♡Capitulo 6♡

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—Yo creo que Harry está celoso —dijo Rita cuando le conté sobre mi pasada noche en casa de mi madre.

Fruncí el ceño ante su observación y le lancé un puñado de papas fritas al rostro. Ella respondió lanzándome algunas también.

—Él no tiene ningún motivo o razón para ponerse así —le dije. Rita rodó los ojos.

—Já, enamorados. Todo el mundo se da cuenta de la atracción entre los dos, menos ellos —dijo, exasperada.

—¿Yo, enamorada de Harry?

—Por favor, _____, es tan obvio.

—Es cierto —la secundó Dulce, la chica gótica que tomaba los turnos de cajera por la tarde. Ella llevaba su maquillaje oscuro al extremo: su boca estaba pintada de negro, sus uñas tenían pequeñas calaveras plateadas que hacían juego con sus accesorios, su piel se encontraba pintada de blanco cadáver y tenía un tatuaje en el brazo de una mano mostrando el dedo medio que decía: ¿Te parezco Dulce ahora?—. No hablas de otra cosa más que de él.

—Cariño, reconozco el amor cuando lo veo —opinó también Mirna—, recuerdo cuando estuve casada hace doce años... —suspiró teatralmente—. Fue una pesadilla. Por eso te digo que tienes que aprovechar y sacarle el jugo a tu juventud. Acuéstate con tantos hombres como puedas, no vaya a ser que después descubras que tienes cincuenta y que tu piel está arrugada hasta por las zonas bajas...

—Ok, demasiada información —la detuve.

—Muchachas, muchachas. Por favor, dejen de hablar —nos regañó Cliff. Supuestamente estábamos en medio de una reunión de trabajo, discutiendo sobre el nuevo aditivo al menú: una hamburguesa de pollo con extra chile picante, cortesía de los ejecutivos de alto rango.

—Les voy a pasar algunas muestras para la degustación —nos dijo él—, yo en lo personal ya comí tres de ellas. Las van a disfrutar. Gustavo, el único chico que trabajaba en el restaurante, nos pasó las

hamburguesas envueltas en un papel marrón mientras que Cliff tomaba asiento y comenzaba a devorar otra.

—Escuché que tú y tu ex novio saldrían este sábado —mencionó Gustavo cuando se detuvo a mi lado.

Él andaba como por los quince años; era de piel canela y en su rostro empezaban a aparecer pequeñas manchas dignas de la pubertad.

—Las noticias aquí vuelan rápido —murmuré.

—¿Entonces? ¿Es verdad?

—No del todo —dijo alguien a mis espaldas—, también saldrá conmigo.

Ni siquiera me volteé a verlo, ya sabía que se trataba de Harry. ¿Cómo rayos pudo entrar al restaurante si se suponía que estaba cerrado?

Gustavo amplió los ojos enormemente, luego se escabulló como rata cobarde.

Harry arrastró una silla a mi lado y tomó algunas de las papas fritas que tenía en mi plato.

Instantáneamente sentí a más de cuatro pares de pies chocando contra los míos por debajo de la mesa, como diciendo: ¿Veees?

—Oye, aun no he terminado de comerlas —protesté, ignorando todas las miradas de mis compañeras de trabajo.

Harry parpadeó en mi dirección y continuó comiendo como si yo no hubiera dicho nada.

Llevaba cada papa a su seductora boca con un movimiento en la muñeca que... Simplemente era hipnótico verlo.

—¿Qué haces aquí? —pregunté cuando recordé que no se deben ver a las personas fija e indiscretamente como si fueran una clase de postre para devorar—. Esta es una reunión de trabajo y tú no trabajas en este lugar... —Harry se levantó momentáneamente de su asiento, buscando con la mirada a alguien. Sus ojos se detuvieron en Cliff.

{Terminada} ᴘroнιвιdo eɴαмorαrѕe de нαrry ѕтyleѕ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora