Capítulo 30

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Una vez que llegaron a las instalaciones de la nuevo Chess, Tsunayoshi entraba la puerta principal de la mansión, las puertas se abrieron automáticamente. Dos filas de mayordomos y sirvientas se inclinaron recibiéndolo.

Al instante Elena apareció en su lado.

- ¿Algo nuevo? -pregunto Tsunayoshi que no detuvo su paso. Elena le siguió desde atrás en silencio.

-No, amo. Hice lo que ordeno hace unos minutos.

-Perfecto. Te pido que nadie nos interrumpa. Gracias. -le dio una sonrisa media.

-No es nada. Amo. -dejo de seguirlo haciendo una reverencia. En el momento llegaba a su lado uno de las mucamas consultando sobre unas actividades tomando otro camino.

Tomo mas tiempo de lo pensó llegando al jardín donde solo altos miembros podían estar, o sea solo las Wardon y Elena podían ingresar ese lugar sagrado. Al llegar dio un profundo suspiro.

Estaba dentro de la mansión con cielo falso protegido ante cualquier ataque aéreo, un jardín lleno de rosas y flores dando un ambiente agradable como si estuvieran en el exterior, sin embargo, en las sombras guardaba las doncellas de Aruko, las mujeres que debía protegerla tanto a ella como los hijos de Tsunayoshi. En un quiosco pequeño Aruko en una manta extendida tenia a las cuatrillizas que intentaban gatear y Cedric encargándose que no fueran mas haya que la manta, no quería que sus hermosas hermanas se ensuciaran o se lastimaran con el pasto.

La presencia de Tsunayoshi era de notar al instante cuando entraba en una habitación, asique Cedric pudo sentirlo al estar unos metros de distancia de ellos.

- ¡Papa! -su primogénito se levantó de primero Cedric que estaba con su madre y hermanas, grito en el instante que vio a su amado padre.

-Hola Campeón. -Tsuna se arrodillo tomando a su hijo en brazos. En el lugar Aruko, lo esperaba, aunque también quería lanzarse a él. Debía darle el tiempo a su hijo ya después podría tenerlo solo para ella. - ¿Qué tal has estado?

-Bien. -respondió Cedric mostrando sus dientes pequeños. Se dirigió donde Aruko donde ella lo recibió con un beso.

Las niñas hicieron lo que pudieron, bueno lo que sus pequeños cuerpos le permitían para ir donde estaba su padre.

- ¿Cómo están mis princesas? -todas balbucearon.

Tsunayoshi pudo notar algunos cambios físicos en ellas que miro a su esposa en busca de respuestas que solo encogió sus hombros.

-Dice Yvonne que se nota que son nuestros hijos. -sonrió por la manera como termino cansada de jugar con ellos.

-Si, todas heredaron tu belleza. -Aruko se sonrojo, cada vez que lo decía Tsunayoshi era único, muchos se lo desean incluso cuando era pequeña pero ahora solo Tsunayoshi podía hacerle reaccionar de esa manera.

Las cuatrillizas seguían llamando la atención de su padre que jalaban sus pantalones y sus mangas del saco.

Pasaron así de esa manera hasta que ya era la hora de la cena, fueron al comedor principal, las mucamas se encargaron de darle comer a las bebas Tsunayoshi admiraba a las niñas que no hacían muchos berrinches o ruidos. Aruko las criaba bien.

Un raro sentimiento le inundo en su corazón al ver que Cedric comía por sí solo, ¿Cómo aprendió a comer por si solo? ¿Cuándo fue que él no se manchaba? ¿Cuándo aprendió los modales de la mesa?

-Buenas noches, papa. -sus pensamientos se desconectaron en el momento que Cedric se acercó a despedirse.

-Buenas noches, Cedric sueña bien. -le daba un beso en la frente y este se iba con un mayordomo a su habitación. Las cuatrillizas fueron tomadas por sus nanas y las llevaron a su cuna.

Nuovo Amore (Katekyo Hitman RebornDonde viven las historias. Descúbrelo ahora