Pasaron unos meses, ya estaba inscrito en la carrera de literatura dentro de las mejores universidades, me lo merecía por todo lo que tuve que aguantar y al menos estaba cumpliendo con su palabra.
Tuve que pedirle una disculpa a Zabdiel, él no tenía nada que ver en esto y no se merecía los gritos junto con el golpe que le di por casualidad. Se podría decir que con él fue con el único que acabé en buenos términos.
Con Joel no he vuelto a hablar, lo saqué completamente de mi vida y de mis planes. Con Christopher solo hemos hablado por el tema de la inscripción, nada más allá de eso.
Habían días en los que me desesperaba por la falta de sexo a un nivel que temblaba, estuve muchas veces a punto de llamar a Christopher y pedirle que tengamos relaciones, pero eso sería volver a lo mismo y no quería sus malos tratos nuevamente. Me daba vergüenza pedir ayuda en esto.
Me volvió la alegría que había perdido al ver las caras de mis padres cuando supieron que podría estudiar, ellos jamás se enterarían de lo que hice.
- Un cappuccino, por favor - le pedí a la chica que se acercó para atenderme. Necesitaba estudiar y siempre que tenía tiempo libre prefería hacerlo fuera de casa.
Solía venir aquí con Joel de vez en cuando, me gustaba mucho la vista y la tranquilidad que se sentía aquí.
- Aquí tienes - dejó el café en la mesa - hola, en un momento los atiendo.
Bebí un sorbo de mi café, estaba delicioso.
- ¿Erick? - esa voz la conocía perfectamente.
- Joel - dirigí mi mirada hacia él encontrándome además con Christopher ¿Que hacían juntos?
- Ya encontré una mesa - escuché la alegre voz de Zabdiel - ¡Erick!
- Hola Zabdiel - me levanté a saludarlo - ¿Cómo estás?
- ¿Bien y tú?
- Bien, gracias.
- ¿Te sientas con nosotros?
- No gracias, estoy estudiando.
- Bueno, gusto en verte - tomó la mano de Joel quien seguía mirándome para caminar.
Christopher se quedó mirándome como esperando que le diga algo, ya ni siquiera me daba nervios tenerlo cerca, era como una persona común y corriente.
- ¿A mi no me saludas?
- Hola.
- Que frío sonó ese saludo.
- ¿Necesitas algo? No es de grosero pero estoy estudiando - tomé asiento y pude ver que él también lo hizo.
- ¿Cómo estás?
¿Él preguntándome a mi como estaba? Me parecía bastante extraño que le nazca así como así.
- A ver Christopher - hice mi libro a un lado - al grano, que quieres.
- Que te hace suponer que quiero algo - se acomodó en la silla.
- Si no quisieras algo simplemente hubieras seguido a tus amigos.
- Simple - tomó un pequeño respiro - acuéstate conmigo.
- Lo supuse, ven - le pedí que se acerqué un poco para hablarle al oído - yo no tropiezo con la misma piedra dos veces, si hubieras aceptado mi ayuda hubiera sido distinto pero te conformaste con nada.
- Extraño tu cuerpo - acercó su cara más a la mía - solo una vez más.
- Tú no eres de extrañar algo, con tal de tener sexo eres capaz hasta de mentir - comenzó a alejarse - llegué a pensar que me gustabas Christopher.
- ¿Te gusté alguna vez?
- No, no lo hiciste.
- Y como sabes que no - su mirada estaba fija en mi, en realidad nos mirábamos mutuamente.
- Porque lo único que llegué a sentir por ti fue una pasión obsesiva, con tal de tener placer de tu parte me sometía a todo una y otra vez. Me di cuenta de que no me gustabas como hombre cuando comenzaron las agresiones, los maltratos, cuando me di cuenta de que solo veías por ti, que nada de los gestos buenos que yo tenía contigo daban resultados.
- Erick...
- Como te lo dije una vez, a mi si me nacía hacer las cosas por ti - tomé una de sus manos - pero contigo todo era tan frío, hasta el último día juntos te ofrecí mi ayuda y me corriste ¿que esperas? ¿que te diga que sí? ¿que me puedes ofrecer tú a mi?
- Creo que nada - desvió la mirada.
- Ahí está, yo tengo mucho para ofrecer a quien verdaderamente me quiera - solté su mano que estaba cálida - y ese evidentemente no eres tú, ojo, no lo digo por ti sino también por mi.
- ¿A que te refieres?
- A que tenemos algo en común, que yo tampoco te quiero para formar algo, para entregarte mi cariño o para dar algo por ti, te falta mucho para ser alguien realmente interesante, puedes tenerlo todo, pero como persona dejas mucho que desear.
Su mirada estaba pendiente en lo que hacía, pedí la cuenta, guardé mis cosas y me puse de pie para salir de ahí, estaba todo más que hablado.
- Erick - apretó mi mano con una fuerza elevada - no puedes irte así.
- Que tengas suerte, nos vemos - quité su mano y avancé a la salida.
Sentí mucho alivio al decirle eso, creo que necesitaba hablar con él este tema para poder seguir mi vida normal. Ya era hora de ser feliz, de vivir, de conocer gente nueva, de dejar atrás todo esto incluyendo a Joel y a Christopher.
Ellos dos me dañaron pero yo no era quien para juzgarlos, la vida se encargaría de ellos y a mi seguramente me traería nuevas personas que valoren más como soy yo y lo que puedo llegar a entregar.
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Si fue corta, lo sé 🙁 ¿Epílogo?
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Pasión Obsesiva - Chriserick (Primera Parte)
Fanfic- Eso sería cómo prostituirme. -NO SE PERMITEN ADAPTACIONES-