esa lógica usaba Jeno para no sentirse tan mal. Él no sabía cuales iban a ser las concecuiencias de sus actos, y hasta la muerte de Jaemin siempre creyó que hacía lo mejor. Luego de eso todo se convirtió en un caos. Las pericias, los rastreos, la busqueda de huellas digitales, y él sorprendentemente quedando fuera del caso. Todo hasta que la policía se quedó sin pistas, y decidieron cerrar el caso. Jeno nunca se perdonó haber dejado que esos desgraciados quedaran libres de cualquier sospecha, y tenía la certeza de que en cuanto tuviera la oportunidad, les devolvería todo lo que ellos le hicieron.

유령; ghost • markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora